El Kremlin reaccionó con cautela a la propuesta del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, adelantada sin precisar detalles en una entrevista a un periódico dominical británico, de suprimir las sanciones como parte de un acuerdo más amplio e importante para reducir los arsenales nucleares.
Por medio de su portavoz, Dimitri Peskov, el Ejecutivo ruso recordó este lunes que en este momento no hay ninguna negociación en curso sobre desarme nuclear con Estados Unidos y recalcó que, para conocer la posición de Rusia sobre éste o cualquier otro asunto de la relación bilateral, hay que tener paciencia y esperar que el multimillonario tome posesión como presidente y formule de manera oficial cualquier iniciativa de Washington.
Dicho esto, la lógica falta de entusiasmo por parte de Moscú a una propuesta en apariencia benéfica para todos trasluce la preocupación de qué es lo que tiene en cuenta Trump para facilitar un entendimiento que satisfaga a ambas partes.
Detrás de las frases de efecto, no está claro si el inminente inquilino de la Casa Blanca se refiere a negociar un pacto cuantitativo que disminuya en forma equitativa el potencial nuclear de Estados Unidos y Rusia o, si por el contrario, está convencido de que Moscú –a cambio de que se levanten las sanciones en su contra– está dispuesto a aceptar una reducción cualitativa de su arsenal.
La segunda opción –mientras el presidente Vladimir Putin no tenga otro argumento que las armas de destrucción masiva para exigir a su colega estadunidense un trato de igual– es impensable, dado que Rusia nunca se va a contentar con el papel de parte perdedora en un grandioso acuerdo que sólo beneficie a otro.
Por lo mismo, aquí se cree que, a unos días de que Barack Obama desocupe la residencia oficial, el siguiente inquilino continúa desatado lanzando declaraciones, las cuales, para decirlo en términos boxísticos, cual demoledores ganchos al hígado, no pasan de simples rounds de sombra.
El reconocido experto militar Mijail Jodarionok teme que si la propuesta de Trump se presenta de modo oficial, a cambio de levantar las sanciones económicas, se exija a Rusia renunciar a la elaboración de sistemas ferroviarios de misiles del tipo Barguzin; suspender las pruebas del nuevo misil balístico intercontinental Sarmat; reducir las fuerzas estratégicas con base marítima; detener los trabajos para modernizar el bombardero nuclear TU-160M2, cancelar las investigaciones para crear un armamento hipersónico de alta precisión o abandonar la idea de modernizar los sistemas de defensa antimisiles.
Huelga decir que Jodarionok, coronel retirado que durante años se ocupó en el estado mayor del ejército ruso de las negociaciones de desarme nuclear, enumeró sólo unos cuantos componentes de la respuesta asimétrica de Rusia –que el propio Kremlin se encargó de hacer del dominio público mediante filtraciones a la prensa– a lo que considera amenaza a su seguridad nacional.
Mientras se mantenga lo que origina ese riesgo –sobre todo, la expansión hacia el este de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y la colocación de radares e interceptores cerca de sus fronteras como parte del escudo antimisiles de Estados Unidos–, puede darse por hecho que Rusia jamás aceptará ceder en nada que disminuya su capacidad de respuesta nuclear.
Por tanto, de presentar Trump en tiempo y forma una propuesta que sólo busque conseguir la supremacía de Estados Unidos, no habrá negociación con Rusia, pero si Washington y Moscú se muestran dispuestos a iniciar conversaciones sobre desarme nuclear en torno a una iniciativa ambigua generarán muchas expectativas, aunque lo más probable es que el final de ese dilatado proceso resulte frustrante.
Fuente: La Jornada
http://www.yucatanalamano.com/destacado/no-existe-negociacion-en-curso-con-eu-sobre-desarme-nuclear-rusia/
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