jueves, 3 de octubre de 2013

Fuerzas Armadas: otra burla del gobierno


La Fuerza Aérea está en una crisis profunda por la desatención del gobierno kirchnerista. Ahora quieren gastar una fortuna en aviones usados de España 

Pasó más de una década de desinversión de las fuerzas armadas, sobre todo para la aviación, que fue de avanzada hace más de cincuenta años y terminó cayendo en una crisis terminal. Ahora, el gobierno kirchnerista incluyó llamativamente en el desproporcionado presupuesto para 2014 la compra de 16 cazabombarderos Mirage F1 de la década del 80, que España dejó de utilizar en julio. En total se prevén gastar unos $ 10 mil millones para reemplazar los Mirage III de la década del 70, con los que cuenta hasta ahora la Fuerza Aérea.
“En función de modernizar el parque aéreo lo que hay que preguntarse es si esos aviones están en condiciones de volar y también si hay una estrategia de diseño de defensa”, se preguntó el profesor de política exterior argentina de la UNLP, Alejandro Simonoff, al ser consultado por Hoy. Según refirió el especialista, “hasta ahora Argentina ha desplegado un sistema de seguridad colectiva. Por eso los gastos en defensa han sido muy bajos en relación con sus países vecinos”. 

De acuerdo a un informe publicado por el bloque de diputados de la Unión Cívica Radical en marzo de este año, la Argentina se ubica entre los peores países del mundo en materia de defensa aérea, ya que sólo un 17% de los aviones de la Fuerza está disponible para volar. 

De los 53 Mirage III comprados a partir de 1968, apenas quedan 14 en la base aérea de Tandil. En tanto, la aeronave insignia de la Fuerza Aérea local el IA-58 Pucará, apenas cuenta con 34 aviones disponibles de los 200 que llegaron a fabricarse.

Las aeronaves argentinas son las mismas que se usaron para combatir en las islas Malvinas en 1982 y en los últimos años tuvieron comenzaron a tener cada vez más fallas, por lo que los pilotos evitan volarlas por la desconfianza que les generan sus instrumentos. 
malvinas
La última adquisición de aeronaves de combate fue concretada en 1997 por el gobierno de Carlos Menem, cuando se compraron a Estados Unidos 36 cazabombarderos A4 de segunda mano, de los cuáles hoy muy pocos están en condiciones de volar por problemas de repuestos.

El proceso de desinversión de la Fuerza Aérea se profundizó en los últimos diez años. Justamente, durante las gestiones de los exministros de Defensa de la era K, José Pampuro y Nilda Garré, apenas un 40% y un 30% de los aviones pudieron quedar en servicio.

Pero no solo hubo desinversión en los aviones. “En función de las restricciones presupuestareas, cada vez hay menos horas de entrenamiento, menos uso se vuelo y poca practica”, aseguró Simonoff.
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Hace falta entrenamiento

En el Presupuesto 2014 se incorporó una asignación económica, dentro de un plan detallado de compra de armamento para los próximos cinco años, que compromete el inusual monto de $10.000 millones, cerca de 2.000 millones de dólares, sin que se incluyan partidas para proyectos de logística militar, como los radares o los aviones de entrenamiento.

Para el doctor en relaciones internacionales de la UNLP, Alejandro Simonoff, “hay que gastar de otra forma, las condiciones de operatividad no se dan solo con la compra de las armas sino con el entrenamiento adecuado”.

El recordado Pulqui, un modelo para la aviación

La historia de la aviación argentina tiene un pasado glorioso. El 8 de febrero de 1951, durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, se presentó el Pulqui II en el Aeroparque porteño. Aquella magnífica aeronave de combate (con turbo en lugar de hélice) tuvo su antecedente en el Pulqui, que había realizado su primer vuelo el 9 de agosto de 1947, en las pistas del Instituto Aerotécnico de Córdoba.

Con el Pulqui, la Argentina se convirtió en el quinto país del mudo en diseñar, construir y hacer volar un avión a reacción. Pero, lejos de dormirse en sus laureles, el país perfeccionó su proyecto y así nació el Pulqui II.

Para la construcción del nuevo avión se contrató a un grupo de técnicos alemanes. Para garantizar la seguridad de los materiales y probar los perfiles de diseño, también se realizaron modificaciones sustanciales en el Instituto Aeronáutico. Entre ellas, la construcción un túnel de viento. Así se logró un modelo para satisfacer diversas misiones de combate, que se ubicó entre los mejores del mundo.

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