martes, 25 de febrero de 2014

CHINA TAMBIEN TIENE PROBLEMAS EN LA PERIFERIA

06 de junio 2011 | 2035 GMT
El pasado 5 de junio un buque de exploración petrolera de PetroVietnam, el Binh Minh 02, regresó a su tarea de estudio de los recursos marítimos después de que sus cables fueran cortados por los buques chinos de vigilancia marítima en una confrontación el 26 de mayo. Tal medida demuestra la falta de voluntad de Hanoi de alejarse de sus soberanas reivindicaciones territoriales. Sin embargo, después de varias controversias marítimas con China, Viet Nam se esfuerza por manejar sus relaciones con las potencias regionales y mundiales en medio de una agresividad cada vez mayor de China, las protestas internas y un proceso de transición en el liderazgo nacional.
Análisis
El buque vietnamita de exploración petrolera Binh Minh 02, tenía sus cables cortados por los buques de vigilancia marítima chinos en un enfrentamiento del 26 de mayo y fue enviado de nuevo a la mar 5 de junio para continuar sus actividades de exploración y topografía en la Zona Económica Exclusiva de Vietnam. Así lo manifestó el vicepresidente de PetroVietnam, Do Van Hau, el 6 de junio.
La continua asertividad de China sobre las reivindicaciones territoriales en el Mar Meridional de China y la renuencia de Vietnam a dar marcha atrás en cuestiones de soberanía o en la exploración de petróleo significa que los conflictos se seguirán produciendo. Esto añade nuevas complicaciones para un liderazgo vietnamita en transición que está tratando de manejar tanto las reacciones del pueblo como las tendencias nacionalistas. 


Los buques chinos se han visto recientemente implicados en un aluvión de incidentes con buques de Vietnam y Filipinas. Las embarcaciones chinas cortaron los cables del Binh Minh 02 el 26 de mayo y el 1° de junio. Los buques de guerra chinos fueron acusados ​​de efectuar disparos de advertencia después de un encuentro con los pescadores vietnamitas. Filipinas, por su parte, afirma que seis, posiblemente siete, violaciones marítimas o del espacio aéreo se han producido en los últimos tres meses desde que sucedió el choque entre barcos chinos y un contratista de exploración del Departamento Filipino de Energía en Reed Bank, entre ellos uno en el que los chinos supuestamente dispararon contra los pescadores filipinos.
Estos incidentes han distraído la atención de los diversos compromisos de cooperación entablados en el 10° Diálogo de Shangri-La en Singapur, realizado entre el 3 y el 5 de junio, una reunión anual de seguridad y funcionarios de defensa. China envió una amplia delegación a la conferencia -como el ministro de Defensa, Liang Guanglie- por primera vez, supuestamente para destacar su creciente compromiso con la resolución pacífica de los desacuerdos regionales. Si bien varios de los participantes señalaron que la retórica china de incrementar la cooperación no cuadra con las respuestas de sus organismos marítimos que aplican una línea dura a los buques vietnamitas y filipinos, la protesta contra el planteo chino fue reducida notablemente respecto al año pasado. Parte de la razón de este silencio es que Pekín recientemente se ha comprometido a ampliar el diálogo y los intercambios militares y a mejorar las relaciones en general con potencias como Estados Unidos, que a su vez limitó sus críticas públicas este año. En otras palabras, mientras que Pekín sigue ejerciendo una presión selectiva sobre la competencia territorial de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), recientemente ha trabajado fuerte para gestionar las posibles consecuencias que estos conflictos puedan acarrear en las relaciones públicas con otras potencias.
Pero la presión de China en Vietnam y en Filipinas ha endurecido los dilemas nacionales de estos países. Esto es especialmente cierto para Vietnam. Aunque Filipinas es oficialmente un aliado de EE.UU. -está esperando recibir un nuevo buque patrulla de Estados Unidos y ha comprado más armas a los Estados Unidos- Vietnam está en una situación completamente diferente.
Mientras Vietnam y Estados Unidos van ampliando su cooperación poco a poco, están todavía limitados por los recuerdos de la guerra, las divisiones ideológicas y el recelo de Vietnam respecto a sus relaciones con China. El Partido Comunista de Vietnam sigue siendo estrecho, ideológica e institucionalmente, para el Partido Comunista Chino. Sin embargo, Vietnam y China tienen un historial de conflictos armados y además la ocupación china. La primera prioridad estratégica de Vietnam es crear un equilibrio de poder con China. El rápido crecimiento económico de China y la modernización militar, combinada con su asertividad en el Mar Meridional de China, especialmente desde 2007, amenazan con revertir el equilibrio que ha permitido la existencia de relaciones de trabajo relativamente suaves en los últimos 20 años. Como resultado, la élite política de Vietnam está dividida respecto a cómo debe responder a China y cómo obtener el apoyo de otros Estados de la ASEAN y de los poderes extra-regionales como Rusia y los Estados Unidos.
Los líderes de Vietnam se enfrentan a un problema adicional en el que la creciente influencia de China ha generado una reacción nacionalista entre la población vietnamita y algunos dirigentes vietnamitas. El 5 de junio las protestas en Hanoi y Ho Chi Minh fueron sólo los últimos brotes de esta tendencia.


El nacionalismo representa un dilema para el Partido Comunista de Vietnam, ya que es una fuerza que no puede ignorar y que en algunos casos puede reforzar su apoyo público y sin embargo podría unirse en un reto alternativo a la ideología comunista y a su liderazgo. Por lo tanto, las fuerzas de seguridad vietnamitas han seguido su práctica habitual de permitir que las protestas tengan lugar, con el seguimiento necesario para asegurarse que no se salgan de control, para luego prohibirlas. Posteriormente, las autoridades vietnamitas han tenido que restar importancia a su tolerancia de la protesta para evitar la impresión de que el país se están animando a la libertad de reunión y libertad de expresión o se produzca una apología de los medios de comunicación social e Internet como vehículos válidos por los cual los grupos de intereses especiales pueden organizarse. Este tipo de cosas representan una amenaza para el Partido Comunista de Vietnam en sí. Tampoco los líderes vietnamitas desean que el impulso de las manifestaciones nacionalistas dé lugar a algo más grande y más difícil de eliminar que podría complicar sus relaciones con China. Desde que comenzaron las protestas, la prensa estatal ha hecho hincapié en que no era una protesta contra China sino una demostración vinculada a determinados argumentos jurídicos en apoyo de la soberanía de Vietnam.
La situación interna de Vietnam se complica aún más por el hecho de que está en medio de una transición de líderes políticos que comenzaron ese proceso con el 11 º Congreso Nacional en enero y se formalizó con el voto de la Asamblea Nacional en mayo. La división entre los impulsos nacionalistas y los impulsos pro-chinos respecto a la influencia de este último país representa un enorme desafío en la elaboración de políticas. El Buró Político está cada vez más polarizado debido a este conflicto de intereses.


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