María Paz Fernández Álvarez
Internacional
El Mercurio
El Presidente Erdogan celebró la operación y aseguró que "aplastarán" a las milicias kurdas que quieren "establecer un estado terrorista en nuestras fronteras".
Tras dos meses de ofensiva, el Ejército turco y sus aliados sirios tomaron el control de la ciudad siria de Afrin, cerca de la frontera con Turquía, donde pretenden expulsar a la milicia kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG), que Ankara califica de "terrorista".
Horas después de su entrada en Afrin, las fuerzas turcas y sus aliados del Ejército Libre de Siria (ELS) se desplegaron en todos los barrios de la ciudad, disparando al aire y desfilando para celebrar su victoria. Subidos al balcón de un edificio público, varios soldados ondearon la bandera turca, mientras que otros rebeldes aliados de Turquía echaron abajo la estatua de Kawa, una legendaria figura kurda que simboliza la resistencia contra la tiranía.
Sin embargo, aún se están produciendo algunos combates ante la resistencia que presentan combatientes kurdos; un portavoz del ELS dijo que sus unidades controlan el 97% de Afrin.
De hecho, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) -una alianza que integran las YPG- no reconocieron la derrota y prometieron defender la ciudad. "Inspirados por nuestros mártires en cualquier parte, seguiremos sus pasos hasta nuestro último aliento", señaló la milicia, que fue un importante aliado de Washigton en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico en Siria. "Nuestra guerra contra la ocupación turca en Afrin entró en una nueva etapa: pasamos de una guerra de confrontación directa a una táctica de ataques relámpago", añadió.
La victoria militar fue celebrada por el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien apeló al nacionalismo y a las viejas glorias bélicas para destacar que su país derrotará totalmente a las YPG, que considera "terroristas" por sus lazos con el Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda activa en Turquía. "Ya no está el PKK, ya no está el Estado paralelo, ya no hay nadie. Dijimos que íbamos a entrar en sus cavernas y han escapado buscando agujeros. Han huido a Siria. Los hemos perseguido", resaltó el Mandatario durante la conmemoración en la ciudad de Çanakkale del aniversario de la batalla de Galípoli en 1915, durante la I Guerra Mundial. "Ayer dimos una lección en Çanakkale a quienes querían aplastarnos, hoy haremos lo mismo a quienes intentan establecer un estado terrorista a lo largo de nuestras fronteras para atentar contra nuestra estabilidad y nuestro futuro".
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, desde el inicio de la ofensiva turca el pasado 20 de enero han muerto en Afrin 289 civiles, más de 1.500 combatientes kurdos, 400 rebeldes aliados de Turquía y 78 militares turcos. Ankara asegura, sin embargo, que sus ataques no dejaron víctimas civiles, reconoce haber "neutralizado" a 3.603 combatientes kurdos, mientras que murieron 46 soldados turcos y 225 resultaron heridos.
De acuerdo con el Observatorio, unos 250.000 civiles abandonaron Afrin desde el miércoles, utilizando un corredor humanitario que lleva hacia territorios controlados por los kurdos o por el régimen sirio.
"Está por verse si es una campaña puntual en Afrin o va a más, porque también Erdogan ha dicho que después de Afrin la ofensiva iba a extenderse hacia otras zonas kurdas, como el Kobane. En los próximos días se verá si este es solo el principio de una ofensiva mucho más larga y, por lo tanto, mucho más costosa, en términos humanos y militares, o si con esto Turquía da por concluida la ofensiva", explica a "El Mercurio" Ignacio Álvarez-Ossorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante.
En otro frente de la guerra en Siria, en Guta Oriental, un enclave rebelde a las puertas de Damasco sitiado desde 2013, el Presidente sirio Bashar al Assad visitó por primera vez en años la golpeada localidad para saludar a sus tropas. "Los habitantes de Damasco están más que agradecidos y quizás le contarán a sus hijos en las próximas décadas cómo salvaron la capital", dijo el Mandatario, refiriéndose a los obuses y cohetes lanzados desde este bastión rebelde, donde según el Observatorio han muerto unos 1.400 civiles por los bombardeos del régimen en cerca de un mes de ofensiva.
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