La libertad de expresión, en el caso del ejército, está supeditada o suspendida en favor de las órdenes de sus superiores, por lo que el soldado, aunque molesto, no puede prestarse a dar entrevistas sobre el caso.
Un soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel vio limitado su derecho de expresión cuando se le comunicó que no tenía permitido leer sus poemas en un programa de radio de la Armada. Al parecer el motivo por el que sus superiores no permitieron la lectura fue porque temían que en los poemas estuviese contenida “información personal y sensible”, en el sentido de información clasificada, claro.
El soldado, cuyo nombre no ha sido revelado, recibió del coronel Yehuda Fuchs la orden de no leer su poesía en la radio para “no arruinar la imagen del soldado de combate”. Un vocero de la armada israelí añadió que la idea de un soldado que escribe poemas “no es como la Brigada Nahal [unidad a la que pertenece el soldad] quiere ser representado en público.”
Sin embargo, esta prohibición contradice una larga tradición de escritura en el ejército israelí, quien solía ser conocido por motivar las iniciativas artísticas de sus tropas, e incluso los reclutas tenían competencias de poesía. Y al tratarse de miembros en activo del ejército israelí, los involucrados se han negado a dar entrevistas a los medios. A pesar de ello es sencillo deducir que el coronel que impidió la transmisión del programa probablemente ignora la larga tradición entre guerra y poesía que está en la base de ambos aspectos de hombre y la civilización: la destrucción y la creación, además del canto de las batallas bíblicas.
Sin ir tan lejos como para hacer apología de la guerra, en épocas anteriores “la espada y la pluma” eran ocupaciones que se retroalimentaban mutuamente, como en el caso de Garcilaso de la Vega o el mismo Miguel de Cervantes Saavedra, autor de Don Quijote y conocido por el mote de “el manco de Lepanto”, a causa de las heridas que sufrió durante dicho enfrentamiento militar. La bravura, el valor y la entrega a los valores de una comunidad no se ven mermados sino exaltados siempre por las letras, y las letras mismas son un auténtico campo de batalla, ¿ustedes qué piensan?
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