Investigadores del Centro Nacional de Aceleradores de Sevilla han detectado trazas de yodo radiactivo en el agua de lluvia caída en esta ciudad entre 2005 y 2008. Concretamente se trata del isótopo 129I, procedente de las plantas de reprocesamiento de combustible nuclear de La Hague (Francia) y Sellafield (Reino Unido).
El yodo es un elemento que se incorpora con facilidad tanto a la cadena alimentaria como al ciclo hidrofílico. Por este motivo, se considera un buen trazador del ciclo del agua. ??En concreto, el 129I es un isótopo radioactivo de larga vida cuya procedencia tiene dos orígenes distintos, antropogénico, es decir, debido a la actividad humana, o natural. Su origen poder ser a través del 129Xe en la atmósfera o como un subproducto del 238U. Por tanto, su presencia es un indicador de la actividad nuclear desarrollada en un lugar. De ahí que se emplee el 129I para el seguimiento de la actividad de las centrales nucleares a través del estudio del agua de lluvia. Durante los años 60, la actividad nuclear humana civil y militar dio lugar a un aumento en el aporte de 129I a la atmósfera, viéndose agravado con el accidente nuclear de Chernóbil a mediados de los años 80. Sin embargo, la mayor contribución de 129I al medioambiente en la actualidad procede de las actividades de trabajo de las plantas de reprocesamiento de combustible nuclear, tales como La Hague y Sellafield.
Las cantidades detectadas no son relevantes desde el punto de vista de protección radiológica
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