miércoles, 13 de febrero de 2019

OFF BORESIGHT: Una nueva manera de combatir en los cielos




articulo publicado en 2014

Con gran alborozo las multitudes se encontraron sobre el muro. Abrazos y besos, gritos y sonrisas iluminaron la noche de la antigua capital dividida. Tras décadas de opresión, alemanes criados en regímenes diámetralmente opuestos se juntaban nuevamente en la alegre noche de Berlín. El comunismo se rindió. ¡Alemania estaba nuevamente unida! 

En las semanas que se siguieron, el júbilo llenó las calles del país entero, trayendo una sensación de seguridad que los alemanes no sentían desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En cuestión de días, sin embargo, los jefes militares de Alemania y sus aliados norteamericanos y de la OTAN se vieron delante de una nueva y amarga realidad. Con la unión de las dos Alemanias, un escuadrón completo de cazas MiG-29, con su moderno armamento y su cuadro de personal, pasó a operar como parte de la Luftwaffe. Entre las armas disponibles estaba el nuevo mísil R-73, designado AA-11 Archer por el Occidente. Al conversar con los pilotos de la antigua Alemania Oriental, y tras diversas salidas de entrenamiento en combate 'disimilar' (combate entre aeronaves de tipos diferentes), los pilotos de la OTAN descubrieron que aquel mísil ¡era mucho más avanzado que cualquiera de los que poseían! 

Además de ser excepcional por si sólo, el AA-11 utilizaba un visor de casco que no solamente detectaba el blanco para el tiro fuera del campo de visión normal de una aeronave de caza, sino que aumentaba el ángulo de eficiencia del mísil gracias a un avanzado sensor, capaz de ver 90o para cada lado. La idea de los soviéticos era aumentar la agilidad del mísil en la hora del lanzamiento, permitiendo que saliese para los lados, detectando blancos que estuviesen fuera del radio de curva del MiG lanzador. Querían también que esta agilidad se manifestase en la fase terminal cuando, hasta entonces, aeronaves maniobrando bruscamente podían engañar los mísiles más avanzados del mercado. 



Repentinamente, se verificó que los soviéticos eran capaces no solamente de disparar con suceso contra aviones más ágiles, sino que también de acertar blancos que pasasen para el cuadrante trasero, en un combate frente a frente. En ese caso, el mísil disparado detectaría el blanco en el cruzamiento entre los cazas y describiría una curva, persiguiendo el enemigo atrás del MiG! 

La combinación mísil-casco del MiG-29 alemán pasó a ser una de las mayores preocupaciones de los analistas de guerra aérea de la OTAN. Esto no quiere decir que los norteamericanos no hubiesen experimentado con visores de cascos. Entre 1973 y 1979, cazas de la USAF utilizaron visores de ese tipo, pero como sus mísiles no poseían sensores capaces de distinguir blancos en una situación que permitiese el tiro off-boresight (fuera del ángulo del campo de visión en el eje de la aeronave), el equipamiento no trajo grandes beneficios. Los visores de casco americanos aún existen, pero son utilizados primordialmente en helicópteros de ataque como el AH-1 Cobra y el AH-64 Apache. Los americanos preferían apostar en los mísiles de largo alcance, puesto que su doctrina de combate siempre optó por la cualidad más que por la cantidad. Todas sus tácticas prevían la destrucción del enemigo a distancia con mísiles AIM-7 Sparrow y AIM-120 AMRAAM. Poseían el Sidewinder, un excelente mísil de corto alcance y pensaban que estaban cubiertos en el combate a corta distancia. Sin embargo, los primeros ' disimilares' entre los MiG de la Luftwaffe y las aeronaves de la OTAN probaron que, si se dislocasen para los cuadrantes frontales de los aviones alemanes, los cazas occidentales estarían destruídos. Fue lo que me informó recientemente un piloto canadiense, operador de CF-18 Hornet en Cold Lake: "Si nos viéramos volando contra aviones rusos, los derribamos con nuestros mísiles BVR (Beyond Visual Range - Más allá del Alcance Visual). Ahora, si los mísiles se equivocasen y entrásemos en el combate a corto alcance, comenzaría a rezar!". El tono irreverente de la afirmación no esconde una verdad clara y definitiva al mismo tiempo: mientras el AIM-9X Sidewinder de última generación y el AIM-132 ASRAAM británico no estén listos, la OTAN no posee armamento capaz de derrotar a los soviéticos ni tampoco a aquellos países equipados por ellos en la arena de corto alcance. 
Lo que no significa que el Occidente esté desprotegido. Concientes de la importancia del poder aéreo para su propia supervivencia, los israelenses son hoy la sociedad más activa en garantizar la manutención del liderazgo tecnológico y operacional en este campo. Como los mísiles aire-aire están entre los vectores de autodefensa más eficaces de este escenario, los israelenses evitan confiar su producción a terceros desde la década del 60, cuando desarrollaron el Shafrir I, un mísil con las características del AIM-9B Sidewinder de primera generación. Este fue seguido del Shafrir II, producido entre el final de los años 60 y el inicio de los 80. Con él, derribaron más de una centena de aeronaves enemigas. 
A pesar de eficiente, el mísil aún requería que el piloto que lo lanzase se posicionase de modo a garantizar que los sensores de la cabeza del mísil pudiesen ser "excitados" por la emisión de calor proveniente del blanco, de preferencia de los tubos portadores de mísiles. 
A comienzos de los años 80, surgió la tercera generación de mísiles israelenses, con el denominado Python 3. Se trataba de un mísil parecido con el AIM-9L/M y caracterizado por la capacidad de "cualquier aspecto"( hacer blanco independiente de su plano de vuelo), que permitía que fuese lanzado de cualquier posición, desde que el blanco estuviese al frente del avión lanzador, para que la cabeza del mísil pudiese recibir las señales de calor del blanco. El pre-posicionamiento de la aeronave lanzadora ya no era tan importante, lo que facilitaba las cosas para el piloto. La nueva tecnología ayudaba también en los combates frente a frente, capacitando el piloto que la poseía a disparar durante la aproximación. 

