Nadie quiere el Príncipe de Asturias. Lasubastaque convocó la Armada para el desguace del portaviones que fuera buque insignia de la Marina ha quedado desierta, y ha obligado a iniciar un nuevo procedimiento.
En el Boletín Oficial del Estado del pasado 16 de enero elMinisterio de Defensafijó las condiciones de la puja del portaviones, por un precio de salida de algo más de 4,8 millones de euros. En un inicio sí hubo interés: hasta diez empresas se mostraron interesadas en adquirir el Príncipe de Asturias para convertirlo en chatarra e incluso visitaron el buque. Es más, estas firmas mostraron la necesidad de ampliar los plazos para presentar las propuestas. Defensa aceptó y lo prorrogó hasta el 31 de marzo.
Sin embargo, a la hora de la verdad ninguna empresa presentó formalmente su oferta y según informaron fuentes de la Armada, “la Junta Delegada de Enajenaciones y Liquidadora de Material del Cantábrico declaró desierta la subasta de la enajenación del Príncipe de Asturias”.
Ante esta situación, la previsión es iniciar un nuevo expediente por el procedimiento de subasta pública a la Junta Secundaria de la Armada. Aunque fuentes de la Marina no lo confirmaron, todo parece indicar que el precio de salida en esta segunda ocasión será sensiblemente inferior al inicial, que fue fijado en 4,8 millones.
Esta repetición del proceso obliga a la Marina a reorganizar los plazos que manejaba, pues preveía que la subasta quedase adjudicada antes de que terminase este año.
Las firmas interesadas en el Príncipe de Asturias lo quieren para proceder a su conversión en chatarra. Sin embargo, los problemas derivados de encontrar a un firme candidato pueden tener que ver, por un lado, con la incapacidad económica para hacer frente al precio de salida de la unidad y, por el otro, con la logística y medios necesarios para retirar al Príncipe de Asturias de su emplazamiento actual en Ferrol, donde se encuentra bajo la tutela del Arsenal.
La baja del Príncipe de Asturias se produjo por varios factores, independientemente de que su capacidad operativa le habría permitido seguir activo más años. El alto coste de su mantenimiento aún sin navegar tuvo un peso importante a la hora de optar por su retirada. También se tuvo en cuenta el hecho de que el Juan Carlos I entrase en servicio y pueda ejercer como portaviones de la Flota, entre otras muchas funciones.
El buque llegó a Ferrol el 8 de febrero del 2013. Procedía de su base en Rota y poco a poco se fue acometiendo su desarme y la retirada de todos aquellos materiales que se consideraron todavía útiles por parte de la Marina. Una dotación de quince marinos se encargaron durante un tiempo de las tareas de custodia y en la actualidad estas labores se realizan por parte de personal del propio Arsenal.
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