El embajador de Rusia en Managua, Nikolay Vladimir, negó que su país esté negociando la venta de aviones de guerra a Nicaragua. En una entrevista publicada por un periódico local, el diplomático ruso expresó: “He leído en diferentes lugares y no sé de dónde sacan eso de compra de aviones MiG-29
nunca hemos tenido negociaciones, no tenemos tareas de ese tipo en esta región, por eso dejamos esa fantasía a esos autores de proyectos fantásticos, pero sí puedo decir que empezamos a negociar sobre aviones civiles”.
No podemos saber si eso ha sido una fantasía, como asegura el diplomático de Rusia, pero fue el inspector general del Ejército de Nicaragua, general Adolfo Zepeda, quien el pasado 10 de febrero dijo a los periodistas en la Asamblea Nacional, que “para evitar el tráfico de aviones del narcotráfico en nuestro espacio aéreo” estaban “haciendo gestiones para obtener medios cazas interceptores”. Poco más adelante, el 25 de marzo del corriente año, el jefe del Ejército, general Julio César Avilés, dijo también en la sede del poder legislativo que “si se van a llamar (esos aviones) Yak-130 y si se van a llamar Mig, los que podamos tener, pues bienvenidos serán”. Lo cual el mismo general Avilés lo ratificó con idénticas palabras, el miércoles de esta semana, después de reunirse con un alto jefe del Ejército de Honduras.
De manera que no es que “se ha dicho por allí”, eso de que la fuerza armada de Nicaragua está interesada en dotarse de modernos aviones rusos de combate, es que así lo han declarado oficialmente el Comandante en Jefe y el Inspector General del Ejército.
Parece un juego de diversionismo político y diplomático, eso de que los jefes militares nicaragüenses declaran que quieren obtener aviones rusos de combate, pero luego el embajador de Rusia dice que no se sabe “de dónde sacan eso”. Es lo mismo que ha ocurrido con las informaciones acerca de que Rusia quiere establecer por lo menos una base militar en Nicaragua. Según reportó la cadena internacional de la televisión rusa, RT, el 26 de febrero de 2014, el ministro de Defensa de Rusia Sergei Shoigú declaró que su país “está negociando instalar sus bases militares con Cuba, Venezuela, Nicaragua, Seychelles, Singapur y otros Estados”. Y el analista político de RT, Lajos Szaszdi, explicó que esas bases son necesarias para “la disuasión estratégica de Rusia, la inteligencia, así como para verificar los acuerdos del desarme y también determinar qué planes hay de parte del Pentágono en caso de operaciones o intervenciones en el extranjero”.
Sin embargo, ante la alarma que causó esa declaración del ministro de Defensa ruso, el canciller de la Federación de Rusia, Sergei Lavrov, matizó dicha información el 17 de mayo del año pasado cuando señaló que, en realidad, el interés de su país es solo “contar con puntos de apoyo técnicos y logísticos, para que su flota tenga la posibilidad de navegar por todo el océano mundial”.
En esa maraña de desinformación, lo que se puede ver con claridad es que otra vez Daniel Ortega está involucrando a Nicaragua en los peligrosos forcejeos geopolíticos de las grandes potencias mundiales.
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