Por: Paul Craig Roberts | Domingo, 08/03/2015 07:40 AM | Versión para imprimir
Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Strategic Culture Foundation
De acuerdo con el cuento de hadas económico oficial, la economía norteamericana ha estado recuperándose desde el mes de junio del 2009.
Este cuento de hadas brinda apoyo a la imagen de Estados Unidos como un puerto seguro, imagen que sostiene al dólar y al mercado de valores en alza y a las tasas de interés hacia la baja. Se trata de una imagen que hace que enormes cantidades de norteamericanos desempleados se culpen a si mismos y no a aquellos que manejan mal la economía.
Este cuento de hadas sobrevive a pesar del hecho que no existe información económica que lo sustente.
El ingreso real familiar no ha experimentado crecimiento durante años y se encuentra por debajo de los niveles de la década del 70 del siglo pasado.
No ha habido crecimiento real en las ventas al detalle durante los últimos seis años.
¿Cómo hace una economía que depende del crecimiento de la demanda de los consumidores cuando el ingreso real del consumidor y las ventas al detalle no crecen?
No se debe a falta de inversiones empresariales. ¿Por qué invertir si no hay crecimiento en las ventas? La producción industrial con inflación reducida, permanece muy por debajo del nivel recesivo.
No se debe a la construcción. El valor real de la construcción total terminada bajó de manera aguda en el período 2006 hasta el 2011 y ha estado rebotando desde el nivel del 2011 durante los últimos tres años.
¿Cómo crece una economía cuando la fuerza laboral está disminuyendo? La tasa de participación de la fuerza laboral viene disminuyendo desde el año 2007 tanto como la proporción del empleo civil respecto a la población.
¿Cómo podría haber recuperación cuando nada se ha recuperado?
¿Será que los economistas creen que el conjunto íntegro de economía que se viene enseñando desde el año 1940 sencillamente es inapropiado? Si no es así, ¿cómo podrían los economistas apoyar el cuento de hadas de la recuperación?
También comprobamos la misma ausencia de economía en la política de respuesta a la crisis de la deuda soberana en Europa. Primero que nada, la única razón para que exista una crisis es porque en vez de dar por perdida la parte de la deuda que no puede ser pagada, como en el pasado, de tal modo que el resto de la deuda si pueda ser pagado. Los acreedores han exigido lo imposible: que se pague toda la deuda.
En un intento de alcanzar lo imposible, los países profundamente endeudados como Grecia, se han visto forzados a reducir las pensiones de vejez, han despedido empleados públicos, han reducido los servicios sociales, tales como salud y educación, han reducido los salarios y han vendido propiedad pública tales como puertos, compañías municipales de agua potable y loterías estatales. Estos paquetes de austeridad reducen los ingresos del gobierno y le quita a la población poder adquisitivo. En consecuencia, el consumo, las inversiones y el gasto fiscal, todo cae y la economía en general se hunde. Mientras la economía cae, la deuda existente se convierte en una proporción mayor del PIB y se torna aun más impagable.
Los economistas han sabido esto desde que John Maynard Keynes se los enseñó durante los años 30. Sin embargo, no hay señales de esta economía fundacional en la política enfocada hacia la crisis de la deuda soberana.
Pareciera que sencillamente los economistas han desaparecido de la faz de la tierra. O, si algunos están presentes, han perdido la voz y no hablan.
Consideremos el "globalismo". Cada país ha sido convencido que el globalismo es un imperativo y que al no ser parte de la "economía global" significa la muerte económica. La verdad es que ser parte de la economía global, significa la muerte.
Comprendamos la destrucción económica que el globalismo ha desatado en Estados Unidos. Millones de puestos de trabajo de clase media fabril y puestos de trabajo de especialización profesional tales como ingeniería de soporte lógico (software) y Tecnología Informática le han sido arrebatados a la clase media norteamericana y entregados a gente de Asia. En el corto plazo, esto baja los costos laborales y aumenta las ganancias de las corporaciones norteamericanas que tercerizan los puestos de trabajo, pero la consecuencia es que destruyen el mercado consumidor nacional en tanto que los trabajos que permiten la formación de núcleos familiares son reemplazados por puestos de trabajo mal pagados y a tiempo parcial, que no lo permiten.
Si no es posible formar núcleos familiares, la demanda por viviendas, artefactos del hogar y muebles, declina. Los graduados de la educación superior regresan a casa a vivir con sus padres.
Los trabajos a tiempo parcial perjudican la capacidad de ahorro. El público solo es capaz de adquirir automóviles debido a que puede obtener un cien por ciento de financiamiento, incluso más, con el objeto de cancelar el préstamo del vehículo actual que sobrepasa su valor dado en parte de pago en un préstamo a seis años plazo.
Estos préstamos son posibles debido al hecho que quienes hacen los préstamos también los venden. Los préstamos son entonces titularizados y vendidos como inversiones a aquellos desesperados por un rendimiento en un mundo con una tasa de cero interés.
Los derivados se desprenden de estas "inversiones" y en consecuencia se establece una nueva burbuja.
Cuando los puestos de trabajo fabriles son tercerizados al extranjero, las fábricas en Estados Unidos son cerradas y la base impositiva del estado y de los gobiernos locales se achica. Cuando los gobiernos tienen problemas para servir su deuda acumulada, la tendencia es entonces no cumplir con sus deberes con los pensionados. Esto reduce el ingreso de los jubilados, ingresos que ya se han reducido debido a tasas de interés nulas o negativas.
Este desglose de la demanda del consumidor, base de nuestra economía, resulta completamente obvio desde el mismo comienzo. Sin embargo, economistas especulativos o voceros corporativos contratados les prometieron a los norteamericanos una "nueva economía" que les brindaría mejores y más altos salarios y puestos de trabajo más limpios en reemplazo de los puestos de trabajo trasladados al exterior. Tal como lo he estado señalando por más de una década, en la economía no hay señales de tales puestos de trabajo.
¿Por qué los economistas norteamericanos no protestaron cuando la economía del país estaba siendo embarcada hacia el exterior y liquidada en casa?
El globalismo también aplasta a las "economías emergentes". Las comunidades agrícolas autosuficientes están siendo destruidas mediante la introducción de la mono-agricultura en gran escala. Los campesinos desplazados se reubican en las ciudades donde se convierten en una sangría de los servicios sociales y fuente de inestabilidad política.
El globalismo, al igual que la economía neoliberal, es un instrumento del imperialismo económico. La mano de obra es explotada, mientras los pueblos, las culturas y los ambientes son destruidos. Sin embargo, la propaganda es tan fuerte que los pueblos participan de su propia destrucción.
http://www.aporrea.org/
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