viernes, 28 de junio de 2013

El último proyecto soviético para poner un hombre en Marte



No es ningún secreto que el programa espacial soviético tuvo como objetivo a Marte antes que la Luna acaparase todo el protagonismo. Durante muchos años, poner un hombre sobre el planeta rojo fue una prioridad para las distintas oficinas de diseño que conformaban el esfuerzo espacial de la URSS. Sin embargo, los distintos proyectos de viajes tripulados a Marte, como el TMK, Mavr o Aelita de los años sesenta y setenta -y de los que ya hemos hablado anteriormente-, no se materializaron por culpa de las obvias limitaciones presupuestarias y técnicas de la época. Pero en la década de los ochenta todo cambió. La Unión Soviética puso en servicio el Energía, junto al malogrado N1, el mayor cohete soviético jamás construido. La experiencia en el manejo de las distintas estaciones espaciales Salyut (DOS y OPS) había demostrado además que el hombre podía permanecer más de un año en ingravidez sin problemas graves de salud. En 1987 las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar y la oficina de diseño NPO Energía presentó el que sería el último y más completo proyecto soviético para poner un hombre en Marte.


La nave marciana de RKK Energía de 1987 (Roscosmos/RKK Energía).



¿Y cómo pensaban hacerlo? Estaba claro que la propulsión química por si sola no serviría, ya que serían necesarios docenas de lanzamientos del cohete Energía para ensamblar una nave marciana en órbita terrestre. Había que buscar algo mejor y se decidió usar propulsión eléctrica nuclear (YaEU en ruso), un sistema que ya había sido estudiado para el proyecto Aelita. Es decir, un reactor nuclear serviría para alimentar un conjunto de motores iónicos o de plasma a base de xenón. En este caso, por seguridad se decidió usar dos reactores nucleares redundantes de 7,5 megavatios de potencia eléctrica cada uno. Como resultado, la nave marciana tendría una extraña apariencia alargada, casi como un enorme lápiz de 200 metros de longitud. Los reactores nucleares con los motores se situarían en los extremos, lo más lejos posible de la tripulación para minimizar la dosis de radiación. Cada reactor con sus motores tendría una masa de 80 toneladas y se desplegaría en el espacio para alcanzar una distancia de seguridad con respecto a la sección central, donde estaría el compartimento de la tripulación.


La nave marciana (RKK Energía).


Bloque con los reactores y los motores iónicos (www.buran.ru).



La nave tripulada propiamente dicha tendría forma cilíndrica y recibiría el nombre de MOK (Marsianski Orbitalni Korabl, 'nave orbital marciana'). Su masa sería de 80 toneladas, con un volumen interno de 360 metros cúbicos, de los cuales 120 metros cúbicos serían habitables. Aquí viviría la tripulación de cuatro cosmonautas durante los 716 días que duraría la misión. El MOK disponía de seis puntos de atraque dotados de un sistema de acoplamiento andrógino APAS-89 similar al empleado en la Mir. Dos de los puertos estaban situados en los extremos del MOK y en ellos se acoplarían los bloques con los reactores nucleares y los tanques de propelente. El resto de puertos estaban situados en el nodo central y permitirían la unión con otros elementos de la nave. El MOK estaba dividido en varios 'pisos', incluyendo una zona de equipamiento y víveres, una esclusa para paseos espaciales, otra zona con los sistemas de soporte vital, un invernadero y, por último, la sección con los camarotes individuales. El MOK también estaría dotado de pequeños paneles solares complementarios y radiadores para el control de la temperatura.

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