La participación de España en operaciones militares en el exterior que acaba de descubrir la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, con su viaje relámpago a Afganistán -selfies y elogios a la pulcritud militar incluidos-, se verá incrementada a comienzos de 2015 con el desliegue de un millar de militares en nuevas misiones de las Fuerzas Armadas. En estos momentos, según informó este miércoles el ministro de Defensa en el Congreso, España tiene 1.500 militares en el exterior.
Por una parte, España vuelve con presencia militar a Irak una década después de la retirada ordenada por el presidente Rodríguez Zapatero tras la participación del Gobierno Aznar en la coalición de apoyo a la invasión del país. Las nuevas decisones incluyen también el despliegue de una batería de misiles Patriot en Turquía y el desplazamiento de cazas de combate a los países bálticos para vigilar su espacio aéreo.
Desde comienzos de 2012, con el Gobierno de Rajoy se pueden identificar tres fases en relación con la participación de España en operaciones militares en el exterior. En una primera fase la voluntad del Ministerio de Defensa era reducir los contingentes e incluso abandonar algunos escenarios como Líbano, decisiones que la realidad se encargó de corregir. En una segunda etapa el Gobierno aprobó nuevas operaciones en el centro de África, principalmente en Malí y República Centroafricana, en donde se coopera muy estrechamente con Francia en una zona calificada de prioritaria por Morenés. Por último, en esta última fase de la legislatura, el Ministerio de Defensa toma nuevas decisiones en una dispersión geográfica que responde a compromisos con la OTAN y con Estados Unidos (lucha contra el grupo Estado Islámico).
El coste de la participación militar española en operaciones internacionales no sale de los presupuestos del Ministerio de Defensa sino del de Hacienda, que tiene una partida ampliable para sufragar estas operaciones. Salir al exterior se ha convertido en casi la única opción para mantener la operatividad completa de las unidades militares, ya que los recortes presupuestarios han reducido al mínimo su actividad. Desde el comienzo de la crisis, las manionras del Ejército de Tierra, los días de mar de la Armada y de vuelo del Ejército del Aire se han reducido a la tercera parte.
Nuevos escenarios
Irak. Alrededor de 300 militares formarán el contingente español el próximo mes de enero de la misión contra el Estado Islámico, denominada 'Inherent Resolve', dedicados principalmente a formación y asesoramiento del Ejército iraquí de cara a poder contener el avance del Estado Islámico. Las tropas se instalarán en Bagdad y alrededores, una ubicación distinta a la barajada en el sur de Irak, menos conflictivo que la capital y el norte del país, o incluso su localización en algún país cercano que también se planteó.
Afganistán. El Consejo de Ministros aprobó en su última reunión, decisión que este jueves debe autorizar el Congreso, la participación de las Fuerzas Armadas, con un máximo de 485 efectivos, en el marco de la operación "Resolute Support" de la OTAN. España pone a disposición de la misión, en Herat, capacidades de adiestramiento, una instalación sanitaria tipo Role 2, una unidad de seguridad y la participación en la gestión del aeropuerto. Asimismo, desplegará personal en los cuarteles generales de la operación en Kabul y regional en Herat.
Durante la Cumbre de la OTAN de Gales, celebrada el pasado septiembre, se aprobó una nueva misión de entrenamiento, asesoramiento y asistencia de alto nivel a las Fuerzas de Seguridad Afganas que, con el nombre de "Resolute Support", comenzará el próximo 1 de enero de 2015.
Turquía. España se ha ofrecido a la OTAN a desplegar una batería de misiles Patriot en las cercanías de la frontera turca con Siria, decisión justificada en la lucha contra el terrorismo yihadista que no dispone de esa capacidad militar. En este diciembre el Gobierno aprobó la compra de segunda mano a Alemania de los sistemas de control y comunicaciones sin los que ese sistema no es operativo. Los misiles, junto con los 130 militares necesarios para operarlos, se trasladarán a comienzos de 2015.
Policía aérea. España desplegará en las próximas semanas en Lituania cuatro cazas Eurofighter y más de un centenar de militares que se ocuparán de la vigilancia del espacio aéreo de ese país y los vecinos bálticos. La crisis de Ucrania-Rusia ha convertido este escenario en más conflictivo que en el pasado. Se trata de una operación de la OTAN en la que van rotando algunos de sus miembros, que correspondía a España en 2016 y el Gobierno ha decidido adelantar como gesto de buena voluntad con la Alianza.
Botas sobre el terreno. En la lucha contra el grupo autodenominado Estado Islámico, que ocupa parcialmente territorio de Siria e Irak, se ha convertido en un tópico la conveniencia o no de desplegar tropas. El secretario general de Política de Defensa, Alejandro Alvargonzález, declaraba la semana pasada que a su juicio está claro que hay que "poner botas" sobre el terreno que complementen los ataques aéreos, pero "hay que decidir quién las pone", y si son occidentales, los terroristas utilizarían el discurso de que "vienen los cristianos, los cruzados". Con lo anterior se intenta argumentar que ni España ni otros países occidentales vuelven con tropas de combate a Irak, circunstancia sólo parcialmente cierta. En los despliegues en Irak, Afganistán y también en el centro de África se incluyen unidades de protección de la fuerza y de operaciones especiales que no se dedican al adiestramiento de las fuerzas armadas locales.
Baja el coste de las operaciones en el exterior en 2014
El Gobierno ha dedicado 616 millones de euros a las misiones de las Fuerzas Armadas en el exterior a lo largo de este año, algo más de un 22 por ciento menos que el año anterior, concretamente en Afganistán, Bosnia, Líbano, Malí, Senegal, República Centroafricana, Gabón, Somalia, Uganda, Yibuti y el océano Índico.
La operación más costosa continúa siendo, 13 años después de su puesta en marcha, la de Afganistán, con 237 millones de euros, si bien su presupuesto en 2014 ha experimentado un fuerte descenso de alrededor del 45 por ciento con respecto al año anterior.
Esto se debe a que en la mayor parte de 2013 había desplegados en este país un mayor número de militares y además también ese año se produjo la retirada del contingente español en la provincia de Badghis, lo que supuso una operación logística muy compleja y costosa.
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