LIBERTAD DIGITAL 2014-01-17
Hiroo Onoda, exteniente japonés que sirvió en el Ejército del Emperador durante la II Guerra Mundial, ha muerto este viernes a los 91 años, según ha informado la cadena nipona NHK. El teniente Onoda alcanzó su fama al regresar a casa en 1974, tras casi treinta años de servicio en Filipinas. Hiroo Onoda fue enviado en 1944 como oficial de inteligencia a la isla de Lubang, Filipinas. Durante todo ese tiempo, Onoda, que desconocía el fin de la II Guerra Mundial, continúo con tesón su misión de introducirse en las líneas enemigas.
El oficial nipón fue el penúltimo de los soldados llamados "holdouts", aquellos que fueron olvidados tras la retirada. El teniente Onoda, entrenado como oficial de información y tácticas de guerrilla, acabada la guerra se escondía en la jungla de la policía filipina y de las expediciones japonesas que fueron en su busca. Su existencia era conocida por el gobierno japonés, ya que en 1950 uno de los soldados que servía a las órdenes del teniente Onoda, abandonó la misión y regreso a Japón. La alimentación de estos "holdouts" era a base de plátanos, mango y el ganado que conseguía robar de las poblaciones autóctonas.
En marzo de 1974, su antiguo superior consiguió dar con él y le informó del fin de las hostilidades, eximiéndole de sus responsabilidades. A la edad de 52 años regresó a su tierra natal, donde fue recibido como un héroe. El exteniente recogió toda su aventura en su libro, No rendición: mi guerra de 30 años. Tras su regreso a Japón, el héroe de guerra decidió mudarse a Brasil, donde abrió allí una granja. Hacía 1989 regresó a Japón donde residió hasta el día de su muerte. Onoda, tras llevar enfermo desde finales del 2013, ha fallecido este viernes a causa de un problema de corazón.
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