05/11/2014
(Infodensa.com) Por Alberto López – ¿Será finalmente la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) la primera centroamericana en operar el avión de ataque ligero, de fabricación brasileña, Embraer EMB314/A29 Súper Tucano?
Al menos así lo confirmó el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, general de división Fredy Díaz, hace unos pocos días, en el marco del donativo de cuatro helicópteros Bell UH-1H y un avión Legacy 600, de parte del Gobierno de Taiwán a su homólogo hondureño.
Sin embargo, la duda cabe, pues Honduras tiene muchos años de venir pronunciándose por la intención de adquirir los modernos equipos, pero por la falta de presupuesto suficiente siempre lo ha venido retrasando.
Al parecer, el tema de presupuesto no ha mejorado mucho, aunque Honduras posee un impuesto especial pagado por grandes industrias y que se destina para la financiación en el rubro de seguridad pública y defensa nacional, con el cual se anunció también hace algunas semanas se remozará una flota de ocho helicópteros de la FAH, al parecer del modelo Bell 412, con un monto de inversión de 16 millones de dólares.
La inversión en el par de Súper Tucano podría oscilar entre los 20 millones y los 30 millones de dólares, según sea el nivel de equipamiento con el que se requieran, pero no ha habido claridad aún de la Secretaría de Defensa Nacional de Honduras (Sedena) si la compra de estos nuevos equipos a la brasileña Embraer, junto a la reparación de seis aeronaves Embraer EMB312/A27 o T27 Tucano, se hará por la vía de la cooperación del Gobierno brasileño, facilidades o como parte de un crédito internacional.
La incógnita también es válida, ya que aparte de la dilación en la compra por parte de Honduras otros en la región han declinado hacerse de los modernos Súper Tucano, inclusive en el caso guatemalteco cuando ya se tenía seguro un préstamo para la adquisición.
Guatemala prefirió pagar una penalización por no hacer uso de un crédito ya otorgado, ya que, supuestamente, Embraer nunca le aclaró un supuesto sobreprecio sobre al menos seis Súper Tucano que se adquiriría para la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG).
El presidente de Guatemala, el general retirado Otto Pérez, giró instrucciones para pagar la penalización, de alrededor de 600.000 dólares, y se declinó realizar la compra que podría haber rondado los 133,1 millones de dólares y que se concretaría por un empréstito del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil.
El embajador en funciones de Brasil en Guatemala, Luiz Antonio Fachini, resaltó a principios de año que había posibilidades de mantener conversaciones para no perder ese préstamo del BNDES, aunque dependía del Gobierno guatemalteco.
“Por parte de Brasil, siempre habrá voluntad para financiar operaciones de comercio e inversiones con Guatemala”, subrayó Fachini. El diplomático no descartó en ese momento la posibilidad de que una misión guatemalteca viajara a Brasil, para conversar sobre ese tema. Sin embargo, no se supo más del tema, en lo que va del año.
El mandatario guatemalteco decidió declinar la compra de las aeronaves el año pasado por haberse detectado, según declaró, un sobreprecio, señalamiento que nunca fue confirmado o negado por Embraer, pues el Presidente Pérez pidió una explicación al respecto y que una delegación del fabricante brasileño visitara Guatemala para tal efecto.
Se desconoce si la hubo a nivel extraoficial, pues Embraer nunca comentó públicamente al respecto en alguna de sus declaraciones o comunicados para los medios de comunicación especializados.
Por su parte, El Salvador también expresó su interés por los Súper Tucano en 2009, cuando el entonces presidente, Mauricio Funes, dijo que se recurriría a un préstamo internacional de al menos 100 millones de dólares, para la compra de seis u ocho unidades; sin embargo la oposición política en el Congreso se opuso a Funes y bloqueó la aprobación de cualquier tipo de préstamo y, tiempo después, Funes tuvo que declinar la intención, por existir necesidades más apremiantes en los sectores de salud y educación, según argumentó.
De ahí que la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS) se tuvo que olvidar de la apuesta a largo plazo de los Súper Tucano y recurrir a su viejo modelo conocido desde la época del conflicto armado interno de la década de los 80 del siglo pasado.
Fue así que antes que terminara su mandato presidencial, en el primer semestre de este 2014, Funes avaló la compra de 10 aviones de segunda mano de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), modelo Cessna A-37B Dragonfly, por un monto de inversión, con recursos propios del presupuesto 2013-2014 del Ministerio de la Defensa de El Salvador, de 8,6 millones de dólares, entre los equipos, motores extra, otros repuestos y el transporte marítimo desde Suramérica.
Por ello, hasta ver no creer que efectivamente la FAH se convierta en la primera centroamericana en operar el Súper Tucano, el avión mejor diseñado para las necesidades de esta región, con excelente autonomía, maniobrabilidad y bajo costo de hora de operación, que, por mucho, supera al A-37, aeronave que ha sido el preferido de las fuerzas aéreas latinoamericanas, desde hace muchas décadas, pero no por decisión propia, sino por los donativos de equipos obsoletos que ya no eran rentables ni para los estadounidenses, con mejores presupuestos que los latinoamericanos, pero que algunos operadores latinos comienzan a descartar también, en los últimos años, como ha sido el caso colombiano y chileno.
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