Los soviéticos lanzaron el AA-11 en 1984, pero sus cientistas ya venían disputando con los colegas británicos la primacía de colocar en operación sensores infrarojos capaces de ver en ángulos de hasta 60º. Al contrario de los americanos, los israelenses no esperaron para ver lo que sucedería. Sabían que sus enemigos en potencial en el Medio Oriente, brevemente estarían recibiendo lucientes cazas MiG-29. La probabilidad, por lo tanto, de que viniesen equipados con los Archer era demasiado grande para que ignorasen el problema. Además si se considera el reducido espacio aéreo de Israel, los cazas tan luego despegan ya se encuentran en situación de combate. El uso de mísiles de corta distancia hace parte de la propia naturaleza del piloto de aquel país. 

La solución surgió en 1993, con a llegada de una otra combinación mísil-casco: 
el Python 4 y el DASH - Display and Sight Helmet. Cuando el nuevo equipamiento comenzó a ser distribuído a los escuadrones, llegaron al Medio Oriente los primeros ejemplares del AA-11 vendidos para diversas Fuerzas Aéreas árabes. ¡El requisito número uno del Python 4 era superar al AA-11 en todos los aspectos! 


UN SISTEMA DEFINITIVO 
El visor de casco DASH fabricado por la Elbit Systems posee transductores electromagnéticos que detectan los movimientos de la cabeza, permitiendo que los sensores del armamento puedan ser apuntados en la misma dirección que los ojos del piloto. Embutido en la tapa del casco, un tubo de radios catódicos en miniatura genera una imágen que es proyectada en el visor del casco, a través de rebatimiento en superficies ópticas. Lo que el piloto ve es una imágen apuntada en la cual aparece la simbología usada para direccionar el mísil, así como el ángulo del campo de visión de su sensor. 
Además de acoplar el blanco, el casco puede ser utilizado para la navegación, para la adquisición de blancos en tierra y para el combate aire-aire. El casco está conectado al computador por medio de un cable extendido hasta un contacto preso al uniforme del piloto. En el caso de ser eyectado, el mismo se desprende automáticamente 

