Con las actuales amenazas terroristas e insurgentes dispuestos a integrarse en zonas densamente pobladas, ha surgido la necesidad de idear nuevas técnicas de vigilancia que pasen completamente desapercibidas. No sin una enorme polémica detrás, los ingenieros de la DARPA buscaron propuestas ya en el 2005 para el desarrollo de una nueva tecnología capaz de identificar y seguir objetivos de alta prioridad.
Denominados micro vehículos aéreos, o en ocasiones también llamados nano vehículos aéreos, podrían potencialmente ofrecer esas capacidades específicas. Sería por tanto una clase de vehículo aéreo no tripulado (UAV) limitado en tamaño y diseñado en armonía con el entorno, actuando de forma similar a los insectos en la vida real.
La larga lista de capacidades asociadas al desarrollo de esta tecnología hace que sea fácil de entender por qué la DARPA ha tomado un gran interés en la misma. La posibilidad de observar a distancia entornos peligrosos que son inaccesibles por los vehículos tradicionales o que requieren un enfoque menos visible, hace que aprovechar las capacidades de esta nueva tecnología proporcione una información mucho más detallada en labores de inteligencia, llegando a lugares hasta ahora imposibles de imaginar.
El ejército de EE.UU. ha repetido en diversas ocasiones que las tendencias asociadas a la acción militar, demuestran que los conflictos son más propensos a tener lugar en áreas congestionadas donde el daño colateral es mucho mayor, por lo que la capacidad de actuar en secreto se convertirá en casi una necesidad.
El desarrollo de este tipo de vehículos tiene, sin embargo, una serie de retos por superar debido a los límites actuales de la tecnología. Los micro vehículos aéreos que pretende desarrollar la DARPA están pensados para tener un tamaño extremadamente pequeño, con un límite de envergadura en alrededor de 7,5 cm. En esta escala, la teleoperación es prácticamente imposible, ya que el operador no puede ver el objeto pasado los 100 metros, siendo por tanto la autonomía total del sistema una opción obligada.
Sin una regulación legal existente para el uso de este tipo de dispositivos autónomos, son muchos los que piden que su utilización deba de ser estrictamente limitada. Así mismo, los detractores de la tecnología dudan de su capacidad para identificar entre las fuerzas enemigas y amigas, sumado a otros problemas reconocidos oficialmente por la DARPA. Como ejemplo, la alimentación eléctrica sigue siendo un importante reto a superar, ya que la tecnología de baterías aún no está lo suficientemente avanzada como para ofrecer el tamaño requerido, el peso y los parámetros de potencia.
Para abordar esta cuestión concreta, los ingenieros han llegado a plantearse implementar un sistema de carga automática utilizando los cables de electricidad localizados en las zonas urbanas, con tan sólo posarse sobre estos. Una apuesta que sigue siendo arriesgada para completar una misión con éxito.
Dado los problemas técnicos encontrados durante su desarrollo inicial, la DARPA comenzó a pensar más allá de lo meramente robótico, abriendo una convocatoria en 2007 donde solicitó propuestas relativas a cyborgs animales (elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos), a través del cual un animal o insecto vivo sería equipado con un conjunto de sensores y mecanismos de control para ser guiados hacia su objetivo.
Lo que podría ser descrito como una “modernización de la naturaleza”, los científicos e ingenieros se han unido junto a biólogos para probar la instalación de robótica en insectos y animales. A fecha de hoy, los escarabajos parecen haberse convertido en uno de los favoritos debido a sus capacidades de resistencia, durabilidad y vuelo con unos resultados impresionantes.
¿Será ésta finalmente la solución de la DARPA para la nueva generación de sistemas de inteligencia y vigilancia?. Lo descubriremos muy pronto en Fieras de la Ingeniería.
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