Ayer, la Agencia de Cooperación en Seguridad y Defensa (DSCA por sus siglas en inglés) publicó un comunicado en el que se aprueba una posible venta de 105 aviones F-35 Lighting II a Japón, valorado en 23.110 millones de dólares. De consumarse, este sería el segundo mayor contrato de exportación de armamento de la historia de EEUU. El primero sigue siendo el de los F-15SA de Arabia Saudita rubricado en el 2010, por 29.400 millones.
Respecto a la probable venta a Japón, el comunicado detalla:
“El Gobierno de Japón ha solicitado comprar sesenta y tres (63) aviones de despegue y aterrizaje convencionales (CTOL) F-35A, cuarenta y dos (42) aviones de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL) F-35B, y ciento diez (110) motores Pratt y Whitney F135 (incluye 5 repuestos)”
Más un largo etc que abarca cuestiones como sistemas primarios y subsistemas, temas logísticos, de entrenamiento, de software, equipos de pruebas… todo lo necesario para operar y mantener estos complejos sistemas de armas.
Japón ya opera con 42 F-35A (la versión de despegue y aterrizaje convencional) en su fuerza aérea, comprados en Diciembre del 2011. Y hacia finales del 2018, comunicó sus planes de expandir a 147 ejemplares, su flota de Lightning II. Cuando se firme este contrato, las Fuerzas de Auto-defensa de Japón pasarán a contar con 105 F-35A y con 42 F-35B (versión de despegue corto/vertical y aterrizaje vertical), convirtiéndose en el segundo mayor operador global de F-35, luego de EEUU.
Aún no está claro si estos aviones serán ensamblados en la instalación que Mitsubishi Heavy Industries (MHI) tiene en Nagoya, si serán completados integralmente en EEUU o una solución mixta. Desde el Gobierno nipón habían surgido quejas porque los F-35A ensamblados localmente terminaban saliendo apreciablemente más caros que si los fabricaban en EEUU. Aunque luego parece que este problema se atenuó tras unas modificaciones y optimizaciones de la planta. Sin embargo, el comunicado de la DSCA menciona “Ferry de aviones y apoyo de aviones cisterna”, como parte del cómputo de costos de la operación.
F-35A nipón
Sin embargo, lo más significativo es que con la adquisición del modelo B, de aterrizaje vertical, Japón deja fácticamente de lado su política de aislamiento, centrada en la auto-defensa, que imperaba desde el fin de la segunda guerra mundial. Ahora Japón vuelve a ser un actor fuerte en todo el Pacifico, con capacidad de proyección regional.
F-35B embarcados del USMC de EEUU
Este cambio de status de una nación aislada a un jugador regional se da, de una parte, para contrarrestar el avance de China por toda Asia, pero también tiene relaciones muy tirantes con Corea del Sur. Y la zona del Mar de China es una de las áreas más disputadas del mundo. Todos claman derechos soberanos sobre islas y fracciones superpuestas de mar; por donde pasa más del %20 del tráfico marítimo mundial.
Los F-35B podrán operar desde posiciones avanzadas en varias de la gran cantidad de islas que configuran el archipiélago de Japón. Y también operará desde los buques clase Izumo. Los Izumo fueron presentados al público y prensa mundial como destructores porta-helicópteros, cuya principal función es la lucha anti-submarina (ASW, por sus siglas en inglés). Pero en realidad, desde un comienzo se los diseñó y construyó teniendo en cuenta al F-35B y al MV-22 Osprey; que no tan casualmente, está recibiendo ahora (Aviacionline sacó nota al respecto, AQUÍ). Las dimensiones de los hangares, los pesos de los elevadores y la resistencia al calor de la cubierta fueron configuradas para el despliegue de una fuerza de combate aero-naval basados en el F-35 y el Osprey.
Destructor Izumo como se ve ahora (arriba) contra como se podría ver con los F-35B desplegados (abajo)
En definitiva, Japón va a volver a proyectar fuerza militar por toda Asia como no lo hacía desde la Segunda Guerra Mundial, y el F-35B juega un papel fundamental en esa estrategia.
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