Jefe de Internacional de COPE
Tiempo de lectura: 2' 17 dic 2018 - 08:29 Actualizado 08:54
Son los ojos del Ejército del Aire en el espacio aéreo 24 horas al día, 365 días al año. Radares tridimensionales, de largo alcance -unos 400 kilómetros-, con capacidad de guerra electrónica, hechos de aluminio y con alturas que rondan los 11 metros. “Suelen estar en puntos elevados, en montañas predominantes del área en donde se encuentran”, explica el teniente coronel Francisco José Olmos, y por hallarse ubicados en esas zonas altas les llaman familiarmente “picos”. Su nombre formal es Escuadrones de Vigilancia Aérea (EVA), y hay 13 repartidos por todo el territorio nacional -desde Cádiz hasta Girona, desde A Coruña hasta Murcia-, también en las islas Baleares y en Canarias.
El teniente coronel Olmos, destinado en la Jefatura del Sistema de Mando y Control del Mando Aéreo de Combate, cuenta que los EVA son unidades que “se concibieron para albergar equipos de radar y de comunicaciones de radio tierra-aire, y permiten enlazar los centros de mando y control con los aviones en vuelo”. Su origen procede de los acuerdos de defensa firmados por España y Estados Unidos en 1953.
Los EVA se encargan de “hacer la detección y el proceso del dato radar, ese dato se envía a los grupos de mando y control, y estos -con los datos de todos los radares- realizan una generación de trazas, con distintos blancos determinan la posición de los aviones, los unifican y se inicia el proceso de identificación”, señala el militar. En el caso de que se detecte un avión no identificado o un avión hostil, desde el CAOC (Centro de Operaciones Aéreas Combinadas, por sus siglas en inglés) de Torrejón de Ardoz dan la orden de scramble, de salida o de despegue inmediato de un avión de combate, que se ocuparía de interceptar la aeronave. Una vez interceptada -en tiempos de paz- se podría obligar a ese avión no identificado a aterrizar en una base o un aeropuerto, o simplemente expulsarlo del espacio aéreo de soberanía nacional.
Al estar situados los Escuadrones de Vigilancia Aérea en puntos muy elevados, “las condiciones meteorológicas -sobre todo la nieve- hace que algunos de ellos se queden aislados”, dice el teniente coronel Olmos. Por ejemplo, el EVA 12 -en Espinosa de los Monteros- ha llegado a estar en algunas ocasiones hasta 15 días aislado, lo que ha obligado al Ejército del Aire a enviar equipos para rescatar al personal en helicóptero o a pie para llevar a cabo el relevo.
En los EVA hay militares dedicados a funciones diversas, desde el mantenimiento de los equipos de radar, radio y comunicaciones hasta otras labores de seguridad, cocina, administración... Parte del personal sube diariamente al escuadrón, pero otros entran de servicio en guardias de 24 horas.
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