Pekín 12 AGO 2017 - 15:58 CEST
Miles de soldados norcoreanos celebran en Pyongyang el lanzamiento de un misil, en junio. JON CHOL JIN (AP) / ATLAS
¿Por qué ha escalado tanto la tensión en los últimos días?
Corea del Norte tuvo una reacción airada a la nueva ronda de sanciones aprobada por unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU. En esta ocasión amenazó con convertir Estados Unidos en un "mar de fuego". No es algo extraño: la propaganda norcoreana ha utilizado una retórica belicista similar ("reducir a cenizas la Casa Blanca", "un ataque nuclear al corazón de EE UU", "el arsenal atómico está preparado") durante otros episodios de tensión.
La gran novedad ha sido la respuesta recibida por parte de Estados Unidos. Lejos de la mesura usada por la Administración Obama, Donald Trump se puso a la altura del régimen de Kim Jong-un y amenazó al país con "un fuego y una furia jamás vistos en este mundo" si Pyongyang no dejaba de amenazar a Estados Unidos.
El Ejército norcoreano aceptó el órdago y anunció, con detalles, su intención de disparar cuatro misiles de medio-largo alcance hasta aguas cercanas a la isla de Guam, una isla estadounidense en el Pacífico. El plan, según la propaganda norcoreana, estará listo a mediados de este mes y se entregará a Kim Jong-un, que decidirá si se ejecuta o no.
Trump no solamente no se ha echado para atrás, sino que ha redoblado su apuesta y amenazado con "problemas que pocos países han tenido". Este viernes, en un tuit, ha asegurado que todo está listo para una respuesta militar.
¿La escalada tiene visos de reducirse?
A corto plazo, no. Más allá de cómo pueda seguir el cruce de declaraciones en los próximos días, a finales de mes otro factor entra en escena. Corea del sur y Estados Unidos llevarán a cabo, a partir del 21 de agosto, una nueva ronda de maniobras militares conjuntas. Aunque son, en principio, de naturaleza defensiva, Corea del Norte las interpreta como un simulacro de invasión.
En ocasiones anteriores ha sido habitual que Pyongyang realice pruebas de misiles balísticos al mismo tiempo que estos ejercicios están en marcha.
¿Por qué querría Kim Jong-un disparar misiles cerca de Guam?
Según los expertos, este movimiento por parte de Corea del Norte respondería a motivos políticos y técnicos.
Por un lado, estos lanzamientos serían una advertencia a las acciones militares de Estados Unidos en la península coreana. Guam es una pequeña isla situada en el Pacífico que alberga dos importantes bases militares estadounidenses, una base naval y la base aérea Andersen. Washington tiene desplegados en estas instalaciones algunos de sus equipos militares más avanzados. Entre ellos están los bombarderos supersónicos B-1B, que han sobrevolado en varias ocasiones, a modo de advertencia, los cielos de Corea del Sur (la última esta misma semana) en respuesta a las constantes pruebas de misiles balísticos.
Por otro lado, lanzar misiles hacia Guam (a unos 3.400 kilómetros de Corea del Norte) permitiría al régimen norcoreano probar la eficacia de los proyectiles. Corea del Norte ha realizado numerosas ensayos, pero todos se han basado en enviar el cohete a una altitud muy elevada para que después cayera en aguas del mar de Japón. Dispararlo hacia Guam podría ser una forma de probar su rendimiento cuando vuelan en una trayectoria estándar.
Los analistas concluyen que llegarían de sobra a cubrir los 3.400 kilómetros que separan Corea del norte y Guam
¿Tiene Corea del Norte capacidad para que sus misiles lleguen a Guam?
Los expertos así lo creen. El tipo de misil que se lanzaría hasta Guam es el Hwasong-12, un cohete de medio-largo alcance que empezó a probarse este año. Los análisis de estos lanzamientos hechos por los analistas concluyen que llegarían de sobra a cubrir los 3.400 kilómetros que separan Corea del norte y Guam.
¿Puede EE UU interceptar estos misiles?
En principio, sí. Estados Unidos tiene desplegado en Guam el sistema antimisiles THAAD (lo instaló en 2013 a raíz de otra ronda de amenazas por parte de Corea del Norte), que es capaz de interceptar proyectiles en su última fase de vuelo. El THAAD nunca se ha probado en tiempo de guerra y una de las incógnitas es su respuesta en caso de que se dispararan varios misiles a la vez, como ha amenazado Pyongyang en esta ocasión. El problema radica en que, una vez lanzados los interceptores, el tiempo de recarga del sistema es de 30 minutos.
El THAAD de Guam, sin embargo, sería la última línea de defensa. Antes, el potente radar del THAAD parcialmente desplegado en Corea del Sur detectaría los misiles. Los destructores desplegados en los mares de la región o en otras bases (en Japón, por ejemplo), también serían capaces de interceptarlos.
Otra opción sería simplemente no actuar y dejar que los cohetes cayeran en el mar cercano a Guam (serían aguas internacionales, si se cumplen los parámetros anunciados por Pyongyang), pero esto supondría una victoria enorme para el régimen de Kim Jong-un. Trump, a raíz de sus últimos comentarios, no parece dispuesto a permitirlo. Peor sería, sin embargo, que Estados Unidos tratara de interceptar estos misiles, pero no lo lograra en su totalidad.
¿La posibilidad de una guerra es real?
Un misil lanzado desde la frontera tardaría apenas 45 segundos en llegar a Seúl
A falta de saber si Kim Jong-un autorizará esta operación, los expertos ven muy remota la posibilidad de un conflicto armado. Un supuesto ataque preventivo a las instalaciones nucleares de Pyongyang difícilmente podría acabar con todas ellas de una vez, y es muy probable que tras una acción de tal calibre Corea del Norte liberara parte de su artillería hacia Corea del Sur o Japón. Un misil lanzado desde la frontera tardaría apenas 45 segundos en llegar a Seúl, en cuya área metropolitana viven 25 millones de personas.
Este viernes, a pesar del embrollo, Seúl y Washington acordaron discutir de antemano cualquier medida que se pueda tomar contra el régimen norcoreano, incluidas las opciones militares. Es prácticamente imposible que Corea del Sur (o Japón) dé su visto bueno a una acción militar de carácter preventivo.
¿Podría esta crisis desatar una carrera armamentística en la región?
Sí. Las continuas amenazas de Pyongyang ya han hecho que se alcen varias voces en Seúl y Tokio que piden desarrollar armas más potentes para defenderse. La Constitución pacifista japonesa solamente permite al Ejército actuar en casos de estricta autodefensa, pero algunos sectores políticos creen que el país no cuenta con los medios suficientes para ello.
En Corea del Sur hay partidarios de desarrollar misiles más potentes y hasta de desplegar armas nucleares estadounidenses en su territorio. Ambas medidas deberían contar con la aprobación de Washington. Sin embargo, el actual presidente, Moon Jae-in, ha rechazado por el momento esta posibilidad.
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