Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Es muy probable que las elecciones presidenciales de la próxima semana en Irán puedan servir como un referéndum nacional sobre la diplomacia nuclear del país, en vista de la divergencia de recetas políticas de los ocho candidatos certificados para aparecer en la papeleta de votación, entre ellos un antiguo y el actual negociador nuclear, y las diferentes alternativas que ofrecen.
Del lado conciliador está Hassan Rowhani, un clérigo educado en Gran Bretaña quien encabezó el equipo de negociación nuclear iraní de 2003 a 2005 y es conocido por su pragmatismo nuclear que en esa época llevó al acuerdo de Irán a una suspensión total de actividades nucleares conflictivas.
Rowhani comenzó su candidatura declarando que la nación iraní tiene “otros derechos fuera del derecho nuclear”, es decir, haciendo una crítica disimulada al actual gobierno por otorgar supuestamente prioridad a los intereses nucleares a costa de otros intereses nacionales. Estrechamente alineado con el ex presidente Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, a quien el Consejo de Guardianes impidió que presentara nuevamente su candidatura, Rowhani es considerado como un moderado que ha prometido evitar “una retórica ruidosa” en la política exterior y normalizar las relaciones con el resto del mundo si es elegido presidente.
Saeed Jalili, el actual jefe del equipo de negociación nuclear de Irán, considerado el candidato a ganar por elementos de los medios iraníes, ha mantenido consecuentemente una postura de negociación de la línea dura en las hasta ahora infructuosas negociaciones multilaterales y no ha ocultado su intención de “hacer frente a Occidente” como próximo presidente de Irán.
Como se esperaba, a pesar de que el Supremo Líder advirtió a los candidatos que se abstengan de campañas negativas, la pregunta de cuál es la política nuclear adecuada del próximo gobierno ha provocado inevitablemente un animado debate político, y los partidarios de Jalili acusan a Rowhani de hacer concesiones indebidas sin la aprobación del líder, una acusación firmemente rechazada por Rowhani, quien ha escrito un libro sobre la diplomacia nuclear de Irán y se refiere repetidamente a la orientación recibida del Supremo Líder, Ayatolá Jamenei.
Otro candidato, Ali Akbar Velayati, ex ministro de exteriores y actual consejero de política exterior del Líder, parece ocupar una posición intermedia entre Rowhani y Jalili. Velayati se ha quejado de los problemas exteriores sin precedentes de Irán y ha prometido adoptar un camino moderado en busca de mejores relaciones con la comunidad internacional.
En una reciente entrevista con el sitio en la web IRDiplomacy, Velayati dirigió la atención a su papel en la terminación de la guerra Irán-Iraq, sugiriendo que puede aplicar lecciones del pasado para terminar el impase nuclear, que ha dañado terriblemente la economía iraní.
EE.UU., como si quisiera recordar al electorado iraní el pesado precio que pagaría si optara por un partidario de la línea dura nuclear, ha impuesto una nueve serie de sanciones que afectan la moneda de Irán y la industria automotriz, mientras al mismo tiempo renueva las exenciones para China, India y otros siete países y también permite que compañías estadounidenses exporten teléfonos celulares y laptops a Irán, esto último como “gesto” de amistad hacia el pueblo iraní, que sufre bajo la presión de las sanciones occidentales.
El miércoles, esto fue complementado en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en Viena, por una resolución apoyada unánimemente por las naciones del “P5+1” (Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania) involucradas en negociaciones con Irán. Las P5+1 llamaron a Irán a expandir su cooperación con el OIEA, permitir la inspección de la instalación militar de Parchin, etc.
Ali Asghar Soltanieh, enviado de Irán ante el OIEA, recriminó al organismo acusándolo de transmitir desinformación sobre Irán suministrada por EE.UU. e Israel. La acusación de Soltanieh viene después de un reciente informe de Associated Press que confirmó el papel de la CIA en el envío de datos sobre el programa nuclear de Irán al organismo atómico de la ONU.
Según un profesor de ciencias políticas de la Universidad de Teherán, quien habló con el autor a condición de anonimato, existe mucha preocupación en Irán por la legislación pendiente de EE.UU. sobre Irán que se concentra en privar a Irán de acceso a sus ingresos del petróleo, llevando al llamado de algunos políticos para que se prepare para una “economía sin dependencia del petróleo”. Esto, por cierto, es más fácil decirlo que hacerlo en vista del hecho de que el gobierno depende fuertemente de los ingresos del petróleo para sus gastos presupuestarios.
Por lo tanto, con una amenazante crisis presupuestaria del Estado, las elecciones presidenciales iraníes programadas para el 14 de junio tendrán lugar en un ambiente bastante tenebroso, lleno de signos de interrogación sobre el futuro económico del país, víctima de duras sanciones occidentales.
“No importa quién gane, el programa de enriquecimiento de Irán continuará y lo mismo harán las sanciones, y ese es el enigma de la crisis nuclear”, dijo el profesor de Teherán. Por cierto, pocos expertos políticos en Irán muestran alguna esperanza de algún cambio político de EE.UU., en vista del historial del presidente Barack Obama de acatar las recetas de Israel para “sanciones incapacitantes” contra Irán.
“Con unas 11.000 centrífugas [de enriquecimiento de uranio] instaladas y con el reactor de agua pesada en Arak casi finalizado, el programa nuclear de Irán está muy avanzado y es irreversible, pero por desgracia los dirigentes occidentales se niegan a reconocer los derechos de Irán”, dijo el profesor.
¿Qué puede lograr, entonces, un presidente más moderado que debe defender los derechos nucleares de Irán? Es una pregunta importante debida al hecho de que incluso el partidario de la “línea dura” Jalili ha mostrado evidencia tangible de flexibilidad nuclear e incluso compromiso en conversaciones multilaterales, aceptando, por ejemplo, según las informaciones, la suspensión de enriquecimiento a 20% a cambio del levantamiento de las principales sanciones.
EE.UU. y sus aliados occidentales, sin embargo, se han negado a hacer ofertas serias de alivio de las sanciones en respuesta a una oferta iraní de limitar sus actividades de enriquecimiento de uranio y también de aumentar su transparencia nuclear, por lo cual las conversaciones nucleares han tenido lugar “en círculos” para parafrasear al jefe del OIEA Yukiya Amano, en la reunión del consejo de gobernadores del OIEA de esta semana, aunque Amano no mencionó que la rígida e inflexible actitud occidental hacia Irán tiene parcialmente la culpa del impase nuclear.
“Como presidente, el señor Jalili podría ser más efectivo para llegar a un acuerdo con Occidente por sus credenciales y su conocida lealtad al Supremo Líder, árbitro final de las decisiones nucleares”, dijo el profesor. “El señor Jalili tendría que combinar la flexibilidad nuclear con una actitud dura en asuntos regionales para demostrar el precio que la otra parte tiene que pagar por dañar a Irán usando el pretexto de la crisis nuclear”.
Con las expectativas de una “futura batalla épica” con Occidente por el problema nuclear, los votantes iraníes se ven ahora ante puntos de vista alternativos, pero es posible que opten por el más militante Jalili, quien encarna la resistencia nacional.
Kaveh L Afrasiabi es autor de “ After Khomeini: New Directions in Iran’s Foreign Policy ( Westview Press ). También es autor de “Reading In Iran Foreign Policy After September 11 ” ( BookSurge Publishing , 23 octubre 2008) y Looking for rights at Harvard .
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