Internacional
espacioseuropeos (17/5/2015)
La cumbre en Camp David con los países aliados de Estados Unidos en el Golfo Pérsico, cuyo objetivo principal se centraba en disipar las dudas existentes respecto al contenido del acuerdo nuclear con Irán, concluyó con el apoyo explícito del presidente Barack Obamaa esos países.
En el transcurso de la reunión, Obamaprometió a sus aliados utilizar la fuerza militar para defenderles de “ataques externos” si ello fuera necesario. “Hablamos del conflicto en Siria. Hablamos de la situación en Yemen. Hablamos de combatir el extremismo violento y, específicamente, del esfuerzo adicional que debemos realizar con respecto al ISIS. Y dije claramente, como se reflejará en la declaración conjunta que emitimos, que Estados Unidos defenderá a sus socios del GCC [Consejo de Cooperación del Golfo] contra ataques externos y que profundizaremos y ampliaremos nuestra cooperación en lo que respecta a los diversos desafíos que existen en la región”.
No hay duda que el acuerdo nuclear con Irán le está causando ciertos quebraderos de cabeza a la Administración Obama. De hecho, la no asistencia del rey Salman de Arabia Saudí –que envió a su hijo para que le sustituyera- ha sido considerada como un auténtico desaire al presidente de estados Unidos y a su política.
Tampoco asistió a la reunión, el rey de Bahréin, Hamad bin Isa al-Khalifa, quien, en cambio, si estuvo presente en el espectáculo ecuestre Royal Windsor Horse Show, donde se encontró con la realeza europea.
Los países de la Península Arábiga quieres –y así se lo exigieron a Obama– más garantías contra Irán, a cusa del apoyo reciente de Estados Unidos al presidente sirio Bashar al Assad, a l que las monarquías árabes desean derrocar lo antes posible, ya que su ejemplo de democratizar el país les molesta soberanamente. La idea de que las ansias de democracia fructifiquen por la zona hace temblar a los monarcas árabes. Y esa ha sido la verdadera razón del conflicto sirio.
Obama trató de anular cualquier duda sobre el programa nuclear de Irán y las que causa el levantamiento de las sanciones económicas y técnicas sobre Teherán, cuyos efectos –consideran los jerarcas árabes- se puede traducir en un aumento del liderazgo persa en la región.
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