Partidarios del ‘sí’ muestran su tristeza con el resultado
Javier Taeño.- La respuesta del pueblo colombiano ha sido NO. Por un estrecho margen, la sociedad rechazó el acuerdo entre el Gobierno de Santos y las FARC para acabar con un conflicto que se ha extendido más de cinco décadas y que ha dejado miles de muertos y desaparecidos. Cuatro años de arduas negociaciones entre ambos que han sufrido un frenazo importante precisamente en el momento más inesperado.
Tanto las encuestas como la ostentosa campaña del Ejecutivo hacían pensar que el Sí se impondría sin problemas, algo que finalmente no ha ocurrido. Toca pensar en los errores cometidos y buscar nuevos escenarios. Estas son algunas de las razones que han precipitado la negativa de los colombianos.
1. Muchas dudas sobre el contenido del acuerdo entre el Gobierno y las FARC
Ha sido uno de los principales caballos de batalla entre Santos y los que se oponían al pacto y probablemente el Gobierno, a tenor de los resultados, no ha sido capaz de explicar todas sus ventajas. Entre los aspectos más controvertidos hay dos principales: la supuesta impunidad de la guerrilla y el nuevo espacio político que van a ocupar, ambos recogidos en el documento de 297 páginas.
Respecto al primero, los guerrilleros no están sujetos a amnistía, indulto o beneficio procesal por delitos de lesa humanidad. Se establece que se creará un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición que investigará las faltas graves “con mecanismos extrajudiciales complementarios”. Pero para los opositores este mecanismo no es suficiente y no tienen fe en él. Defienden que permite a las FARC escapar del peso de la justicia e integrarse fácilmente en la sociedad sin pagar por sus crímenes.
En lo que se refiere a su entrada en política, el pacto garantiza que las FARC tendrán cinco escaños en el Senado y cinco en la Cámara de Representantes en los dos siguientes periodos legislativos. Su abandono de las armas propiciará que puedan ser elegidos por los colombianos como una opción política más, lo que es visto con recelo por algunos sectores sociales.
2. La baja participación
Era una votación trascendental para Colombia, por lo que sorprende la bajísima participación en el referéndum. Y es que apenas el 37% de los llamados a la urna depositaron su voto con una altísima abstención del 63%. Este hecho llama bastante la atención, ya que por ejemplo en las dos últimas elecciones presidenciales estuvo en torno al 50%.
Pese a que el país no suele votar masivamente, en esta ocasión se trataba de algo determinante para el futuro, por lo que esa caída de más de 10 puntos es muy inesperada y ayuda a que los resultados estuvieran más apretados. También otro factor a tener en cuenta fueron las intensas lluvias que cayeron como consecuencia del huracán Matthew y que dificultaron la votación para muchos electores.
3. Las regiones que sufrieron la violencia han apoyado el acuerdo, pero las grandes ciudades no
Santos votando en el plebiscito
Este ha sido un factor clave. El radio de acción de la guerrilla ha estado fundamentalmente en entornos rurales alejados de las grandes ciudades del país, a las que llegaban los ecos de sus acciones criminales. Lo sorprendente es que a la hora de votar, las regiones más afectadas por el conflicto, es decir las víctimas, apoyaron el fin de la violencia, mientras que los grandes núcleos poblacionales eligieron el no, tal y como revela Semana que da los datos de estas localidades.
La conclusión es que los lugares que más han sufrido a las FARC quieren una nueva época de paz, mientras que las grandes ciudades se muestran más inflexibles con la guerrilla.
4. No era un triunfo personal de Santos, sino de todos los colombianos
Una de las cosas que más han criticado los opositores al acuerdo es la forma en la que el presidente ha llevado las negociaciones. Pese a que es conocido por su corrección y mesura, hubo una frase que alentó a sus críticos, que la han usado como arma arrojadiza en las últimas semanas.
Santos dijo que “el presidente tiene la facultad de redactar la pregunta que le dé la gana”. En un acuerdo como el que se estaba firmando con las FARC era necesario lanzar un mensaje aglutinador al que se sumaran todas las fuerzas posibles, sin embargo, afirmaciones como esa lo único que hicieron fue aumentar la crispación.
5. El tirón que todavía tiene el expresidente Uribe
Gobernó el país durante 8 años y se enfrentó con dureza a la guerrilla hasta conseguir reducirla a apenas 6.000 miembros, por eso la decisión de Santos – su antiguo ministro de Defensa- de negociar la paz con ellos le sorprendió mucho. En los últimos meses ha defendido el no, primero rechazando cualquier acuerdo con la guerrilla y ahora pidiendo que se renegocien los términos de la paz. Pero sobre todo ha demostrado que sigue teniendo detrás un ejército de fieles que están dispuestos a seguirle en cualquier cosa. El triunfo del no es el triunfo de Uribe.
6. No se olvidan fácilmente las heridas de la guerra
Un factor que también ha pesado mucho ha sido el de tener que elegir entre el futuro o el pasado. La opción de seguir adelante ofrece un escenario de paz a partir de ahora, pero los crímenes, el dolor y el sufrimiento de las últimas décadas también pesan mucho sobre el ánimo de los colombianos. Hay que tener en cuenta que la guerrilla lleva más de 50 años de actividad en los que han dejado más de 220.000 muertos y miles de desaparecidos.
7. Con la paz con las FARC no se acaban los conflictos internos
El expresidente Álvaro Uribe
De hecho, existe otro grupo revolucionario, el Ejército de Liberación Nacional, con el que el Gobierno mantiene el conflicto y que podría ocupar el espacio que deja libre las FARC. Pese a que Santos también les ha tendido la mano, lo cierto es que todavía serían necesarios muchos meses para la negociación y eso es algo que el pueblo colombiano tiene muy en cuenta. También hay grandes grupos criminales que se dedican a la extorsión, a las amenazas o al narcotráfico. En total, son unos 24 según los expertos.
8. El acuerdo como arma electoral para las presidenciales
Timochenko (FARC) sigue defendiendo la paz
A nadie se le escapa que las elecciones presidenciales de 2018 están a la vuelta de la esquina y que el fin de la violencia de las FARC puede ser un arma muy poderosa que garantice la victoria. De hecho, la victoria del no impulsa la candidatura de personas como Óscar Iván Zuluaga, Carlos Holmes Trujillo o Iván Duque. Todos ellos, considerados uribistas, ya están pensando en sus opciones de cara a los comicios, tal y como apunta la prensa colombiana. Mientras tanto, los que apoyaron el sí, quedan debilitados.
9. Es posible un acuerdo mejor
Los colombianos han votado siendo conscientes de que la victoria del no al acuerdo no supone el fin de las negociaciones. Tanto el Gobierno como las FARC han refrendado su compromiso de que es necesario alcanzar un entendimiento que goce del apoyo de la sociedad colombiana, por lo que todas las fuerzas deberán afinar sus propuestas para que sea respaldado por una mayoría.
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