La situación actual en África es heredera de su reparto por las potencias imperialistas de la época. Una lucha por las materias primas y el mercado que cada monopolio, a través de su Estado correspondiente, trata de imponer sea como sea.
El primer reparto de África entre potencias imperialistas acordado en la conferencia de Berlín del 26 de febrero de 1885 declaraba: ”[Los jefes de Estado reunidos] queriendo resolver con espíritu de armonía mutua las condiciones mas favorables al desarrollo del comercio y de la civilización en ciertas regiones de África (…) deseosos por otra parte de prevenir los malentendidos y disputas que podrían suscitar en el futuro las nuevas tomas de posesión sobre las costas de África (…) han resuelto:
1. El comercio de todas las naciones disfrutará de una completa libertad (…) en todos los territorios que constituyen la cuenca del Congo y sus afluentes (…)
2. Toda potencia que ejerce o ejercerá los derechos de soberanía en los territorios arriba mencionados no podrá conceder ni monopolio ni privilegio de ningún tipo en materia comercial. (…)
3. La potencia que tome posesión de un territorio en las costas del continente africano advertirá a las otras potencias firmantes (…)
Firmado por: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, Países Bajos, Portugal, Rusia, Suecia, Imperio Otomano”
Se calcula que el continente africano representa el 8% de las reservas mundiales de petroleo conocidas, el 40% del potencial hidroeléctrico mundial, el grueso de los recursos mundiales de diamante y de cromo, el 50% de todo el oro del mundo, el 90% del cobalto, el 50% de los fosfatos, el 40% del platino, del uranio, del coltan,… sin olvidar la madera, ni la energía solar, la cuenca del Congo representa el segundo pulmón verde del planeta.
Así expresaba el rey belga Leopoldo II en 1890 el interés de su país por el Congo:
“Un joven y vasto Estado dirigido desde Bruselas ha deslumbrado pacíficamente gracias al apoyo benévolo de las potencias que han aplaudido sus comienzos. Belgas lo administran mientras otros compatriotas cada día más numerosos han fructificado ya sus capitales. La inmensa red fluvial del Congo superior abre a nuestros esfuerzos vías de comunicación rápidas y económicas que permiten penetrar directamente hasta el centro del continente africano. La construcción del ferrocarril de la región de las cataratas desde ahora asegurada gracias a vuestra reciente legislatura incrementará notablemente las facilidades de acceso. En esas condiciones un gran futuro se reserva al Congo, cuyo inmenso valor pronto va a estallar ante todos los ojos.” 1
Lo que ha estallado desde entonces es la riqueza de los capitalistas belgas y europeos, y por otro lado, la miseria y la violencia de los pueblos africanos.
Militares yanquis adiestrando a soldados africanos
A pesar del intento de repartirse de forma“pacifica” los continentes de todo el planeta tratando de establecer una supuesta“libertad de comercio”, ésta es borrada del mapa constantemente por el desarrollo de los monopolios que se expanden y colisionan entre sí. Es esa la raíz de las guerras, ya sea directamente entre las potencias imperialistas (Primera y Segunda Guerra Mundial) o bien entre ejércitos locales armados por ellos mismos. Una vez que estos grupos armados locales (ya se les llame “rebeldes”, “islamistas”, “terroristas”) se les van de las manos e impiden la “pacifica” extracción de los recursos por los monopolios de las potencias imperialistas, los ejércitos de estas últimas intervienen en nombre de la seguridad y de la lucha anti-terrorista.
En 2007 J. Peter Pham, del Departamento de Estado de EEUU, afirmó que la misión de la AFRICOM era“proteger el acceso a los hidrocarburos y otros recursos estratégicos que África posee en abundancia, una tarea que incluye asegurarse frente a la vulnerabilidad de estas riquezas naturales y asegurarse de que ninguna otra tercera parte interesada, como China, India, Japón o Rusia, obtenga monopolios o trato preferencial”2
Después de la independencia de los países africanos colonizados, los imperios se guardaron bien de mantener atados a los países recién independizados manteniendo el control económico, político y militar. Así Francia, el país imperialista más presente en África, mantiene con sus ex-colonias la moneda franco CFA que depende directamente del Banco de Francia y del franco francés. Eso le permite obtener las materias primas (petroleo, cacao, café, diamantes, fosfato, uranio,…) a un coste bajo mientras la venta se hace en divisas (euros, dólares,…).
