Mientras ya sufría fuertes críticas a nivel internacional por ataque a la escuela religiosa infantil en la provincia de Saada, Arabia Saudí llevó a cabo una nueva atrocidad este lunes al bombardear un hospital de Médicos Sin Fronteras en la provincia yemení de Hayyah, matando a 15 civiles y causando heridas a otros 19.
MSF confirmó el ataque y dijo que tres miembros de su personal habían muerto y que tres médicos extranjeros voluntarios en el hospital se hallaban entre los heridos. Éste fue el cuarto ataque contra una instalación de MSF en Yemen en los pasados 12 meses.
“La explosión mató en el acto a nueve personas, incluyendo un miembro del personal de MSF. Otros dos pacientes murieron durante su traslado a otro hospital”, precisó MSF en un comunicado.
MSF informó que había comunicado a los saudíes la localización por GPS del hospital. Pese a ello, él fue bombardeado y los trabajadores de rescate estuvieron bajo la amenaza de ataques de aviones saudíes que sobrevolaban el sitio tras el ataque.
Con el apoyo y la asistencia de EEUU, la agresión saudí contra Yemen ha matado hasta ahora a 9.800 yemeníes, incluyendo cientos de mujeres y niños, en una guerra abiertamente ilegal.
A pesar de las afirmaciones de Riad de que ataca las posiciones de Ansarulá, los bombardeos saudíes van dirigidos contra las áreas residenciales e infraestructuras civiles, según informes de la ONU, y han destruido 250 centros médicos, 800 escuelas y cientos de plantas eléctricas.
El Departamento de Estado expresó su “preocupación” por el ataque al hospital, pero se negó a contestar a las preguntas sobre si tales ataques harían que EEUU interrumpiera su masivo respaldo a la guerra aérea saudí contra Yemen. En realidad, tales declaraciones son totalmente hipócritas. Washington ha apoyado la guerra de Yemen desde el principio desplegando consejeros y oficiales de inteligencia para coordinarse con sus homólogos saudíes y apoyar sus ataques.
La pasada semana, el Departamento de Estado aprobó la venta de 150 tanques Abrams a Arabia Saudí, como parte de un paquete de ayuda de 1.150 millones de dólares. El paquete incluye nuevas armas, como los cañones Galting, así como un extenso programa de entrenamiento para el Ejército saudí. Las ventas de armas norteamericanas a Arabia Saudí, uno de los principales aliados de Washington en la región, alcanzan los 20.000 millones de dólares anuales.
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