La superioridad aérea de Estados Unidos siempre le ha servido para concretar sus invasiones y agresiones. Pero esa «superioridad» se ve hoy neutralizada frente a los sofisticados y poderosos medios de detección y de defensa antiaérea con que cuenta Rusia. Y ese es el mensaje que Moscú ha querido hacer llegar a Washington y la OTAN realizando numerosos vuelos de sus aviones militares en el espacio aéreo internacional de Europa hace poco días.
La prensa comercial occidental, consideraba como algo certero, a principios del año 2014 [a consecuencia de la guerra civil en Ucrania], la intervención militar de la OTAN contra Rusia, siguiendo el esquema aplicado contra la ex Yugoslavia, en 1999. La razón de todo esto fueron principalmente las belicosas y surrealistas declaraciones del jefe del Estado Mayor estadounidense, el almirante John Kirby: «después de la caída de la Cortina de Hierro, Rusia siempre ha avanzado hasta llegar a las fronteras de la OTAN». Las predicciones de la prensa comercial occidental sobre una posible intervención de la OTAN contra Rusia no han tenido pues ningún fundamento lógico y valedero.
Por otro lado, el inmenso territorio de Rusia se extiende por dos continentes y este país posee una gran cantidad de medios eficaces de combate. Sin embargo, para poder contraatacar lo más rápidamente posible en caso de una agresión armada convencional contra Rusia, el Kremlin necesitaba sistemas automatizados y de los más sofisticados en materia de gestión y de información, capaces de integrar los sistemas de detección [satelital] y sus armas de alta precisión.
En estos últimos meses, escuadrones de más de 20 o 30 aviones de combate rusos comenzaron a sobrevolar el espacio aéreo internacional en las inmediaciones de los países miembros de la OTAN, es decir en el oeste, el norte y el sureste de Europa, una manera para Moscú de hacer un test en directo del nivel de respuesta de la aviación de estos países miembros de la OTAN, y para poder realizar esta proeza Rusia utilizó sus sistemas automatizados para gestión e información.
El general estadounidense Philip Breedlove, comentando esta demostración de fuerza de la aviación militar de Moscú, declaró: «Desde mi punto de vista, los rusos nos están enviando un mensaje, de que ellos son una gran potencia».
Efectivamente, el flujo de tráfico aéreo y de corredores aéreos destinados a los aviones [comerciales de pasajeros, de carga, militares u otros] es muy denso dentro la zona de Eurocontrol, las rutas y corredores aéreos de los aviones se cruzan y ya están saturadas, y esto mucho más si de repente aparecen en este cielo europeo 20 o 30 aviones de combate rusos en diversas formaciones, pero con la proeza de no causar colisiones o perturbaciones del tráfico aéreo, incluso sin ocasionar accidentes con otros aviones civiles o militares.
Esto no hubiese sido posible sin un monitoreo constante y un control radar permanente desde el nuevo centro de control radiotécnico «590» del Ejército Ruso.
La red radar «590» dispone de varios miles de instalaciones de memoria y de servidores para este fin, teniendo una potencia de cálculo de última generación que utilizan los microprecesadores y los sofisticados equipos de comunicación por satélite. Los microprocesadores rusos permiten el reconocimiento instantaneo de los diferentes tipos de aviones en vuelo, el seguimiento automático de dichas aeronaves en el espacio de la zona Eurocontrol, todo esto detectado por el radar de red «590» y la extrapolación de la dirección de vuelo de cada uno de los aviones, en función de la ruta declarada, de la velocidad y otras especificaciones técnicas.
El día 2 de diciembre de 2013, se activó el sistema de reconocimiento aéreo a gran distancia, es decir desde la frontera occidental de Rusia con Europa, se introdujo en la dotación de personal militar del ejército ruso el sistema radar más complejo y moderno del mundo, conocido con nombre código de «29B6-Container». Se trata de una unidad de élite codificada por los rusos «590», red responsable de la detección de blancos aeroespaciales en la dirección oeste, norte y sur. El radar 29B6 tiene un campo de perspectiva abierta a 240° grados, controla y vigila el espacio aéreo hasta una distancia de 3 000 kilometros, que abarca el conjunto de Europa, el norte de África y Oriente Medio, y tiene la capacidad de rastrear blancos aéreos (incluyendo misiles de crucero) que vuelan hasta 100 kilómetros por encima del nivel del mar.
