Base de ShayratMIKEL AYESTARAN Corresponsal
En Jerusalén09/04/2017 01:04h - Actualizado: 09/04/2017 08:21h.Guardado en: Internacional
Apenas 24 horas después del ataque de Estados Unidos, un Sujoi-22 despegó de la base de Shayrat para bombardear posiciones enemigas en las provincias de Homs e Idlib. Una imagen simbólica que difundieron los medios rusos para mostrar que los 59 misiles Tomahawk que ordenó lanzar el jueves el presidente estadounidense, Donald Trump, no habían logrado paralizar las operaciones de los cazas sirios en esta base situada en el centro del país. Washington defendió que su primer ataque directo al Ejército sirio fue en respuesta al supuesto uso de armas químicas por la aviación del presidente Bashar Al Assad en Jan Sheijún, donde murieron más de ochenta personas y hubo cientos de heridos, y la embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, advirtió que «estamos dispuestos a hacer más, aunque esperamos que no sea necesario». Haley consideró que la respuesta de su país fue «mesurada».
Trump quiso enviar un mensaje de fuerza a los diferentes países inmersos en la guerra, dejar atrás para siempre la era de Barack Obama, y para ello optó por una acción quirúrgica y muy medida que ejecutó tras previo aviso a las fuerzas rusas, que tuvieron tiempo de evacuar la base de Shayrat. Un bombardeo que mató al menos a nueve personas, según la agencia siria Sana, que causó daños en algunos hangares y almacenes de la base, pero que no inutilizó las pistas de un lugar que Damasco y Moscú consideran importante para las operaciones contra Daesh.
El apoyo incondicional a Trump de Francia, Reino Unido o Israel en las primeras horas, dio paso a la mesura por parte de países como Bélgica, que decidió suspender las operaciones de los aviones que aporta a la coalición internacional que lidera EE.UU. para combatir a Daesh, o Alemania, que descartó sumarse a futuros ataques contra el Gobierno de Assad. La Liga Árabe, que en 2011 expulsó a las autoridades de Damasco de su asiento en el organismo, pidió «calmar la escalada» de violencia, pese a que socios importantes como Arabia Saudí aplaudieron el gesto de Trump.
Investigación de lo ocurrido
En medio del desconcierto provocado por el nuevo frente militar abierto por Trump, la investigación de lo sucedido en Jan Sheijún el martes parece haber quedado en un segundo plano. Los cazas sirios no han detenido los bombardeos sobre este lugar situado al sur de la provincia de Idlib, bajo control del Frente Fatah Al Sham, brazo de Al Qaida en Siria, y al menos una persona falleció a causa de los ataques sufridos en las últimas horas, según denunciaron fuentes médicas locales.
Como Rusia, Irán se mantiene firme al lado de Assad y su presidente, Hasán Rohani, insistió en declaraciones a la cadena PressTV en la necesidad de aclarar lo ocurrido en Jan Sheijún y la procedencia de los gases nerviosos que mataron a decenas de personas. El líder iraní lamentó que el ataque aéreo ejecutado por Estados Unidos solo acabará contribuyendo a «fortalecer el extremismo y el terror en la región». Para Rohani, tras el bombardeo estadounidense «todos los terroristas de Siria están contentos y celebrándolo».
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