La mayoría de los jordanos insiste en la anulación del acuerdo gasífero de su país con el régimen de Tel Aviv debido a la reciente ola de agresiones israelíes contra los palestinos en Al-Quds (Jerusalén), informaron el viernes medios locales.
“Los jordanos no están preparados para aceptar tal acuerdo y prefieren que el Gobierno no compre gas a (el régimen de) Israel”, ha declarado el presidente de la Comisión para Asuntos de Palestina en el Parlamento jordano, Mohamad Saud.
Por su parte, los Hermanos Musulmanes (HHMM) de Jordania y varias otras facciones políticas y civiles del país árabe han hecho énfasis en la necesidad de cancelar el acuerdo gasífero con el régimen ocupador de Israel.
La Compañía Nacional de Energía Eléctrica (NEPCO, por sus siglas en inglés) de Jordania selló el pasado septiembre un pacto con el consorcio israelí-estadounidense Delek-Noel Energy para la importación de gas.
Según el convenio, la parte israelí, concesionaria del yacimiento “Levyatán”, el más grande hallado en las costas de los territorios ocupados de Palestina, importará gas natural a Jordania durante los próximos 15 años, por valor de unos 15 mil millones de dólares.
No obstante, la intensificación de la represión de los palestinos en las últimas semanas ha provocado la indignación de los jordanos, quienes, en reiteradas ocasiones, han salido a las calles para repudiar tales acciones violentas de las fuerzas israelíes.
Cabe señalar que los jordanos exigen la suspensión del Tratado de Paz de Wadi Araba, firmado en 1994, que convirtió a su país en el segundo Estado árabe en tener un acuerdo de paz con el régimen de Israel después de Egipto.
Las medidas provocativas del régimen de Tel Aviv en Al-Quds, entre ellas la imposición de restricciones al acceso de los palestinos a la Mezquita de Al-Aqsa, ha recibido duras críticas por parte de la comunidad internacional.
La Mezquita de Al-Aqsa es un lugar de suma importancia para los musulmanes y el tercer lugar más sagrado del Islam. El régimen israelí, que se considera a sí mismo el principal propietario de los territorios palestinos, desde el inicio de su ocupación, sueña con destruir Al-Aqsa, a fin de transformarla en un templo judío.
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