08 de julio de 2013. 22:17hF. Cancio.
No ha podido aguantar más. El "Albedo", uno de los dos últimos barcos que los piratas mantenían secuestrados en la costa de Somalia se hundió anoche. Este portacontenedores con bandera de Malasia fue apresado por los piratas en noviembre de 2010 y desde el pasado año permanecía unido por un cable al otro de los buques que se encontraban en manos de estos delincuentes marítimos: el "Naham 3". Tal y como confirmó la Fuerza Naval Europea (Eunavfor) en su página web, el "Albedo" se hundió debido al embravecido mar. Las primeras informaciones apunta a que hay al menos 11 muertos, 7 de ellos piratas. La duda es si los piratas cortaron el cable que les unía al otro buque, con 28 personas a bordo.
"Hemos confirmado que cuatro tripulantes extranjeros y siete piratas han muerto. Hay 13 personas desaparecidas". Con estas palabras, uno de los supuestos secuestradores a salvo tras el accidente habría confirmado que el "Albedo" se había hundido, informa Ep. Bajo el nombre de Hussein, señaló que "durante casi una semana el barco se fue hundiendo progresivamente, pero ayer por la noche se hundió por completo".
En la zona, tal y como ha confirmado Eunavfor, se encuentra una de las fragatas de "Atalanta" y el "P3-Orión" español, que desde el aire controla el área del hundimiento en busca de supervivientes.
El buque hundido llevaba semanas anunciando su final, algo que conocían y tenían controlado los efectivos españoles del "Destacamento Orión" con base en Yibuti. Durante sus vuelos de reconocimiento habían ido observando como la situación empeoraba. La semana pasada, entre sus misiones estaba la de realizar varias pasadas con el "P3-Orión" en el lugar en el que se encontraba, a unas 2,2 millas de la costa de Somalia. Y el martes, nada más concluir su jornada de 8 horas y durante la reunión en la que analizan la información obtenida, tenían claro que quedaba muy poco para que se hundiera. Las fotografías mostraban varias bombas intentando achicar agua, con poco éxito, ya que el portacontenedores estaba a punto de partirse.
Sin embargo, al no saber cuántos rehenes había a bordo ni cuantos se encontraban en tierra, era muy difícil llevar a cabo cualquier operación de rescate por parte de las Fuerzas europeas que participan en la "Operación Atalanta". Ese día, el sargento primero López, radarista del avión de patrulla marítima español, confirmaba a los periodistas que, si bien estaban en alerta constante, era cuestión de tiempo que ocurriera, algo que confirmaban todos sus compañeros.
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