Por: José A. Quevedo
Diversos medios periodísticos han destacado información del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) respecto a una carrera armamentista en México, y que esta continúa en ascenso.
La organización especializada en transferencias armamentistas reporta un incremento de las adquisiciones de 17% durante el periodo 2015-2019, en comparación con 2010-2014. La cifra representó 70% de las importaciones totales registradas en América Central y el Caribe durante 2015 y 2019.
De acuerdo con la información, México fue el segundo cliente en el mercado de armas convencionales en toda Latinoamérica, después de Brasil. A nivel global ocupó el escalafón 36, por delante de Bielorrusia y Kuwait. El gasto militar de México entre 2015 y 2018, acumuló un total de 25 mil 475 millones de dólares, señalando que el incremento va de la mano del uso de las fuerzas armadas en la lucha contra la delincuencia siendo que los carteles de la droga son percibidos como la mayor amenaza a la seguridad en México y el equipo que está adquiriendo tiene que ver de alguna manera con esta amenaza.
La publicación señala que Estados Unidos concentró el 64% de los envíos bélicos a México, seguido por España con un 9.5% y Francia con un 8.5%. Las ventas estadounidenses se caracterizan sobre todo por material de vuelo. Independientemente que el informe contiene imprecisiones respecto al tipo y nombre de los equipos, este no toma en cuenta las características de las Fuerzas Armadas Mexicanas ni su desarrollo institucional ya que no se había efectuado ningún reequipamiento de alto perfil desde 1982 y a pesar de eso la Fuerza Aérea no ha renovado aun su aviación de combate, por ejemplo el arma blindada usa el mismo material desde 1982, aunque en 1994 se reforzó con blindados a oruga AMX-13 de segunda mano comprados apresuradamente por el levantamiento zapatista.
Lo que ellos ven como una carrera armamentista, es solo el reequipamiento de los equipos aéreos de la Fuerza Aérea y la Aviación Naval que por su desarrollo tecnológico es una adquisición costosa, es por eso el incremento en el gasto militar. Ahora esta renovación de material que inicio en el sexenio de Felipe Calderón, quedo plasmada en los programas sectoriales de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina.
A contra sentido de lo que señala el informe, el gasto de defensa de México es uno de los más bajos a nivel mundial, fluctuando en 0.5% del PIB, muy por debajo de la mayoría de países de América Latina, que oscila alrededor del 1.31%.
El presupuesto asignado a la Defensa en los últimos años, ha sido destinado principalmente a gasto corriente y en un porcentaje menor a gasto de inversión, destacándose que su cuantía ha sido la mínima indispensable para mantener la operatividad del Ejército y Fuerza Aérea.
Las Fuerzas Armadas requieren infraestructura y pertrechos adecuados y modernos para desempeñar con eficacia las múltiples tareas que realizan. Es inaplazable considerar las necesidades más apremiantes, como son: renovar los automotores, aeronaves, equipo de comunicaciones y de inteligencia, sistemas tecnológicos, entre otros pertrechos castrenses.
El informe destaca las compras de equipo de rastreo, monitoreo y operativo para la Armada de México; como el radar de baja frecuencia para la detección de submarinos, el cañón naval Bofors Mk3 de 57 mm, los torpedos híbridos ligeros Mk-54 y los sistemas de misil antibuque Harpoon 2.
El material está dirigido a equipar a la POLA un nuevo buque fabricado en México bajo un programa de cooperación con la firma holandesa Damen, y cuenta con la tecnología más avanzada disponible en América Latina.
La renovación y modernización de los recursos materiales tiene una justificación fundada y coherente, con el desgaste de los medios, y con las amenazas y riesgos que enfrenta el Estado.
Finalmente sería deseable que el presupuesto de las Fuerzas Armadas Mexicanas sea congruente a las necesidades de modernización y se requiere tener un crecimiento sostenido y gradual, para que se logre alcanzar una relación del 1% con respecto al PIB; calendarizando los recursos conforme a las necesidades institucionales para el mejor cumplimiento de los objetivos de los programas presupuestarios.
Al contrario de lo anterior y que sería lo deseable en los primeros dos años de este sexenio no se ha cuenta con ningún nuevo programa presupuestario para adquisiciones de equipo militar, es así que ustedes creen que México está en una carrera armamentista?
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