Jerusalén 20 AGO 2016 - 12:28 CEST
Lanzamiento de un misil de crucero desde el Mediterráneo, en una imagen del Ministerio de Defensa ruso. AP
Estados Unidos ha desplegado por primera vez cazas de combate frente a la aviación siria en defensa de las fuerzas especiales norteamericanas, que combaten contra el Estado Islámico junto a las milicias kurdas en el noreste del país árabe. Dos aparatos F22 llegaron a situarse a menos de dos kilómetros de dos cazabombarderos Sujói 24 de fabricación rusa en la tarde de viernes, según informó el Pentágono. El mando de las Fuerzas Aéreas sirias ordenó a sus pilotos que se retiraran a sus bases antes de entrar en contacto directo, aunque ha enviado este sábado más aviones a sobrevolar la zona, como ha constatado la red de información del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El Ejército del régimen del presidente Bachar el Asad ha lanzado durante esta semana un ofensiva contra las milicias de las Fuerzas de Protección del Pueblo (YPG) en Hasaka, a unos 50 kilómetros de la frontera con Turquía. Loscombatientes kurdos pretendían apoderarse, según el régimen sirio, de la parte de la ciudad que seguía bajo control de las tropas gubernamentales. El Partido Unión Democrática (PYD, ala política del PYG) ha proclamado el autogobierno en la región y aspira a lograr un régimen federal para los kurdos —que representan algo menos de la décima parte de los 22 millones del país— tras el conflicto civil.
EE UU ha enviado en los últimos meses 300 soldados de sus fuerzas especiales (unidades de élite utilizadas en operaciones encubiertas y de alto riesgo) para asesorar y apoyar al YPG. Las milicias kurdas de siria —una fuerza rebelde que hasta ahora no estaba siendo atacada por el Ejército sirio— se han convertido en la principal fuerza sobre el terreno contra el ISIS, y cuentan con el pleno respaldo de la coalición internacional encabezada por Washington que bombardea las bases yihadistas del califato.
Un portavoz del Pentágono, citado por Reuters, anunció que han sido enviadas más patrullas aéreas sobre Hasaka, que contaba con 300.000 habitantes antes de la guerra (kurdos y árabes a partes iguales), y donde se han refugiado más de 110.000 desplazados por la guerra. Miles de civiles han huido de la ciudad, donde no hay electricidad y apenas quedan alimentos, desde que se iniciaron los bombardeos de la aviación y la artillería del régimen siria el pasado miércoles. Al menos 39 personas (23 de ellas civiles, incluidos 9 niños) han muerto, según elObservatorio Sirio de Derechos Humanos.
El Departamento de Defensa norteamericano asegura que contactó con el Ejército ruso, a través del canal permanente establecido para evitar incidentes aéreos en Siria, pero sus mandos negaron que tuviesen aviones estuvieses interviniendo en la zona. El Pentágono confirmó que los miembros de sus fuerzas especiales no han sufrido baja. También revela que se solicitó a Moscú que comunicara la situación a Damasco, después de que las llamadas por radio desde Hasaka para prevenir de la presencia de tropas estadounidenses a los pilotos de los cazabombarderos rusos no recibieron respuesta. El Observatorio subraya que las unidades de élite de EE UU se encuentran en una base situada 6 kilómetros al norte de la zona urbana.
Misiles de crucero rusos
En una decisión también sin precedentes desde que su flota en mar Caspio lanzara cohetes sobre Siria poco después de que se desplegara con su aviación, el pasado septiembre, en apoyo del régimen de El Asad, buques de guerra de Rusia lanzaron el viernes misiles de crucero desde el Mediterráneo contra posiciones rebeldes próximas a Alepo. Moscú ha comenzado también a bombardear a los insurgentes desde una base aérea en Irán cedida por el Gobierno de Teherán.
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