El submarino de la Royal Navy 'HMS Ambush' de propulsión nuclear británico en el puerto de Gibraltar con una tela verde en la zona afectada en tareas de reparación. (EFE)
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El pasado 20 de julio, el submarino nuclear británico HMS 'Ambush' colisionó con el buque petroquímico de bandera panameña 'Andreas' en las proximidades de Gibraltar. El accidente pudo desencadenar un desastre de consecuencias incalculables, pero el Gobierno de Mariano Rajoy sigue sin conocer seis meses después los motivos del choque ni ha efectuado ninguna gestión para averiguarlos. Según ha podido comprobar El Confidencial, ni el Ministerio de Fomento ni el de Defensa han realizado la más mínima indagación para conocer los detalles del accidente. Solo está siendo analizado, en el más estricto secreto, por un departamento de seguridad del Ministerio de Defensa británico.
Reino Unido informó del incidente un día después de que ocurriera y se apresuró a explicar que el HMS 'Ambush' solo había sufrido daños superficiales. El reactor nuclear, manifestó Londres, había salido indemne del choque. Pero esa no fue la única catástrofe que se rozó ese día. El buque 'Andreas' transportaba productos altamente contaminantes que podrían haberse diseminado por las aguas del Estrecho. Y una fisura en el casco del submarino habría enviado al fondo de las playas de la Costa del Sol una fuente de energía nuclear por tiempo indefinido.
El Gobierno en funciones de Rajoy protestó por la tardanza en ser informado de la colisión y reclamó al Ejecutivo de Theresa May que revelara cómo se había producido exactamente. Sin embargo, esa petición todavía no ha tenido respuesta y será difícil que España consiga alguna pista por sus propios medios, a pesar de que el incidente se produjo en las inmediaciones de la costa española y el submarino se refugió tras la colisión en el territorio reclamado de Gibraltar.
Fuentes del Ministerio de Fomento admiten a este diario que los hechos no están sobre la mesa de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), el organismo dependiente de la cartera que dirige Íñigo de la Serna que se encarga de analizar y emitir dictámenes sobre los hechos relevantes que afectan a intereses nacionales en el medio marítimo. El Ciaim ha abierto expedientes en los últimos meses para averiguar los motivos por los que se averió un pesquero en el puerto de Motril, por qué embarrancó un remolcador en Gran Canaria y cómo se ocasionaron grietas en el casco de una embarcación que faenaba en las inmediaciones de Barcelona, entre otros episodios. Sin embargo, Fomento no tiene noticias del 'Ambush' ni tampoco las busca. En la Capitanía Marítima de Algeciras, aseguran que remitieron a Madrid toda la información de la que disponían, pero el expediente debió perderse por el camino.
Fuentes de Defensa también han confirmado a este diario que la colisión tampoco está siendo investigado por este departamento. La Armada envió a la zona a efectivos del Grupo Operativo de Vigilancia Radiológica (Govra) para descartar la existencia de fugas por el choque.
El buque petroquímico de bandera panameña 'Andreas' en las proximidades de Gibraltar. (MarineTraffic.com)
Concluyeron que los resultados no eran “alarmantes”, pero tampoco se han realizado diligencias posteriores para aclarar cómo se produjo, pese al carácter estratégico que tiene la zona para los intereses nacionales.
No era el único motivo para que España investigara los hechos. Los detalles habrían permitido conocer el nivel de amenaza al que estuvo expuesta el pasado julio la población española y evaluar qué probabilidades existen de que se repita un episodio de estas características. El capitán de navío Ángel Liberal Fernández, gran conocedor del Estrecho de Gibraltar, ha publicado en el blog de contenido militar del general Dávila que la colisión es otra “muestra de la irresponsabilidad” de la Armada británica. Por los datos de que dispone, ha llegado a la conclusión de que el HMS 'Ambush' chocó cuando trataba de rebasar al buque 'Andreas' por su quilla en un ejercicio de prácticas. “Al salir a la superficie antes de tiempo por un error de cálculo, el submarino tocó con su vela el casco del buque. El 'Ambush' reaccionó entonces intentando evitar más daños y se inclinó de nuevo contra el fondo. Eso provocó que sufriera daños también en el timón de popa, al rozar otra vez con el buque en esa maniobra de escape”, señala el capitán de navío en conversación con El Confidencial.
La cercanía a la costa de los submarinos nucleares aumenta el riesgo de este tipo de accidentes. (EFE)
Las imágenes posteriores al impacto muestran que, efectivamente, la vela —la torreta que sobresale del casco cilíndrico— y el timón de popa sufrieron las peores consecuencias. A juicio de Liberal Fernández, es inaceptable que la Armada británica utilice una zona tan transitada y poblada como el Estrecho para hacer ejercicios de prácticas tan arriesgados.
Expertos en submarinos ofrecen una versión distinta del accidente, aunque sin disponer tampoco de todos los detalles. Aseguran que, casi con total probabilidad, teniendo en cuenta los daños que sufrió la nave, la colisión se habría producido durante una maniobra de ascenso a superficie. El proceso es rutinario, pero siempre conlleva riesgo, incluso para un submarino de última generación como el 'Ambush', con solo tres años en servicio y un coste de fabricación aproximado de 2.000 millones de euros. Según estas fuentes, el ascenso a cota de superficie es especialmente problemático porque se produce un cambio drástico en el mapa de sonido que deja prácticamente ciego el sónar. Durante dos o tres minutos, la tripulación no sabe qué va a encontrarse cuando emerja. Los problemas se agravan en verano, justo cuando tuvo lugar el accidente, por las distorsiones que genera el calor en la superficie del agua. El 80% de los accidentes de submarinos se ocasiona durante esta peligrosa maniobra, que por ello se afronta casi como una acción de combate.
El submarino de propulsión nuclear HMS Ambush, escoltado por una patrullera de la policía gibraltareña. (EFE)
Los expertos consultados sostienen que ni el Estrecho es el lugar más aconsejable para salir a superficie ('pinchar', en el argot de los submarinistas) ni tampoco debe estar nunca al frente de la nave durante esta maniobra un oficial en prácticas, como ocurría supuestamente en el momento en que chocó el 'Ambush'. Es uno de los pocos datos que se han filtrado en la prensa británica, aunque no ha sido confirmado. Tampoco puede descartarse por ahora la teoría del capitán de navío Liberal Fernández.
Tras el impacto, el submarino fue remolcado al puerto de Gibraltar y, días después, fue trasladado a la base de Clyde (Faslane, Escocia) para iniciar la reparación. Fuentes de la embajada de Reino Unido en Madrid explican que el incidente está en estos momentos bajo investigación de la Autoridad de Seguridad en la Defensa (DSA, en inglés) de su Ministerio de Defensa, pero no ofrecen más información. “La política británica es no hacer declaraciones sobre cuestiones relativas a las operaciones de sus submarinos, ya que perjudicaría, o probablemente podría perjudicar, la capacidad, la eficacia o seguridad de sus fuerzas armadas”, afirman desde la delegación diplomática. En teoría, cuando concluya su investigación, la DSA publicará un informe de conclusiones, pero los detalles en estos documentos suelen ser intencionadamente vagos.
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