Xi Jinping había asegurado que "no busca la militarización" de esas islas en el mar del sur de China
Pekín 15 DIC 2016 - 11:35 CET
Fotos que muestran los emplazamientos de los misiles. EPV
China parece haber instalado sistemas “significativos” de armamento, incluidas baterías antiaéreas de gran tamaño, en cada uno de los siete islotes artificiales que ha construido en las Spratly, en el mar del sur de China. La denuncia de un centro de estudios estadounidense, que se basa en el examen de imágenes por satélite, contradice las declaraciones del propio presidente Xi Jinping acerca de que Pekín “no tiene intención de buscar la militarización” de esas islas.
Detalle de las estructuras artilladas.
La Iniciativa para la Transparencia Marítima en Asia (ATIM), del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) empezó a detectar la construcción de una estructuras hexagonales idénticas en los arrecifes de Fiery Cross, Mischief y Subi en junio y julio. Otros similares ya existían en los cuatro islotes restantes.
En junio, Pekín esperaba la decisión de una corte de arbitraje internacional en La Haya sobre sus reclamaciones de soberanía en el mar del sur de China, contra las que Filipinas había interpuesto una demanda. La corte se pronunció finalmente el 13 de julio en contra de China, que se atribuye la mayor parte de las aguas de ese mar, por donde pasa anualmente un volumen comercial de cerca de 5 billones de dólares.
“Parece que (las más recientes) estructuras son una evolución de las fortificaciones defensivas que ya estaban construidas en las instalaciones de menor tamaño en los arrecifes Gaven, Hughes, Johnson y Cuarteron”, explica ATIM en un informe, titulado “Las nuevas defensas de China en las Spratly”. En estos cuatro islotes parece haber alojadas baterías antiaéreas, de aproximadamente 7 metros de longitud cada una, y sistemas defensivos contra misiles de crucero.
Imagen de otro de los islotes.
Las bases en Fiery Cross, Mischief y Subi son de mucho mayor tamaño. En ellas, construcciones son de bastante mayor tamaño. “Imágenes previas de la construcción de estos edificios mostraban que cada uno incluía seis estructuras hexagonales en un anillo en torno a una torre central. Desde entonces, tres de los hexágonos exteriores han quedado enterrados, mientras los otros se han construido en varios niveles, los más exteriores más bajos que los interiores”. Todas cuentan con una torre, probablemente equipada con un sistema de radares. La única excepción es la de Fiery Cross, pero por su posición es posible que utilice los del aeropuerto que China ya había construido en el islote, apunta ATIM.
“Estas baterías y probables emplazamientos de sistemas defensivos antimisil muestran que Pekín es serio sobre la defensa de sus islas artificiales en caso de una contingencia armada en el mar del Sur de China”, apunta la Iniciativa. “Entre otras cosas, serían la última línea de defensa contra misiles de crucero lanzados por EE UU u otros contra estas bases aéreas que pronto estarán operativas”.
China ha construido ya en esos islotes pistas de aterrizaje, instalaciones portuarias y faros, entre otras cosas. Siempre ha insistido en que parte de las actividades en las islas tendrán objetivos civiles, como la observación meteorológica o la pesca, y el uso militar tendrá fines únicamente defensivos. Durante su visita de Estado a EE UU en septiembre del año pasado, Xi había insistido en que “las actividades de construcción que China lleva a cabo en las islas Nansha (Spratly) no tienen como objetivo ni perjudican a ningún país, y China no planea buscar su militarización”. Meses antes, EE UU había acusado a China de transportar armamento a esas islas.
Según ha declarado el director de AMTI, Greg Poling, a la agencia Reuters, las construcciones que se están terminando “son militarización. Los chinos pueden argumentar que solo tienen propósitos defensivos, pero si estás construyendo baterías antiaéreas gigantes y emplazamientos para sistemas antimisiles, significa que te estás preparando para un futuro conflicto”. “Podrían desplegar cazas y misiles tierra-aire mañana mismo si quisieran”, agregó.
El portavoz del Ministerio de Exteriores chino Geng Shuang defendió estas actividades: “Me parece normal que China, en su propio territorio, acometa obras y despliegue los equipos defensivos necesarios me parece bastante normal” .
Las revelaciones del think-tank llegan cuando China mira con gran susceptibilidad a la próxima Administración de Estados Unidos, que podría adoptar una posición más dura frente a Pekín. El presidente electo, Donald Trump, acusó el domingo pasado al Gobierno de Xi Jinping en una entrevista concedida a la cadena de televisión Fox News de estar “construyendo una fortaleza masiva en el medio del mar del sur de China, algo que no deberían estar haciendo”.
En esa misma entrevista, Trump amenazó con abandonar la política de “Una Sola China” -que desde los años 70 ha guiado las relaciones diplomáticas de EE UU con Pekín y le ha llevado a mantener solo relaciones informales con Taiwán- a menos que el Gobierno de Xi acceda a concesiones en áreas como el comercio. Una semana antes, el presidente electo había roto con cuatro décadas de protocolo al aceptar una llamada de Tsai Ing-wen, la presidenta de Taiwánn, la isla que China considera parte inalienable de su territorio.
A principios de año, Pekín desplegó misiles tierra-aire en las islas Paracel, también situadas en el Mar de China Meridional y cuya soberanía se la disputa con Taiwán y Vietnam. Las autoridades aseguraron entonces que se trataba una medida destinada a la "autodefensa"
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