miércoles, 25 de septiembre de 2013

EE.UU. no gana para sustos nucleares: Accidentes 'domésticos' con bombas H

Corbis / RT / deviantart.com

Recientemente, las autoridades estadounidenses desclasificaron informes sobre la caída en 1961 del bombardero estratégico Stratofortress B-52G con dos bombas de hidrógeno en Carolina del Norte.
El documento obtenido por el periodista Eric Schlosser revela que la Fuerza Aérea de EE.UU. estuvo a punto de detonar sobre Carolina del Norte una bomba atómica 260 veces más potente que el dispositivo arrojado sobre Hiroshima. 

Según un informe del 1969, una de las bombas estuvo a punto de estallar, lo que habría afectado a millones de personas de gran parte de la costa este de los Estados Unidos. Aquella bomba se comportó exactamente como un arma nuclear debe comportarse durante un acto de guerra: su paracaídas se abrió, y se activaron los mecanismos de detonación, informó el 20 de septiembre 'The Guardian'. Sin embargo, una disfunción del interruptor evitó el desastre.

En realidad, han sido numerosas las situaciones de emergencia con armas nucleares registradas en Estados Unidos varias veces. En al menos cinco casos el país estuvo a bordo de sufrir una verdadera explosión nuclear, según los datos que recoge el portal lenta.ru.


El incidente en GoldsboroEn la noche del 23 a 24 enero 1961 el bombardero estratégico Stratofortress B- 52G intentaba repostar en vuelo cuando detectó un escape de combustible en uno de sus tanques. En pocos minutos el gigantesco avión perdió 17 toneladas de combustible e intentó aterrizar en la base cercana de la ciudad de Goldsboro. 

A unos 3000 metros el avión empezó a sufrir destrozos y el piloto ordenó a los tripulantes que abandonaran la aeronave. Cinco miembros de la tripulación sobrevivieron, uno murió durante su aterrizaje con paracaídas y otros dos perdieron la vida al no haber podido saltar a tiempo de la nave siniestrada. Cuando el avión se encontraba a 3000 metros cayó la primera bomba Mark 39 y cuando estaba a 610 metros cayó la segunda. 


Un sencillo interruptor de baja tensión se interpuso entre los Estados Unidos y una gran catástrofe

Pocas horas después de la publicación del primer material (el 20 de septiembre), 'The Guardian' publicó una copia del informe redactado en 1969 por Parker Jones, jefe del departamento de laboratorio de Administración Nacional de Seguridad Nuclear. Curiosamente, este documento sostiene que el sistema de seguridad de la bomba se componía de cuatro subsistemas, tres de los cuales de desactivaron, por orden secuencial, a medida de que la bomba iba cayendo. Cuando solo faltaba por activarse el cuarto interruptor, el de baja tensión, esto no sucedió. A modo de conclusión Jones escribió: "Un sencillo interruptor de baja tensión se interpuso entre los Estados Unidos y una gran catástrofe". 

A diferencia de las versiones oficiales, el informe afirma que la potencia de la bomba fue de 24 megatones, es decir, 1.200 veces más potente que la Little Boy, que prácticamente redujo a cenizas la ciudad nipona de Hiroshima en agosto de 1945. 


Al borde de catástrofe
La caída de las bombas en Goldsboro no es el único caso que estuvo a punto de desencadenar un cataclismo nuclear en EE.UU. Según las estadísticas oficiales, desde 1950 en EE.UU. se registraron 32 accidentes con armas estratégicas, de los que al menos cinco habrían podido desencadenar una explosión nuclear. 

En 1958 chocaron en el cielo de Georgia un bombardero B- 47 Stratojet y un caza F- 86 Sabre. A bordo del bombardero, que se estrelló después de la colisión (los pilotos lograron eyectarse), se encontraba la bomba Mark 15, de tres megatones de potencia, que se cayó cerca de la isla Tybee y nunca fue hallada. La dilatada historia del armamento nuclear estadounidense conoce varíos casos como este. 

Sin embargo, la primera vez que EE.UU. afrontó una amenaza real de explosión nuclear en su territorio, se produjo en 1950, cuando un bombardero B- 50 Superfortress que despegó desde su base en el estado de Ohio perdió el control y cayó cerca del lugar del despegue. Los restos de la aeronave se incendiaron y en el lugar del siniestro se encontraron las bombas nucleares que portaba. Una breve descripción del acontecimiento fue dada a conocer por el Instituto de Investigación de Radiobiología de las Fuerzas Armadas.

El segundo accidente con riesgo de explosión nuclear se produjo en 1957, cuando el bombardero B-36 transportaba una bomba termonuclear de la base aérea Biggs a la base Kirtlend, en Nuevo México. Cuando la aeronave se aproximaba a su destino final, una bomba de tipo no identificado cayó del avión a tan solo 500 metros del almacén de municiones nucleares. Al impactar contra la superficie, el explosivo convencional que sirve para activar la detonación de la carga de plutonio explotó. Si bien no se produjo explosión nuclear, en el lugar del incidente se formó un cráter de 3,7 metros de profundidad y 7,6 metros de diámetro. 

Otro incidente que se produjo en 1956 no tuvo relación con el transporte de armas nucleares. Un bombardero B-47 se precipitó sobre un almacén de bombas estratégicas Mark 6 (estas bombas se fabricaron en versiones de 8, 26 , 80 , 154 y 160 kilotones) destruyendo el depósito y propiciando que tres de estas bombas cayeran de los estantes. Acto seguido explotaron los tanques de combustible de la aeronave y el combustible se derramó sobre seis bombas. Uno de los zapadores que participaron en la operación en el lugar del accidente indicó en su informe que una de las bombas tenía la espoleta instalada en el momento de su caída del B-47 y que "no explotó de milagro". 

En 1958 de un bombardero B-47 que despegó de una base aérea cerca de la ciudad de Savannah, en Georgia cayó accidentalmente una bomba nuclear, debido a problemas en la bodega. La bomba cayó sobre una casa, detonando la carga convencional que sirve para detonar el artefacto nuclear. Los detalles del incidente siguen sin conocerse. El accidente se produjo apenas un mes después de la colisión del B-47 y el F- 86 sobre Georgia. 

Después de la caída del B-47 en 1958 se registraron en Estados Unidos un gran número de accidentes con armas nucleares. Por ejemplo, un bombardero B-52 con dos bombas nucleares a bordo se estrelló en 1961 cerca de Yuba City, en California. En este caso los fusibles del sistema de seguridad de las bombas funcionaron, pese a la caída de la aeronave y al incendio que se desató. Sin embargo, este y otros casos no supusieron una amenaza nuclear tan grande como los antes descritos. 

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