Donald Trump rechaza que los ciberataques procedieran de Rusia para favorecerle (Tannen Maury / EFE)
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JORDI BARBETA | WASHINGTON, Washington. Corresponsal
15/12/2016 02:21 | Actualizado a 15/12/2016 09:56Lea la versión en catalán
Los ciberataques que los servicios de inteligencia estadounidenses atribuyen a hackers que trabajan a las órdenes de Moscú llevan camino de convertirse en una novela de espías, que pronto tendrá su propia película y que inevitablemente deberá llevar como subtítulo lo de “basado en hechos reales”, porque la CIA y el FBI han reunido suficiente información para concluir que la ofensiva rusa no es una historia de política ficción, sino que es real como la vida misma, ha interferido seriamente en las elecciones y está amenazando el funcionamiento de las democracias, en Estados Unidos y en Europa.
Y la película tendrá un protagonista claro, Los Duques, que es el nombre del grupo de espionaje cibernético con buenos recursos y bien organizado que ha estado trabajando para el Gobierno ruso desde al menos el 2008 y cuya ofensiva contra el sistema informático del Partido Demócrata alteró seriamente todas las estrategias de campaña de Hillary Clinton y también de varios candidatos al Congreso.
La CIA sostiene como una evidencia incontestable que la intención de los ataques era favorecer la elección de Donald Trump, mientras que el FBI, que dirige el republicano James Comey, se reserva su opinión, no dice que sí, ni que no, cuando fue precisamente la Oficina de Investigación Federal la que en su vigilancia de la red –dado que Los Duques intentaban continuamente piratear ordenadores de la Casa Blanca y el Departamento de Estado– descubrió el ataque de los hackers rusos y avisó a la dirección del partido.
Un trabajo de investigación publicado ayer por The New York Times señala que el FBI advirtió a los demócratas que estaban siendo atacados catorce meses antes de las elecciones, pero que la reacción fue escasa y lenta porque los afectados “subestimaron la gravedad del ataque cibernético”. Hasta el punto de que el responsable del sistema informático de los demócratas no se tomó en serio los avisos del agente especial Adrian Hawkins, otro protagonista de la película que tuvo que insistir una y mil veces en que debían tomar medidas para bloquear el acceso a los intrusos. Pero los primeros avisos se hicieron vía telefónica. “Yo no tenía manera de diferenciar la llamada que acabo de recibir de una llamada de broma”, se ha justificado por escrito Yared Tamene, responsable informático de los demócratas en un memorándum interno, obtenido por el Times. El despiste demócrata permitió a Los Duquesmoverse a sus anchas por los ordenadores del partido durante casi siete meses y penetrar en el ordenador de John Podesta, el jefe de campaña de Clinton. No fue hasta que Wikileaks irrumpió en la campaña que los demócratas empezaron a reaccionar, pero ya era demasiado tarde.
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