Originalmente fue bautizado como Volkhov. (RUSSIAN BLACK SEA FLEET) Perteneciente a la Armada de Rusia, este buque lleva en activo desde 1915.
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Restaurado en varias ocasiones, actualmente el Kommuna está compuesto por materiales como la madera, el acero y el bronce. Mide 96 metros de eslora, 18,57 de manga, tiene una potencia de 894 kW y la tripulación es de 99 personas.
Entre el año 1903 y el 1915, fueron múltiples los buques de la Armada de Rusia que se hundieron en mares y océanos. Los errores humanos, fallos mecánicos y la guerra ruso japonesa (1904-1905) obligaron a la Armada a encargar un buque diseñado para la recuperación de submarinos del fondo marino, el Kommuna, informa el blog Va de barcos. De entre todos los proyectos presentados, fue la fábrica Putilov (actualmente, fábrica Kírov), de San Petesburgo, la ganadora y encargada de construir este navío, un buque catamarán de doble casco, con cuatro estructuras de 18 metros de alto para izar los submarinos accidentados, y equipado con todo lo necesario para su reparación y para dar su apoyo a operaciones de buceo.
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Bautizado originalmente como Volkhov, el buque comenzó a construirse en noviembre del año 1912 (siete meses después de que la fábrica Putilov ganara el contrato) y un año después fue botado. En julio de 1915 entró a formar parte de la Flota del Báltico de la Marina Imperial Rusa como base flotante de la división de submarinos. Con base en Reval (antiguo nombre de la capital de Estonia, Tallín), el Volkhov ayudaba a submarinos rusos y británicos transportando torpedos de repuesto, combustible y alojando a alrededor de 50 tripulantes de submarinos.
Después de la Guerra Civil Rusa (1918-1923) y de haber estado durante ella bajo el control bolchevique, fue rebautizado con el nombre de Kommuna (imagen arriba). Continuó asignado a la Flota del Báltico, rescatando en el periodo de entreguerras diversos submarinos, buques torpedos y hasta alguna aeronave. Durante la invasión nazi de la Unión Soviética de 1941, la llamada 'Operación Barbarroja', el buque fue dañado por los bombardeos alemanes, pero siguió trabajando para recuperar tanques y vehículos de buques de suministro hundidos, submarinos y barcos durante más de tres años, lo que le valió la Medalla por la Defensa de Leningrado a su tripulación.
En 1954 fue modernizado en Holanda, con una sustitución de sus viejos motores por unos más modernos y doce años después, cambió la Flota del Báltico por la Flota del Mar Negro (con base en Sebastopol), y se le añadió la capacidad para transportar sumergibles de grandes profundidades.
En 1984 se pensó que el Kommuna pasara a manos de la Academia de Ciencias de Rusia para ser utilizado como buque de exploración a grandes profundidades. Esto nunca llegó a ocurrir, supuestamente, debido a la falta de fondos, por lo que el buque fue abandonado y expoliado. Sin embargo, el Kommuna se libró del destino que tenían muchos otros buques de terminar como chatarra y en 1999 fue recuperado para el servicio activo después de una completa restauración. En la actualidad, este buque está compuesto de materiales tan distintos como el bronce, la madera y el acero, una mezcla entre los tiempos pasados y los presentes que sigue al pie del cañón en la búsqueda y rescate de submarinos.
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