El primer grupo de cadetes formados con los avanzados aviones de entrenamiento Yak-130, pensados para preparar pilotos de cazas de quinta generación, se graduó este año de la Escuela de Pilotos Militares Chkálov, en la ciudad rusa de Borisoglebsk.
A día de hoy la escuela dispone de 34 aparatos de este tipo, desarrollados para entrenar a pilotos de cazabombarderos de cuarta y quinta generación y que en el último salón aeroespacial de París fueron reconocidos como los mejores aviones de entrenamiento del mundo.
Los estudiantes han confirmado que el aparato es fácil de pilotar y de dominar.
"Hasta que el estudiante no complete las tareas requeridas por los instructores o por el manual de uso, el avión no se dejará pilotar, e incluso aconsejará qué pasos hay que seguir antes de proceder al pilotaje", explicó el comandante de la Fuerza Aérea rusa, el teniente general Víktor Bóndarev, durante el salón aeroespacial MAKS-2013 que se celebró este agosto cerca de Moscú.
"Es muy fácil de manejar y perdona muchos errores de pilotaje […] Cuando éramos cadetes cualquier pérdida de velocidad conllevaba el peligro de entrar en barrena, una maniobra de la que es muy difícil salir", explicó.
Con el Yak-130 la situación es muy distinta, ya que es muy difícil que este avión entre en barrena. Pero si por alguna razón lo hiciera, basta con soltar el timón para recuperar el control del aparato.
El nuevo biplaza de entrenamiento y combate de ala media se caracteriza por un avanzado sistema hipersustentador y una alta relación empuje/peso (0,7-0,8). Los trenes de aterrizaje de tres patas permiten utilizar este avión tanto en pistas de suelo natural como en pistas de hormigón de unos 1.000 metros de largo.
La planta propulsora está dotada de dos motores turborreactores RD-35 de 2.200 kilos por segundo de empuje cada uno de ellos. La vida útil del motor es de unas 6.000 horas.
El avión está dotado de un modernísimo sistema de equipo radioelectrónico de a bordo, cuyo núcleo es el subsistema de control de vuelo 'fly-by-wire', totalmente automático. El sistema informativo en cada cabina se basa en pantallas LCD multifuncionales. El aparato incorpora 6 puntos portadores de armamento, tres en cada ala, lo que hace posible usarlo como un ligero avión de ataque.
Uso en combate
Hoy en día la Fuerza Aérea rusa está estudiando la posibilidad de emplear este avión en misiones de combate, puesto que su diseño permite instalar radares de puntería y cualquier otro equipo necesario, y la potencia de su planta de propulsión permite blindar la cabina del piloto y los elementos más importantes del aparato.
"El diseño de la aeronave permite que reconvertirla en avión de combate sea relativamente fácil. Instalar un radar en el morro será la tarea más difícil en su adaptación, que se encuentra en etapa de desarrollo. Si se toma la decisión de desarrollar la versión de avión ligero de combate, esta idea se pondrá en práctica", señaló Konstantín Popóvich, el diseñador jefe del Yak-130.
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