martes, 12 de septiembre de 2017

Todo palabrería COREA, LOS MISILES Y LA AMENAZA BÉLICA: TODO PALABRERÍA


11.09.2017


En los últimos meses somos testigos de una escalada de tensiones bastante intensa entre Corea del norte y los EEUU a cuenta de las pruebas nucleares y de misiles balísticos realizadas por Corea del norte. La situación ha llegado hasta un punto en que supuestamente estuvimos al borde de una guerra nuclear entre ambos países cuando Pyongyang amenazó con atacar con misiles nucleares la isla de Guam en el océano pacífico, la cual, es una isla ocupada por los EEUU en la que tienen varias e importantes bases militares navales y aéreas. Sin embargo, estas amenazas, muy probablemente, nunca llegarán a materializarse en una guerra nuclear por varias razones.



Una guerra nuclear afectaría por un lado a Rusia y China, cuyos gobiernos no estarían nada contentos de que posibles impactos nucleares y/o nubes radioactivas afectaran a su territorio (contando el espacio marítimo propio). Por otro lado afectaría probablemente a Japón, y sobre todo a Corea del Sur, donde los EEUU tienen decenas de miles de soldados, así como fuerzas aéreas y terrestres. Así mismo, las capitales de las dos coreas están muy cercanas a la frontera y además están emplazadas hacia el lado occidental de la península coreana, con lo que un intercambio tanto de artillería como de misiles (de carga convencional, química o nuclear), podría afectar en gran probabilidad a las áreas más densamente pobladas de ambos países.



Volviendo sobre Rusia y China como dos de las mayores potencias mundiales y vecinos fronterizos de Corea del norte, recordemos el papel histórico de estos dos países en el pasado reciente. Por un lado, Rusia, que décadas atrás era la URSS, en agosto de 1945 lanzó una operación militar en Manchuria, entonces en poder del imperio nipón, que terminó en la península de Corea, dando lugar a la división de la península en un régimen pro-URSS al norte y otro pro-EEUU al sur. Para la URSS, desde el punto de vista geopolítico, esto representaba un Estado aliado, que también sirviera como espacio intermedio entre territorio propio y territorios enemigos. Para los EEUU Corea del sur representaba lo mismo frente a la URSS. Y tras la victoria en la guerra civil china de los comunistas de Mao, Corea del sur también representaba una “cabeza de playa” en el continente asiático por su vertiente del Pacífico. La guerra de Corea entre 1950 y 1953, enfrentó no solo a coreanos del sur y de norte, sino también de manera directa a los EEUU y sus aliados contra la China comunista (con apoyo soviético). La China comunista intervino para salvar a la norcorea comunista del avance estadounidense. Es un detalle que no conviene olvidar. Así mismo, durante la guerra fría, la URSS también ayudó notablemente al desarrollo y seguridad de Corea del norte.

Quizá se pregunten ahora mismo, ¿qué tiene que ver todo aquello con el presente? Aquellos sucesos reflejan que más allá de las cuestiones ideológicas, hay necesidades geopolíticas que trascienden a las ideologías porque son cuestiones del poder. La China comunista respaldó y aseguró la existencia de Corea del norte, y siempre ha seguido ahí, a una mayor o menor distancia, asegurándose (tanto como les sea posible) que en las fronteras chinas no haya fuerzas militares estadounidenses, pues son sus mayores rivales en el mundo, y entorpecerán, bloquearán, o quién sabe si algún día hasta atacarán a la propia china desde esos puestos avanzados estadounidenses como pueden ser Corea del sur, Japón, Taiwán, y otra serie de islas en el pacífico occidental. En este contexto, Rusia y China siguen compartiendo intereses de defensa común frente a un rival de ambos que son los EEUU y sus numerosos grupos aeronavales.

