TOKIO, 19 oct (Xinhua) -- La Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón (FADM) presentó hoy un nuevo destructor con un valor de 735 millones de dólares en la Prefectura de Nagasaki, en la isla de Kyushu, suroeste de Japón, a pesar de los preceptos pacifistas de su Constitución y de la economía estancada que padece problemas de financiamiento.
El buque recién construido de 5.100 toneladas, llamado "Asahi", entrará en servicio con las FADM en 2018. A la ceremonia de presentación asistió el alto viceministro de Defensa Kenji Wakamiya, junto con unas 1.300 personas.
El nuevo destructor comprende tanto un sistema eléctrico de propulsión como un motor de turbina de gas, lo cual lo convierte en un poderoso sistema eficiente en combustible tipo "híbrido", mejorando tanto el rendimiento como en alcance del buque.
El destructor, de 151 metros de eslora y más de 18 metros de manga, también está equipado con tecnología de sonar para detectar submarinos, indicaron observadores militares.
Con un costo de 76.000 millones de yenes (735,37 millones de dólares) para los contribuyentes japoneses, el destructor es una pequeña parte de una creciente cuenta del Ministerio de Defensa de Japón, el cual para el año fiscal 2017 ha solicitado un presupuesto récord, el quinto incremento anual desde que el primer ministro Shinzo Abe retomó el cargo en 2012.
La asignación del presupuesto al Ministerio de Defensa representa un aumento de 2,3 por ciento respecto a su distribución de este año y totalizará más de 5 billones de yenes.
El gobierno, encabezado por Abe, continúa impulsando la expansión del alcance de sus Fuerzas de Autodefensa en el país y en el exterior, y para lograrlo presiona para enmendar la Constitución, a pesar de la amplia oposición y condena pública nacional e internacional.
El nuevo presupuesto de defensa se destinará principalmente a mejorar los sistemas de defensa antimisiles e interceptores, a la adquisición de un nuevo submarino con capacidades de vigilancia avanzadas, y a la compra de bombarderos espías de próxima generación, además de cubrir los costos de más personal.
El gasto del gobierno en defensa continúa aumentando de forma desproporcionada a pesar de que el gobierno lucha por financiar los crecientes costos de bienestar social. Por si eso fuera poco, el país continúa envejeciendo rápidamente y la población disminuye, a la vez que lucha con una deuda pública de más de 240 por ciento del tamaño de su economía y con décadas de deflación.
La solicitud de presupuesto del ministerio también incluye 105.600 millones de yenes en gasto para la modernización de sus sistemas de defensa antimisiles tierra-aire PAC-3. El ministerio espera poder ampliar el rango de los misiles, así como su precisión, a tiempo para las Olimpiadas de Tokio 2020.
Por otra parte, el presupuesto define planes para que el ministerio obtenga sistemas interceptores de misiles que serán desarrollados de manera conjunta entre Japón y Estados Unidos por un monto de 14.700 millones de yenes y las actualizaciones necesarias de los destructores Aegis sobre las cuales son desplegados.
La construcción de un nuevo submarino con capacidades de vigilancia superlativas, señaló el Ministerio de Defensa, también está siendo incluida en el presupuesto, con un costo de 76.000 millones de yenes.
Otro equipo que destaca en la lista de compras del ministerio incluye seis aviones de combate Lockheed Martin F-35, que requerirá de alrededor de 95.000 millones de yenes, además de otras asignaciones para vehículos aéreos no tripulados (UAVs).
En términos de asignaciones de salarios para la mayor cantidad de personal, el Ministerio de Defensa está buscando 74.600 millones de yenes para reforzar algunas de las islas del sur de Japón, así como fondos para establecer una nueva unidad anfibia en la prefectura de Nagasaki, la misma ubicación del lanzamiento del "Asahi" el miércoles.
Abe está decidido a ampliar la esfera de operación de la FADM de Japón con una decisión unilateral a nivel del gabinete para reinterpretar la Constitución pacifista de Japón, pese a la oposición del público y de la comunidad internacional.
La Constitución, por la que todavía se guía la nación, instituida después que Japón perdiera la Segunda Guerra Mundial, prohíbe que Japón mantenga cualquier potencial de guerra o que use la fuerza como un medio para solucionar disputas internacionales.
También decreta de manera inequívoca que el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra.
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