Sin despreciar la gravedad de la crisis en Ucrania, los expertos militares relativizan la amenaza de una invasión rusa por la importancia del ejército ucraniano y porque Moscú ha conseguido quizás su objetivo principal ocupando Crimea.
"El Kremlin no se aventurará en una guerra de gran magnitud con Ucrania. Si Rusia decidiera pasar al ataque, sería un desastre. No quieren hacerlo y no tienen necesidad de hacerlo", declaró a la AFP Igor Sutyagin, especialista del Instituto de análisis londinense Royal United Services (RUSI).
"Ucrania no puede compararse a Georgia", donde las fuerzas rusas ganaron una guerra-relámpago en 2008, afirmó Matthew Clements, de la organización de análisis militar Jane's intelligence review.
No obstante, "su ejército constituiría un verdadero desafío militar para Rusia", sobre todo porque "una ofensiva general podría poner al descubierto la debilidad (del ejército ruso) en la capacidad de organizar operaciones combinadas" tierra-mar-aire, observó.
Ben Barry, general británico retirado y ahora colaborador del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), también duda de las intenciones rusas, aunque "sobre el papel disponga de una superioridad considerable".
Rusia tiene seis veces más soldados que Ucrania, el doble de reservistas y de tanques, seis veces más aviones de combate y diecinueve veces más barcos de guerra, según el IISS.
Enfrente, tendría un ejército ucraniano integrado por 130.000 hombres.
"Es un ejército obsoleto dotado de un equipamiento de la era soviética", dijo Igor Sutyaginv.
Tiene un gran número de reclutas, por los retrasos en los proyectos de profesionalización. Apenas posee defensas antiaéreas, con la excepción de 36 baterías "obsoletas".
El IISS destaca también la falta de piezas de recambio que mantiene en tierra a muchos aviones e imposibilita la salida al mar de varios navíos, empezando por su único submarino.
Por otra parte, no existen dudas sobre la obediencia de las tropas rusas pero no se puede decir lo mismo de las ucranianas, donde podrían esperarse deserciones, estimó Ben Barry.
"Ahora bien, si los ucranianos tienen la impresión de ser víctimas de una agresión rusa, el ánimo de las tropas y el apoyo del pueblo resultarían fortalecidos", matizó el general británico retirado.
Las fuerzas regulares podrían contar con el apoyo de paramilitares, confirmó Igor Sutyagin.
Al preguntarle por los escenarios posibles, no descarta que Moscú "alimente una cierta inestabilidad" en el este de Ucrania, donde hay una importante población de origen ruso.
"En términos puramente militares, la invasión es posible, pero hay que preguntarse si el Kremlin no alcanzó ya sus objetivos", planteó Ben Barry.
El presidente Vladimir Putin dijo el martes que "por el momento no es necesario" enviar tropas a Ucrania. De facto, el ejército ruso ya está en Crimea, probablemente con el apoyo de los temibles Spetsnaz, las fuerzas de élite, dijo Barry, destacando que "la ocupación de Crimea es un poderoso as en la manga en las negociaciones con Ucrania".
"Si Crimea quisiera verdaderamente convertirse en un protectorado ruso, declarar su autonomía y separase de Moscú, está en muy buena posición para alcanzar sus fines", afirmó, agregando que "es posible que Rusia se contente así, y que su estrategia sea evitar el conflicto armado".
Igor Sutyagin es más radical en su análisis. Los rusos "se dedicarán a mantener la situación bajo control en Crimea, hasta la celebración del referéndum. Quieren establecer un país semi-indendendiente que sea una marioneta de Moscú, con el fin de influir en la política de Kiev. Nada más y nada menos, no combatirán".
Al margen de esas considraciones, la lección de la crisis es inquietante, porque significa que "después de pasar años diciendo que 'viene el lobo' al hablar de las aspiraciones expansionistas de Rusia, el lobo acabó saliendo del bosque", escribieron en un análisis del IISS los investigadores Samuel Charap y Keith Darden.
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