Sin el casco DASH, el Python 4 no funciona. Su sensor, localizado en la punta del mísil, es montado sobre una articulación Cardan con grandes ángulos de giro, lo que le permite mantener el blanco acoplado, incluso cuando está sufriendo un gran número de G's o en una pasada frente a frente. Además del casco, que le proporciona la conexión al ojo del piloto, y la capacidad de acompañar el tracking del blanco a gran velocidad, el Python 4 posee un motor con largo período de combustión y características aerodinámicas maximizadas para garantizarle el máximo de agilidad en curvas sustentadas con cualquier velocidad, lo que le permite cerrar el radio de curva en prácticamente cualquier situación. 
Tal como el AA-11, el objetivo de tamaña agilidad es garantizar que el mísil continúe acoplado al blanco en el caso de que este logre escapar del primer contacto, en la pasada inicial. Con el avión enemigo pasando para los cuadrantes traseros de la aeronave lanzadora, el recién lanzado Python 4 continua a buscarlo, ajustando su geometría de persecución para un ataque por las seis horas (visando la parte trasera del blanco). Una vez próximo al avión enemigo, la cabeza explosiva del Python 4 actúa por fragmentación y soplo, utilizando una espoleta de aproximación accionada por una faja a láser. Si falla, la opción es una espoleta de impacto reserva. Se trata de un sistema más eficiente que el del Archer, que emplea una espoleta de aproximación accionada por ondas de radio. 
El Python 4 posee también un sistema de antenas con capacidad IRCCM (Infra-red-counter-countermeasures - contra-contramedidas-infrarrojas) y la capacidad de distinguir emisiones de calor de las emanadas de una fuente en el segundo plano. El mísil está proyectado y fabricado para no errar. En situaciones normales, ¡ese acoplamiento no deberá durar más que 20 segundos! 
La llegada de mísiles como el AA-11 y el Python 4 alertan para el hecho de que, a cada día que pasa, se hace menos importante la habilidad del piloto o la manejabilidad del avión. 
Un oponente armado con un mísil de tamaña agilidad debe ser destruído antes que pueda dispararlo, lo que exige mísiles de mediano alcance BVR, sensores avanzados capaces de indicar la presencia del enemigo antes de que éste consiga un contacto radar o infrarojo y un excelente panel de contramedidas electrónicas e infrarrojas capaces de confundir el enemigo, reduciéndole la ventaja del mísil. En pocas palabras: quien dispara primero generalmente gana. 


EN EL CONTINENTE SUDAMERICANO 
El DASH ya fue testado y homologado para empleo en las principales aeronaves de combate de la Fuerza Aérea Israelense como el F-15C/D, F-15I Eagle y el F-16C/D Fighting Falcon. También está liberado para el F-5E/F Tiger II. 

En Sudamérica, la Fuerza Aérea de Chile ya emplea la combinación DASH/Python 4 en los F-5E/F Tiger III modernizados que operan desde Antofagasta. En diversas ocasiones, cuando enfrentaron cazas norteamericanos y franceses en ejercicios de combate aéreo 'disimilar', los cazas chilenos obtuvieron expresivos resultados en la arena de corta distancia. Utilizando técnicas que tienen por objetivo negar las ventajas de los mísiles de mediano alcance, los pilotos de la FACh procuran atraer el enemigo para áreas donde maximizan el potencial de su equipamiento. 
En Venezuela, el sistema ya está encomendado y pronto deberá equipar los F-16A/B de la FAV, pudiendo también ser adaptado a los AMX que aquel país acaba de comprar. Ecuador y Colombia son operadores del Python 3 y candidatos al sistema, bastando para esto que pueda ser adaptado al Kfir C2. Perú a su vez, puede ya estar utilizando el AA-11 en sus MiG-29, a pesar de que no existe confirmación hasta la fecha. Pero lo que conviene destacar cuando se habla respecto del escenario sudamericano, es el hecho de que los mísiles de mediano alcance aún no fueron introducidos en el continente, lo que aumenta la importancia de este tipo de armamento. 

Tal como sucedió en el Conflicto del Atlántico Sur, en el cual mísiles de cualquier aspecto AIM-9L, disparados contra aeronaves que necesitaban posicionarse antes de disparar su armamento definieron la guerra aérea, el Python 4 y el combate off-boresight seguramente ya se destacan en Sudamérica. 

Es de dominio público que Perú, cuenta con los R-73E (AA-11)y los R-77(AA-12) en sus Mig 29. En la foto podemos ver los R-73E en un Mig 29SMT peruano. Los R-77 peruanos serían los primeros misiles avanzados de mediano alcance de ultima generación en Sudamérica con un alcance de 150 Km. 

Nota original de Carlos Lorch de FL300

http://fdra-aereo.blogspot.com/2014/03/combate-aereo-combate-off-boresight.html

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