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defensa.com) El gobierno sueco se ha puesto en guardia tras el devenir de la crisis ucraniana y la anexión rusa de Crimea. Se teme que la ambición rusa pudiera llevar al Kremlin a intentar controlar otras zonas allende sus actuales fronteras, en territorios de países como Suecia, Finlandia y las repúblicas del Báltico. Estocolmo estaría ahora planteándose un aumento de su presupuesto militar e incluso la adhesión a la OTAN, pese a su tradición pacifista.
De momento, Suecia estudiará en las próximas semanas un aumento del gasto destinado a la modernización de la flota de submarinos de su Armada, cuyo plan para la adquisición de dos embarcaciones diésel-eléctricos se aprobó en 2010, si bien la operación sigue estancada por problemas con la empresa adjudicataria, ahora propiedad del grupo alemán ThyseenKrup Marine Systems. Con todo ello, este incremento presupuestario conllevaría la compra adicional de tres submarinos más dentro del programa de modernización de la flota, lo que supondría un gasto adicional de más de 1.500 millones de dólares.
Suecia mira a la isla de Gotland, enclave histórico a proteger frente a los intereses rusos en el Báltico, y que se encuentra a poco menos de 300 kilómetros de Kaliningrado, donde Moscú posee una potente base militar. El temor sueco no es infundado, el 29 de marzo del pasado año las autoridades suecas se pusieron en alerta después de conocer que Rusia llevó a cabo un ensayo militar en el que se simuló un ataque nocturno contra Suecia, que se realizó en las inmediaciones del espacio aéreo del país con la participación de cuatro cazas Su-27 y dos bombarderos Tu-22M3.
Además de los posibles intereses territoriales rusos, la crisis ucraniana ha puesto en duda la política de reducción del gasto militar de Estocolmo durante los diez últimos años, que ha pasado de representar un 1,5% de su PIB en 2006 al 1,05% de éste en 2014, contando las Fuerzas Armadas con un presupuesto de 6.200 millones de dólares.
De esta manera, la cuestión del gasto militar y la aproximación a la Alianza Atlántica marcarán la agenda política del país de aquí a las elecciones legislativas que se celebrarán en el mes de septiembre. El ingreso en la OTAN podría conllevar un aumento de casi un punto de su PIB en el gasto de defensa, y la crisis de Ucrania puede ser el pretexto perfecto para que las autoridades suecas se decidan definitivamente por la adhesión.
Otros países vecinos, como Finlandia, también ha mostrado su inquietud, sobre todo en el último año, por el interés mostrado por Rusia en el dominio del Polo Norte. Helsinki se plantea incluso un referéndum para 2015 que confirme o rechace la entrada en la OTAN, aunque el sentimiento proatlantista es mucho más fuerte en Suecia que en Finlandia.
En este contexto, Moscú ya ha advertido en alguna que otra ocasión sobre las repercusiones negativas que tendría la adhesión de estos dos países a la organización atlántica, sobre todo de Finlandia, con el que comparte más de 1.000 kilómetros de fronteras terrestres. (J. Martínez)
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