martes, 13 de diciembre de 2016

Proyectos armamentísticos millonarios que acabaron en nada

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 Las recientes críticas de Donald Trump al programa de cazas de combate F-35, además de hacer caer las acciones de Lockheed Martin en 3.500 millones de dólares, han fortalecido aún más las dudas acerca de la viabilidad del proyecto armamentístico más caro de la historia —unos 400.000 millones de dólares, según estimaciones—. En su intención de reestructurar el programa, cuyo "costo se ha salido de control", el presidente electo ya prometió que "miles de millones de dólares pueden y serán ahorrados en compras militares (y otras) después del 20 de enero".

 Mientras los expertos aún discuten si el proyecto está listo en realidad, Sputnik te invita a hacer un repaso a los programas armamentísticos más caros que al final terminaron en nada. 

RAH-66 Comanche (9.800 millones de dólares)
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Seguramente, los creadores de los primeros helicópteros nunca llegaron a imaginarse que el desarrollo de estos aparatos de EEUU podría alcanzar cifras equivalentes al presupuesto anual de países como Bolivia, Uruguay o Estonia. Los desarrolladores intentaron crear un helicóptero de combate con tecnología 'stealth', pero ya para mediados de la década del 2000 quedó claro que los aviones no tripulados cumplían mejor con las tareas para las cuales estaba siendo desarrollado el 'Comanche'. El programa quedó inconcluso

 Boeing YAL-1 ($5.000 millones)
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 El Boeing YAL-1 era un avión de combate experimental de EEUU con capacidad de destruir objetos a gran distancia utilizando un potente láser. El objetivo principal de su desarrollo era la creación de un sistema móvil capaz de localizar y neutralizar misiles balísticos y de crucero. Es difícil determinar la eficacia que podría haber tenido esta arma. Rusia, por ejemplo, también ha estado desarrollando proyectos similares. Lo que se sabe con certeza es que el programa estadounidense cerró después de ser considerado demasiado costoso, tanto en desarrollo como en explotación. 

Future Combat Systems ($18.000 millones) 
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Bajo esa denominación (FCS) se escondía un ambicioso programa a gran escala cuyo objetivo era nada más y nada menos que renovar el Ejército de EEUU: desde tanques ligeros hasta drones, todos conectados mediante una única red informática que permitiera el control y manejo de todas las unidades. Para ello fueron lanzados programas de producción de armamento totalmente nuevos, pero sus resultados durante las pruebas dejaron mucho que desear en comparación con los modelos en servicio. Finalmente, después de la crisis del 2008, el recién investido presidente de EEUU, Barack Obama, anunciaba el cierre definitivo del programa. Todas las fuentes coinciden en que el monto total dilapidado en los Future Combat Systems rozó los 20.000 millones de dólares. 

Expeditionary Fighting Vehicle ($3.000 millones)
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 El Expeditionary Fighting Vehicle (EFV) debió haberse convertido en un vehículo anfibio y estaba diseñado especialmente para el desembarco del Cuerpo de Marines de EEUU. En general, el EFV disponía de un destacable poder armamentístico, excelente protección y buena velocidad. Su alto coste por unidad —unos 25 millones de dólares—, sumado a numerosos fallos, hizo que el entonces secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, cancelara el proyecto en enero del 2011, decantándose por su alternativa: el Amphibious Combat Vehicle (ACV). 


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