Así pues, considero que si las tensiones entre Pyongyang y Washington desencadenaran verdaderamente una operación aeronaval estadounidense en Corea del norte, desde China ante todo, y seguramente con respaldo de Rusia, lanzarían una operación militar para tomar el control de Corea del norte, empezando por la capital y siguiendo por la frontera terrestre con Corea del Sur y las costas cercanas a tal país. De este modo, prevendrían in extremis la guerra, pero, ¿qué podría pasar con Kim Jong Un? En un contexto así, lo mínimo sería una fuerte reprimenda por parte de China ante un dirigente que no es un líder y que dista mucho de actuar como un líder. ¿Pero cómo se podrían tomar tanto la élite norcoreana (militares) como el pueblo mismo que un país aliado entre en su país y se haga con el control para frenar una guerra? Sin duda sería un fuerte golpe deslegitimador hacia Kim Jong Un, pero de seguro que los chinos irían con un plan para renovar la élite dirigente norcoreana y evitar que un nuevo dirigente pudiera desembocar en otro incremento de tensiones, que nos lleva a la tercera variante posible sobre la existencia de estas tensiones.




Tenemos que el conflicto coreano es la excusa perfecta para los EEUU, ya que pueden mantener constantemente desplegadas a numerosas fuerzas militares, tanto terrestres como sobre todo aeronavales, y en último y destacado lugar, el sistema antimisiles balísticos tipo THAAD, cuyo despliegue suscita fuertes recelos desde China y Rusia por su posible uso ofensivo o su uso como barrera avanzada para detener un contraataque ruso y/o chino frente a los EEUU (similar a los recelos rusos sobre el supuesto escudo antimisiles estadounidense desplegado en Polonia, Rumanía y España). Pero tales activos militares no están no para defender a Corea del sur respecto a Corea del norte, sino para vigilar y amenazar a los verdaderos objetivos que son Rusia y China. Sobre todo a China ya que su única salida al mar es el Pacífico, y para Rusia porque amenazaría sus puertos del sureste, como Vladivostok, puerto de la flota rusa del Pacífico. Entonces, todas estas tensiones revierten en un beneficio legitimador para cualquier presidente estadounidense, que tiene fácil justificar ante la opinión pública estadounidense y muy especialmente surcoreana y japonesa ya que son las bases principales donde se despliegan esos activos militares. Con lo cual, por el lado estadounidense, no parece probable que tengan interés en cumplir con sus palabras belicistas, pues en caso de cumplirlas, unirían mucho más a sus dos rivales mundiales que son Rusia y China, e incluso podría llevar a que esos dos países forzasen un cambio de liderazgo en norcorea para mantener el mismo régimen pero con alguien que no fuera aparentemente inestable e inútil.


La retórica belicista de los últimos meses, sigue siendo otro capítulo más de las tensiones entre ambos países, que como siempre, tienen picos donde incluso ha habido muertes por tiroteos entre las dos coreas, pero siempre acaban suavizándose hasta la crisis siguiente. En vista de todos los intereses que rodean a la península coreana, no parece nada probable que una guerra convencional, ni mucho menos nuclear pudiera ser el futuro cercano, ni siquiera a medio plazo. Además, una guerra de esos tipos, podría acabar con la vida tal y como se la conoce en Corea del norte, y a mi parecer, salvo posibles locuras de individuos concretos en el poder, lo que todo dirigente quiere es vivir muchos años en esa posición de jefatura y un aventurismo sin sentido que ponga en riesgo ese puesto, acaba viéndose como algo peligroso y la élite puede resquebrajar su lealtad frente al máximo dirigente para salvar su propio puesto de poder. Y en una situación extrema se ve realmente hasta qué punto hay lealtad hacia el líder, hacia el país, hacia el pueblo, hacia unas ideas, etc.

China ya salvó una vez a Corea del norte, y es posible que de nuevo se repita una historia similar, pero esperemos que sin llegar a la belicosidad de la década de 1950. Y para Rusia, aunque hace varias décadas que la URSS es cosa del pasado, Corea del norte es geopolíticamente importante por ser un país que vive en pié de guerra constantemente contra su mayor rival que son los EEUU.Y por supuesto, no hay que olvidar que en el mundo actual, desde la perspectiva estadounidense, las guerras a baja escala y lejanas son un buen negocio para su élite dirigente, pero una guerra a gran escala es una tragedia para tal élite, pero no por las vidas arrebatadas, sino por el negocio que pierden.


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