POR VLADIMIR ISACHENKOVThe Associated Press
MOSCÚ
El ejército ruso rechazó el domingo las acusaciones del Pentágono de que atacó deliberadamente a las fuerzas de la oposición siria, respaldadas por Washington, alegando que Estados Unidos no advirtió sobre su ubicación.
La zona atacada el jueves por la aviación rusa estaba a 300 kilómetros (186 millas) de distancia de los lugares marcados anteriormente por Estados Unidos como bajo control de las fuerzas de la oposición legítima, dijo el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, el mayor general Igor Konashenkov.
El Pentágono dijo que tuvo una videoconferencia el sábado con los militares rusos para analizar los ataques aéreos rusos del jueves contra la guarnición fronteriza de At-Tanf, que hicieron blanco en las fuerzas de oposición siria que luchan contra el grupo Estado Islámico.
"Los continuos ataques de Rusia contra Al-Tanf, incluso después de los intentos de que Estados Unidos de informar a las fuerzas rusas a través de los canales adecuados de apoyo aéreo en curso de la coalición a las fuerzas que luchan contra el Estado Islámico, crearon problemas de seguridad para Estados Unidos y fuerzas de la coalición", dijo el Pentágono en un comunicado.
Konashenkov respondió que el ejército ruso había advertido con antelación a Estados Unidos del ataque, pero que el Pentágono no le proporcionó las coordenadas de las fuerzas de la oposición legítima, "por lo que fue imposible tomar medidas para ajustar la acción de la fuerza aérea rusa".
Añadió que el ejército ruso había propuesto hace meses compartir información acerca de las ubicaciones de las diversas fuerzas que intervienen en la acción militar en Siria para crear un mapa completo, pero que el Pentágono no colaboró adecuadamente.
Con un tono conciliador, el funcionario explicó en su nota que la videoconferencia celebrada el sábado con el Pentágono fue "constructiva", lo que refleja un interés común para mejorar la coordinación y evitar incidentes.
Rusia ha realizado una campaña militar aérea en Siria desde septiembre pasado, para ayudar a las fuerzas del presidente sirio Bashar Assad en la recuperación de algo de terreno.
El presidente ruso, Vladimir Putin, retiró algunos de los aviones de guerra rusos en marzo, en lo que describió como una medida para ayudar a fomentar las conversaciones de paz, pero el ejército ha mantenido una presencia fuerte en la base aérea de Hemeimeem, en la provincia costera de Latakia, el corazón alauí de Siria, al que pertenece Assad.
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