Por ejemplo, cuando el monopolio francés Bolloré, número uno del trasporte marítimo entre Europa y África y número uno de la producción-distribución del tabaco en todo el África Occidental, aumenta los precios de los cigarrillos, cuyas materias primas son importadas, los salarios de los trabajadores del ramo de los trasportes marítimos “son facturados en CFA y por tanto disminuidos, mientras que la facturación de los servicios se hace en divisas” como se regocija el dueño de Bolloré.
El director del « Centro de investigación y estudio para el desarrollo de la salud » denunciaba que“encareciendo los productos alimentarios básicos y doblando el precio de los medicamentos, las vacunas y de material (mas del 95% de esos productos son importados fuera de África) la evaluación del franco CFA disminuirá las posibilidades de vida de miles de niños. En la práctica los medicamentos cuestan ya más caros en Dakar que en París”
Jacques Chirac con Blaise Compaoré, Omar Bongo, Paul Biya y Denis Sassou Nguesso, el 16 de febrero de 2007
El dominio político se mantiene colocando a los títeres educados por el Capital y colocados a través del sistema de elecciones como el de los propios países imperialistas. Muchos de los dirigentes y “dictadores” africanos fueron formados en New York, Londres, París o Berlín. Es el caso de Necephore Soglo en Benin, formado en la Escuela Nacional de Administración de Paris y administrador del Banco Mundial. Es el caso de Eyadema en Togo, ex militar del ejercito francés. De Omar Bongo en Gabón, que formó parte de los servicios secretos franceses, y mantuvo vínculos íntimos con los políticos franceses y dirigentes de la sociedad petrolífera ELF.
O es el caso de Mobutu en el Congo belga, antiguo suboficial de la policía colonial belga. Como jefe del Estado Mayor y bajo influencia del embajador de Bélgica hizo arrestar en 1960 a Lumumba, que contaba con una gran popularidad y que fue asesinado con la complicidad del Estado belga y de los servicios secretos de los Estados Unidos (CIA). Mobutu sirvió también de ariete contra el auge comunista sobre todo en África del Sur.
La presencia militar de los países imperialistas en África3 tiene la función por tanto de evitar contratiempos en los negocios prósperos de sus respectivos monopolios: CFAO (comercio y distribución de plátanos, café, cacao,…), BP (antigua Compañía de Petroleo Anglo-Persa), Unilever, Compañía Francesa de Desarrollo de Textiles (algodón), Rougier (madera), Bouygues, Société Générale, Credit Lyonnais, BNP Paribas, Total, France Telecom, Veolia, Bolloré, Castel, Areva, …
Estos monopolios controlan los sectores estratégicos y más lucrativos de la economía africana. Algunos ejemplos son:
Bolloré y sus socios se reparten el pastel de Uganda a través de la Bolloré Africa Logistics Uganda
1. - en Costa de Marfil Bouygues es accionaria de la Compañía Marfileña de Electricidad y la Compañía de Aguas. Los bancos franceses (Société Générale, Crédit Lyonnais, BNP Paribas) controlan el mercado financiero con sus filiales. Total posee el 25 % de la Compañía Marfileña de Refinado. France Telecom es el mayor operador de telecomunicaciones de la república de la Costa de Marfil.
2. – en Togo la francesa Lyonnaise des eaux tomo el control en 2000 de la Compañía de Agua y Electricidad, BNP Paribas posee en 2001 el 53% de la banca togolesa para el comercio internacional.
3. – en Camerún, Bollore y Mersk controlan el 95 % del tráfico portuario a través del puerto de Douala.
El actual presidente Hollande maquilla las intervenciones militares con frases del tipo “Francia no tiene otro objetivo que salvar vidas humanas” o “Francia es esperada para evitar una catástrofe humanitaria” 4, pero la realidad es otra: como declaraba el secretario de Estado para la Cooperación Alain Joyandet, “queremos ayudar a los africanos pero hace falta que eso nos reporte” 5. Más claro lo resumía en 1961 el general De Gaulle, figura idolatrada por la burguesía francesa: “Nuestra linea de conducta es la que salvaguarda nuestros intereses (…) Nuestro interés es la libre explotación del petroleo y del gas que hemos descubierto o que descubriremos” 6
En los últimos tiempos nuevos imperios emergentes como China, Rusia, India o Brasil se disputan el continente africano, ávidos de materias primas y de nuevos mercados para sus productos, y por tanto se acrecientan las tensiones y la lucha con los imperios clásicos.
