Publicado el 27 Marzo 2018 Por Bradley Burston (author), Haaretz (author
Es la suma de todos los temores de la derecha gobernante de Israel. Es un arma contra la cual uno de los ejércitos más poderosos y avanzados del mundo está perdido.
Podría tener éxito donde han fallado los bombardeos suicidas, los misiles balísticos y los sofisticados túneles de ataque. Y llegará en Pascua, a solo una semana de distancia.
Es la no violencia.
A partir del día de la ceremonia de la Pascua, a solo una semana de este viernes, los palestinos planean marchas masivas hacia territorio israelí y los lugares que Israel mantiene ocupados, así como sentadas y vigilias. Presionarán para que Israel y el mundo presten atención a la Resolución 194 de la ONU, la base legal para lo que se conoce como el derecho palestino de retorno.
El plan es este: estarán desarmados. No lanzarán piedras. Serán organizados por clanes familiares en lugar de grupos militantes. Evitarán enfrentamientos con las tropas israelíes.
E Israel, con sus sistemas de defensa contra los ataques desde el espacio, el ciberespacio, los submarinos nucleares y toda clase de máquinas de matar ideadas por el hombre, no está preparado.
"Todos los anuncios que hemos escuchado sobre las marchas masivas dicen que son desarrollos muy problemáticos", dijo el exjefe del Shin Bet y exministro de la Defensa del Interior Avi Dichter. "Esta no es una guerra militar, sino una guerra de masas, diferente en sus aspectos esenciales".
"Si el viernes por la tarde, al final de las oraciones, miles o decenas de miles de personas participan o si se convierten en un número incluso mayor que ese, este es un problema para el que el ejército israelí, que tendrá que prepararse de una manera diferente a la de costumbre. Significativamente más aún", declaró a la Radio del Ejército Avi Dichter, una figura preponderante del Likud y presidente del Comité de Asuntos Exteriores y Defensa del Knesset.
"No son cohetes ni cargas explosivas. Esto requiere operaciones diferentes".
Durante décadas, los soldados israelíes han sido entrenados para todo tipo de situaciones de combate. Luego, debido a las demandas voraces y cada vez mayores de conseguir una ocupación cada vez más permanente, estos mismos soldados fueron enviados rutinariamente, con el mínimo de entrenamiento, al trabajo policial colonial, tratando con una población marginada y desfavorecida cuya privación de derechos humanos deberían hacer cumplir las tropas.
Yo era uno de ellos.
Durante generaciones la mayoría de los soldados del ejército israelí en servicio militar, junto con sus familias preocupadas en su hogar, consideraron la posibilidad de una rebelión palestina verdaderamente no violenta, el espectro de masas de hombres, mujeres y niños que se levantaban y caminaban hacia las fronteras de Israel y las colonias establecidas, legalmente o de otro modo, cercadas o amuralladas, defendibles o no.
A nivel personal los soldados, no entrenados para esto, no equipados para el control de masas no letales, rezaron en silencio para que esto no sucediera, al menos no bajo su turno de vigilancia.
Y más aún. Muchos de esos soldados, entre plegarias y llamados al deber, esperaban silenciosamente que nunca sucediera. Ese día, una protesta verdaderamente no violenta tomaría el lugar de un conflicto interminable e inmutable y abriría una brecha en la mecánica de la ocupación.
Yo era uno de ellos. Y ahora que parece estar sucediendo esta es mi confesión: quiero que tenga éxito.
Estos soldados sabían que los violentos ataques palestinos eran, y siguen siendo, la última arma de la dura derecha de Israel. El terror no puede acabar con la ocupación porque la derecha dura israelí la explota para consagrar la ocupación y mediante la legislación y la opinión pública infecta y coloniza progresivamente la sociedad y el Gobierno israelíes con el régimen de apartheid que los colonos han establecido en Cisjordania.
El terrorismo justifica nuevos puestos de avanzada ilegales, justifica la "legalización" de los asentamientos ilegales existentes, legitima la incitación del Gobierno contra todos los palestinos, entre ellos los ciudadanos de Israel. Justifica nuevas leyes destinadas a frenar la igualdad de las minorías en Israel.
Pero sobre todo el terrorismo es la excusa segura del Gobierno de Netanyahu para evadir cualquier iniciativa que permita la independencia palestina al lado de Israel, cualquier gesto para abordar las profundas heridas del problema de los refugiados o cualquier esfuerzo para poner fin a la ocupación.
Van a oír mucho sobre las marchas por el derecho palestino de retorno. Se espera que continúen desde la Pascua al menos hasta que Estados Unidos traslade su embajada a Jerusalén, un paso previsto para el 14 de mayo, que es el aniversario de la declaración de independencia de Israel y la víspera del día de la Nakba, cuando los palestinos conmemoran la expulsión de 700.000 árabes como consecuencia de la guerra de 1948.
Quiero que las marchas tengan éxito como está previsto.
Cuando era soldado esperaba contra la esperanza que algún día las marchas de protesta masivas y verdaderamente no violentas desafiaran a Israel en varios frentes, atrayendo el apoyo mundial para la autodeterminación e independencia palestina, atrayendo a israelíes a unirse a las filas de los manifestantes y hacer que una respuesta violenta sea más difícil de ordenar, llevar a cabo y justificar y al final cortar la columna vertebral de la negación israelí, la intransigencia y la negativa a relacionarse con las razones por las cuales Israel, por sí mismo, necesita perseguir activamente un final a la ocupación.
Pero sabía que era algo tremendo en lo que ni siquiera se podía pensar. Porque dado que las fuerzas israelíes no saben cómo responder a las protestas abrumadoras de este tipo, podrían reaccionar de forma exagerada y el resultado podría ser un baño de sangre.
Sabía que el Gobierno de Israel, ciertamente el Gobierno actual, podría tratarlo como terrorismo por otros medios y enfrentar la no violencia con más tragedias.
También sabía, sin embargo, que los palestinos se enorgullecen, sobre todo, de ser firmes. Y esta es la cualidad que necesitarán más si la no violencia se extiende por el tiempo suficiente como para funcionar.
La protesta masiva funciona. Espanta y asusta a los opresores como ninguna otra cosa. El mundo estará viendo. Comenzando en la Pascua.
El problema no es que Israel carezca de una defensa contra la no violencia. El problema es que Israel cree que necesita esa violencia.
Al final, si alguna vez hay una verdadera paz aquí, si los israelíes y los palestinos alguna vez pueden compartir esta tierra con respeto mutuo y derechos para ambos pueblos, será porque sucedió algo que nadie esperaba.
Algo como la no violencia.
http://arabia.watch/es/sept2014/mainstream/7624/El-arma-definitiva-de-los-palestinos-que-asusta-a-Israel.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario