Los drones cada vez más se apoderan del espacio aéreo y con ello también de la imaginación, especialmente de pueblos que conviven con ellos diariamente. The Atlantic publica una interesante nota sobre cómo la imaginería de los drones empieza a infiltrarse en los diseños de los famosos tapetes afganos; esto, claro, como una forma de asimilar lo que vive la gente en Afganistán. El arte imita a la naturaleza y los drones se han vuelto parte del paisaje.
La aparición de estos diseños rastreados por el coleccionista Kevin Sudeith, aunque resulta un poco extraña y cruda, es hasta cierto punto natural y parte de una tradición artesanal de reflejar el mundo cotidiano. En los 80, cuando se luchaba contra la ocupación soviética, aparecieron tapetes afganos con imágenes de tanques. Ahora son los drones lo que reemplaza a los jarros y patrones florales tradicionales. La guerra también es parte del arte. Más de mil civiles han muerto en Pakistán, donde muchos de los artesanos afganos se han exiliado, por ataques de drones estadounidenses.
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