Ignacio Ortega
Moscú, 26 oct.- Aunque tiene fama de ser un amante del secretismo como buen agente del KGB, el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha aficionado en los últimos tiempos a las polémicas confesiones a corazón abierto, en especial sobre Ucrania.
"Sí, lo digo abiertamente: Yanukóvich nos pidió que lo sacáramos (de Ucrania) y lo lleváramos a Rusia. Y lo hicimos", dijo Putin en relación con la rocambolesca huida en febrero pasado del derrocado presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, hasta ahora un misterio.
Putin aprovechó el viernes la presencia de numerosos políticos y expertos occidentales en un foro de debate en la ciudad de Sochi (mar Negro) para poner los puntos sobre las íes sobre el papel del Kremlin en la vecina Ucrania.
"No voy a ocultar que le ayudamos a llegar a Crimea. Entonces, Crimea era parte de Ucrania. Durante varios días permaneció en la península", dijo.
Recordó que "como los acontecimientos en Kiev ocurrían de manera muy rápida y violenta, en tales condiciones (para Yanukóvich) regresar a Kiev no tenía sentido".
Y no ahorró críticas contra los entonces opositores y ahora dirigentes ucranianos, los ministros de Exteriores de la Unión Europea y el presidente de EE.UU., Barack Obama, por ignorar el acuerdo firmado un día antes de la caída de Yanukóvich.
Putin relató que durante una conversación telefónica con Obama ambos líderes asumieron "ciertos compromisos" para contribuir a la aplicación de los acuerdos que contemplaban unas presidenciales anticipadas, ungobierno de unidad nacional y una nueva Constitución.
En cambio, poco después, "todos se olvidaron de los acuerdos con la oposición que llevaban las firmas de los ministros de Exteriores y de nuestras conversaciones por teléfono", subrayó.
El día de la firma de los acuerdos, según relató Putin, Yanukóvich, al que calificó irónicamente de "todo un hombre", le dijo por teléfono que "consideraba que la situación se estabilizaba y que tenía previsto viajar a Járkov".
"No niego que le manifesté cierta preocupación. Le dije que no sabía si era posible abandonar la capital dada la situación. Él respondió que lo considerable posible, ya que había un documento firmado", aseguró.
Además, Putin reconoció que le recomendó que no retirara las fuerzas del orden de las calles de Kiev.
"El respondió: sí, por supuesto, lo entiendo. Se fue y ordenó retirar todas las fuerzas del orden de Kiev. De nuevo, ¡vaya hombre!", recalcó.
Seguidamente, los manifestantes ucranianos asaltaron los edificios de la Presidencia y el Gobierno en Kiev, acciones que dieron pie al Parlamento ucraniano para la destitución al día siguiente de Yanukóvich por dejación de funciones.
Ahora, Yanukóvich, que mantiene que sigue siendo el presidente legítimo de Ucrania, se encuentra exiliado en la región rusa de Rostov, limítrofe con Donetsk, y cada semana surgen rumores sobre que ya ha recibido la ciudadanía rusa.
Aunque a veces son secretos a voces, no dejan de sorprender las confesiones del jefe del Kremlin, ya que, en opinión de sus detractores, se trata de burdas violaciones del derecho internacional.
Eso sí, son confesiones realizadas meses después, cuando el hecho ya ha pasado a los anales de la historia o de la infamia, según Kiev, y ya no tienen remedio ni solución.
"No lo voy a negar. Utilizamos a nuestras Fuerzas Armadas para bloquear las unidades militares ucranianas desplegadas en Crimea", confesó, en alusión a los "hombrecitos verdes" o soldados rusos sin insignias que fueron desplegados en la antaño península ucraniana.
En cambio, negó que el despliegue de tropas regulares en Crimea tuviera como objetivo "obligar" a los crimeos a participar en el referéndum de independencia del 16 de marzo.
"Eso no es posible. Todos nosotros somos gente madura y entendemos que con los fusiles apuntando no llevas a la gente a las urnas. La gente fue a votar como a una fiesta y eso lo sabe todo el mundo", insistió.
Al mismo tiempo, en lo que algunos analistas consideraron el colmo del descaro, aseguró que si el pueblo de Crimea, "preocupado por su futuro", aprovechó el derecho a la autodeterminación contemplado en el derecho internacional "eso no significa" que Rusia "no respete en general la soberanía del Estado ucraniano".
"Nunca he puesto en duda que Ucrania es un Estado europeo moderno, pleno y soberano. La respetamos y tenemos intención de seguir haciéndolo en un futuro. Y albergamos grandes esperanzas de que se normalicen las relaciones ruso-ucranianas", recalcó.
Eso sí, agregó, "otra cosa es la formación de Ucrania en sus actuales fronteras: ese es un proceso considerablemente complejo", en una clara referencia a que se trata de un país artificial, como opinan muchos oficialistas ahora en Rusia.
Todos esperan ahora ansiosos la próxima confesión de Putin sobre el conflicto en el este de Ucrania, donde, según Kiev y la OTAN, Rusia habría desplegado tropas regulares para reforzar a las milicias prorrusas.
(Agencia EFE)
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