Todos esfuerzos de Israel para trasladar las reservas de amoniaco del puerto de Haifa han fracasado. De este modo, la “bomba atómica” evocada por el secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, en uno de sus últimos discursos, continúa amenazando el puerto estratégico israelí.
En caso de una agresión israelí contra el Líbano, Hezbolá ha advertido que Haifa se transformará en un infierno para los colonos israelíes que viven allí.
El diario libanés Al Akhbar informó en un reciente artículo acerca del fracaso de las autoridades israelíes para trasladar esos depósitos. “Después de la advertencia hecha por el secretario general de Hezbolá, que afirmó que Hezbolá no dudaría en lanzar sus misiles contra los depósitos de amoniaco en el norte de Israel en caso de guerra, la prensa israelí calificó esta posibilidad de “amenaza atómica de Hezbolá”. Poco después, el Ministerio de Medio Ambiente de Israel comenzó a trabajar para transferir los depósitos en cuestión a otra región. El Ministerio dijo que propuso a las empresas propietarias de las plantas de producción de amoniaco situar éstas en el desierto de Neguev, al sur de Israel, lejos de las zonas residenciales. Sin embargo, estas compañías rechazaron la oferta del Ministerio, que habla del fracaso de su proyecto”.
“La elección del desierto del Neguev como lugar para el establecimiento de las fábricas de producción de amoniaco es muy significativa. Todas las demás ciudades y asentamientos israelíes se negaron a aceptar su colocación cerca de ellos. La gente está preocupada”, agregó el periódico.
Desde febrero de 2016, cuando Hassan Nasralá realizó esta amenaza, los responsables israelíes están tratando de tranquilizar a la población con promesas. Pero en la práctica no ha ocurrido nada porque nadie quiere tener cerca a los depósitos de Haifa. Los misiles de Hezbolá pueden provocar explosiones en casada en dichas instalaciones y los gases tóxicos que emanarían de ellas serían suficientes para causar la muerte de decenas de miles de israelíes.
Las plantas de Haifa contienen, según las últimas estimaciones, unas 12.000 toneladas de sustancias tóxicas. La filtración de una quinta parte de estas sustancias podría causar la muerte de 17.000 residentes, según los expertos israelíes, que añaden que la cifra podría aumentar a 80.000 en el peor de los casos. En cuanto a los daños económicos, éstos ascenderían a 10.000 millones de dólares en el caso de que los misiles de Hezbolá cayeran sobre las plantas en cuestión.
http://spanish.almanar.com.lb/30248
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