A Rusia le han llovido por diestro y siniestro las críticas por sus ataques, "contraproducentes". La acusaban de no atacar objetivos del Estado Islámico y de ‘fortalecer al verdugo Asad'.
Lunes, 16. Noviembre 2015 - 12:01
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La ofensiva del presidente ruso, Vladimir Putin, en Siria a finales de septiembre tomó al mundo por sorpresa y no pocos líderes de Occidente han venido cargando contra su intervención.
Por ejemplo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Cabe recordar que Washington supo del primer bombardeo cuando Moscú se lo notificó, una hora antes del mismo, y EE UU ha tenido que aceptar el protagonismo inevitable de Rusia e Irán en el caso sirio.
Obama reaccionó diciendo que los bombardeos de Rusia en Siria son “contraproducentes” y que el plan de Putin de atacar a todo el que se oponga al régimen de Assad, incluida la oposición moderada, es una “receta para el desastre”. Advirtió de que si Moscú no cambiaba de estrategia y cooperaba con el resto de la comunidad internacional, se iba a meter en un “lodazal” del que le resultará muy difícil salir. Ha recalcaldo que Rusia que no puede "bombardear a su manera" para lograr una solución pacífica en Siria y ha reitado que el plan de respaldar al gobernante sirio Bashar al Assad fracasará.
El mandatario francés, François Hollande, también ha acusado en estos últimos meses al líder ruso, Vladímir Putin, de apoyar al dictador sirio, Bachar el Asad, y de bombardear “sectores controlados por la oposición”, y no por el Estado Islámico. “Los ataques deben afectar al EI y solo al EI”, demandaba.
Tanto Hollande como la canciller alemana Angela Merkelsuscribieron un comunicado firmado también por otros cinco países —Estados Unidos, Arabia Saudí, Qatar, Arabia Saudí y Turquía— en el que exigían a Moscú que cesara “inmediatamente sus ataques contra la oposición siria y los civiles y centrara sus esfuerzos en combatir al Estado Islámico”. Para los firmantes, la irrupción de Rusia en el polvorín sirio solo contribuirá a una “escalada”.
En este mismo sentido se pronunció también el primer ministro británico, David Cameron. Afirmó que la intervención del Ejército ruso "empeora" la situación en Siria y fortalece al Gobierno del "verdugo" Bashar Asad. "Está absolutamente claro que Rusia no está discriminando entre el Estado Islámico (EI) y los grupos de la oposición siria legítimos", señaló el primer ministro, si bien el ministro británico de Defensa, Michael Fallon, afirmó que sería "moralmente erróneo" quedarse fuera de la misión militar en Siria.
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