Estados Unidos ha pedido a España prolongar un año más y ampliar en al menos un 50% la Fuerza de Respuesta para Crisis en África formada por 500 marines y estacionada desde abril del año pasado en la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla), según fuentes gubernamentales. La petición estuvo sobre la mesa de la delegación española que la semana pasada visitó la Casa Blanca encabezada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
La prórroga y ampliación de esta fuerza plantea un problema de fondo: hasta qué punto se puede considerar temporal una presencia militar que se prolongará por un mínimo de dos años. Es precisamente este carácter temporal el que permite al Gobierno aprobarla sin modificar el Convenio bilateral de Cooperación para la Defensa de 1988 y, por tanto, sin pedir la aprobación del Parlamento.
El propio presidente norteamericano, Barack Obama, en su comparecencia con Mariano Rajoy en el Despacho Oval, el pasado lunes, se refirió genéricamente al asunto. “La cooperación en materia de seguridad entre EE UU y España nunca ha sido tan fuerte”, dijo. “He agradecido al primer ministro y a su Gobierno, así como a la oposición en España, por el apoyo que han dado a nuestro trabajo conjunto, incluso albergando algunas de nuestras operaciones e instalaciones militares, lo que nos ha permitido proteger nuestras embajadas y afrontar asuntos de contraterrorismo. Esperamos seguir mejorando y profundizando lo que es ya una relación muy fuerte”.
La prórroga de un año se solicitó en la visita de Rajoy a la Casa Blanca
El Consejo de Ministros aprobó el pasado 19 de abril un acuerdo por el que autorizaba el despliegue “de una fuerza compuesta por 500 infantes de Marina y ocho aeronaves” (dos aviones de reabastecimiento en vuelo KC-130 y seis aviones V-22 Osprey, que pueden operar como aeronaves de ala fija o helicópteros) “en el marco de operaciones de respuesta a situaciones de crisis en África para proteger ciudadanos, instalaciones y personal designado de este país”.
La decisión de desplegar esta fuerza en Morón se produjo a raíz del ataque al consulado estadounidense en Bengasi (Libia), en septiembre de 2012, ante la necesidad de dotar al Mando de Estados Unidos para África (Africom), con base en Stuttgart (Alemania), de una fuerza de reacción rápida. Desde su llegada a Morón, los marines se han desplegado varias veces en la base italiana de Sigonella, preparados para intervenir en Libia, y en diciembre pasado fueron enviados a Yibuti, en el Cuerno de África, después de que un avión militar estadounidense resultase atacado cuando realizaba una misión de rescate en Sudán del Sur.
Ante la inestabilidad que domina buena parte del continente Africano —de Malí a Somalia, de Libia a Egipto—, Washington quiere prorrogar un año más la presencia de esta fuerza en Morón e incrementar su volumen. Aunque aún no hay petición formal, la cifra final podría estar entre 750 y 900 militares.
La autorización vigente se dio al amparo del artículo 22 del convenio, que permite a EE UU destacar temporalmente en España hasta un máximo de 900 marines. Fuentes diplomáticas admiten, no obstante, que este artículo estaba previsto para situaciones puntuales que se prolongasen unos meses —como fue el conflicto de Libia, en 2011, esgrimido por el Gobierno como antecedente—, no para alargar su aplicación durante años.
Además, esta autorización extraordinaria no conlleva un control real de las misiones que hacen los marines desde Morón. “¿Qué operaciones [realizan]? No se lo puedo decir porque no han venido para determinadas operaciones, han venido para contingencias que puedan ocurrir”, admitía el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, el 19 de junio en el Congreso. “De manera que no va a haber un control de las operaciones, porque no corresponde, [...] pero va a haber la comunicación fluida que hay a diario [...] y se va a conocer que las operaciones se sujetarán como es lógico a la petición que se formuló”.
Lo más incómodo para el Gobierno español es que la llegada de los 500 marines no ha supuesto más empleo para Morón. Al contrario. La empresa que presta servicio a las tropas de EE UU anunció en septiembre del año pasado el despido de 66 trabajadores.
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