M. Le Yucheng, vice-ministro de Asuntos Exteriores de China declara los intereses chinos así: “el deber de China es asegurar una vida decente a sus 1,3 mil millones de habitantes (…) Todo el resto debe quedar subordinado a esta prioridad nacional7»
Cuando habla de “vida decente” por supuesto a las de sus fulgurantes capitalistas chinos y no a sus obreros de la ciudad y el campo cuya sobre-explotación ha supuesto una vuelta de tuerca de las condiciones de vida del resto de trabajadores del mundo .
V Reunión Ministerial del Foro de Cooperación China-África, 2012 “la suma acumulada de inversión directa china en África ha llegado a superar los 15.000 millones de dólares y los proyectos se han extendido a 50 países africanos”, segun la Agencia de Noticias Xinhua.
Entre 2000 y 2010 China ha pasado de comprar 1,5 millones de barriles al día en 2000 a 5 millones en 2010, es decir un aumento del 330%. Las importaciones de gas alcanzarán los 87 mil millones de metros cúbicos por día en 2020 y la demanda de minerales importados (hierro, cobre, níquel, cobalto, cromo,…), indispensables para la tecnología electrónica y la fabricación de aleaciones de alta resistencia, han aumentado también.8
Como los imperios clásicos, China establece vínculos (bancos estatales, compañías nacionales, cuerpos diplomáticos, ejércitos,…) con cualquier tipo de régimen con tal de tener control sobre los yacimientos de minerales e hidrocarburos.9
Según un estudio del Tesoro francés, China ha superado a Francia en la cuota de mercado en sus antiguas colonias (17,7% frente a 17,2%). Las empresas chinas también compiten con EEUU, Gran Bretaña y Alemania por los mercados de Nigeria, Kenia, o África del Sur.
Es inevitable, por tanto, que estallen los conflictos en la pugna entre imperios que se reparten África.
En 2011, el ex presidente de Centroafrica Bozize, había abierto las puertas a los capitalistas chinos concediendo a la empresa china CNPC (China National Petroleum Corp) el contrato de perforación y explotación de los yacimientos de Doseo y Salamat. Después del golpe de estado de marzo de 2013, el nuevo presidente Djotodia declaró enseguida que quería revisar los contratos mineros firmados por Bozize y que se apoyaría en la Unión Europea para ayudar a desarrollar el país.
En la cumbre de París por la Paz y la Seguridad del 6 y 7 de diciembre de 2013, ante la presencia de la patronal francesa (MEDEF) y africana (Business Africa), François Hollande fue muy claro: “África debe dominar su destino”... con la ayuda de Francia, le faltó decir.
Pero no menos lamentable es la celebración, por parte de los oportunistas de izquierda del parlamento español, de la victoria en las últimas elecciones francesas del títere de los intereses de los monopolios franceses, François Hollande (que recientemente ha viajado a Brasil para vender entre otras cosas aviones de guerra Raffale de la empresa Dassault10): Para Cayo Lara su victoria “abre una puerta de esperanza”11 y para el PSOE “el cambio en Francia empieza hoy y el cambio en Europa empieza hoy también. Cambio y esperanza(…) La socialdemocracia esta viva”12.
Bajo el capitalismo ahora en su fase más avanzada y violenta, el imperialismo, ningún pueblo del mundo es dueño de su destino. Y cuando decimos pueblo nos referimos a los hombres y mujeres trabajadores de todos los países y todos los sectores, del campo y de la ciudad que no poseen más que sus manos y su inteligencia para vivir. La misma burguesía parasitaria que se apropia de nuestro trabajo y que nos impone condiciones miserables de vida, son los mismos que exprimen las riquezas materiales de África y la cubren de violencia y hambre.
Las clases obreras no podrán por tanto emanciparse sin unirse entre sí, y sin tomar su propio camino al margen de las clases parasitarias (burguesía y oligarquía financiera) nacional o extranjera, que nos mandan a la miseria y a la guerra permanente. Ese camino es el del Socialismo.
Comisión de Relaciones Internacionales del PCOE
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