Al menos 20 personas han perdido la vida en Afganistán durante los últimos ataques aéreos perpetrados por Estados Unidos, con sus aviones no tripulados (drones), en las últimas 48 horas en varios puntos del país asiático.
Este sábado, siete personas han muerto por el ataque de un drone estadounidense en la provincia oriental de Nangarhar, mientras otras cuatro han sido víctima de un asalto similar en la provincia oriental de Logar.
Ayer, viernes, un ataque aéreo realizado contra el distrito de Shah Wali Kot, en Kandahar (sur), acabó con la vida de siete personas, mientras que otra persona perdió la vida en atentado diferente registrado en el distrito Spin Boldak.
Las autoridades afganas informaron de que todas las víctimas de los ataques aéreos fueron integrantes del grupo Taliban.
El pasado 9 de diciembre, un ataque aéreo liderado por Estados Unidos en la provincia de Wardak, situada en el centro-este de Afganistán, dejó tres muertos, un día después de que cuatro estudiantes perdieran la vida en un incidente similar en el pueblo de Asmar, en el noreste de la provincia de Kunar (noreste).
Los afganos sienten cada vez mayor indignación por el número interminable de ataques aéreos, con consecuencias terribles, de los estadounidenses en su territorio.
Washington alega que sus ataques son parte de la llamada guerra contra el terrorismo y se dirigen contra los hombres armados que operan en Afganistán; sin embargo, los informes sobre el número de víctimas entre los civiles contradicen tal alegato.
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