El radar 29B6 es un sistema bi-estático, con estaciones de transmisión y de recepción por separado, colocadas a distancia, uno del otro. La antena del transmisor tiene una longitud de 440 metros e incluye 36 elementos. Este complejo se encuentra en la ciudad de Nizhny Novgorod (250 km al este de Moscú). La antena receptora del 29B6 se encuentra en Kovylkino (150 km al sur de Nizhny Novgorod) y cuenta con pilares de 35 metros de altura que se extienden a lo largo de 1,3 km de distancia. El sistema de radar 29B6 forma parte de la familia «Duga», al igual que el RO-4 Sevastopol, y opera en la gama de ondas cortas, también llamada UHF (frecuencia de 3-30 MHz).
El campo electromagnético emitido por la antena de este radar es equivalente a la energía eléctrica que consume una ciudad de 100 000 habitantes.
A nivel mundial, el 99% de los radares militares de detección y de guiado de los tiros (desplegados en tierra y en buques o aeronaves, incluidos los aviones AWACS) operan en el rango de centímetros milímetros debido a que los haces electromagnéticos emitidos por el radar de centímetro y de milímetro son paralelos al suelo y no pueden superar las barreras del relieve del terreno. Además, estos radares están limitados, a nivel de rendimiento por la curvatura de la Tierra, a una distancia máxima de 300-500 kms detección.
A diferencia de estos radares, aquellos que utilizan las ondas ultracortas emiten haces en un ángulo que alcanza hasta los 45° grados con relación al suelo, para ser reflejados de manera repetida por la capa ionosférica de la atmósfera terrestre. La reflexión ionosférica se caracteriza por una pequeña pérdida de la señal. Esta particularidad hace que el radar de la familiaDuga tenga una zona óptima de detección de blancos aéreos cuyo rango va de 400 a 4 000 km de distancia con respecto a la estación transmisora. Así, un misil de crucero estadounidenseTomahawk o una aeronave clase Stealth F-22, B-2 y F-35, por ejemplo, pueden ser detectados por el radar ruso situado en el territorio de Rusia, desde que emprenden vuelo sobre el Océano Atlántico.
El super-radar 29B6 fue diseñado por NPK NIIDAR, el mismo constructor que realizó el radar antibalístico 77Ya6DM–Voronej, cuya distancia de detección es de 6 000 kilómetros. Rusia ha colocado en su frontera oeste y norte, una serie de radares de tipo Voronezh: en el aeropuerto de Dunayevka en el enclave de Kaliningrado, a Lekhtussi (cerca de San Petersburgo) así como en Olenegorsk en la península de Kola, en la frontera con Finlandia.
Todos estos radares están conectados a otro del mismo tipo, que se encuentra en Armavir en Transcaucasia, junto al Mar Negro, donde se encuentra también el centro de comando y de control espacial C4I, que incorpora e integra estos radares, junto con los satélites militares de reconocimiento en la red técnica «590» del ejército ruso.
Y haciendo referencia a lo que se dicho aquí antes, creo que las siguientes palabras del presidente Putin pronunciadas durante su discurso en el Club Valdai Internacional en la ciudad de Sochi, el 24 de octubre de 2014, son la parte más significativa de su discurso:
«todos los sistemas de seguridad colectiva en el mundo están hoy en ruinas. Ya no hay garantías internacionales de seguridad para nadie. Y la entidad que ha destruido todo esto tiene un nombre: Estados Unidos de América.»
Fuente: Glazul, 3 de enero de 2014.
Traducción: Red Voltaire.
Este artículo fue publicado originalmente en rumano.
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