JAVIER ESPINOSA
Corresponsal en Asia
Bangkok
12/04/2016 03:04
Corea del Sur anunció ayer la supuesta deserción de dos altos cargos norcoreanos el año pasado, incluido un coronel del estratégico Departamento General de Reconocimiento (RGB), uno de los pilares del gobierno comunista leal a Kim Jong Un y que según Seúl sería el militar más significado que se ha pasado de bando desde la guerra que enfrentó a ambas naciones en la década de los 50. El segundo personaje sería un diplomático norcoreano destinado en un país africano.
Hasta ahora, el tránsfuga norcoreano más destacado de los casi 30.000 que han escapado al sur desde el armisticio de 1953 ha sido ex tutor de Kim Jong-Il, Hwang Jang-Yop, que huyó en 1997 durante una visita a China.
Reorganizado en 2009 y dirigida por el general Kim Yong Chol, el RGB es la unidad encargada del espionaje militar y de las operaciones especiales contra Corea del Sur, a la que se achacan operaciones como el hundimiento de un navío militar surcoreano en 2010, el bombardeo ese mismo año de la isla de Yeongpyeong-do o el asalto cibernético contra la firma norteamericana Sony.
Los responsables surcoreanos no quisieron aportar más datos sobre este caso, que se produce tan sólo unos días después de que 13 norcoreanos empleados de un restaurante estatal ubicado en China, huyeran a Corea del Sur, según confirmó Pekín durante la jornada.
La mayor huida de los últimos años
Un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lu Kang, afirmó que el grupo habían abandonado el territorio de su país "mediante pasaportes válidos" en una declaración totalmente inusual para Pekín y que ratifica el claro distanciamiento que se está generando entre China y Corea del Norte, que antaño fueron como "los labios y los dientes", en expresión de Mao Zedong.
Los medios surcoreanos han aportado más datos sobre esta huida masiva -la mayor en los últimos años- e indicaron que los empleados trabajaban en la ciudad portuaria china de Ningbo, en la provincia norteña de Zhejiang.
La agencia Yonhap aseguró que de allí volaron hasta Bangkok y después se trasladaron por tierra hasta Vientiane, la capital de Laos, donde contactaron con los representantes surcoreanos que les ayudaron a viajar a Seúl.
Varios analistas apuntaron que Pekín podría haber aprobado al menos de forma tácita la escapada. "Si han viajado a través de los aeropuertos, China parece haberlo tolerado al no aplicar una inspección minuciosa", opinó Lee Chang-ju, un experto de la Universidad Fudan de Shanghai a la página especializada NK News.
"China ha cambiado de actitud tras aplicar sanciones contra Corea del Norte. Al dejarles ir, está enviando un aviso a Corea del Norte", observó el matutino surcorean Donga Ilbo en su editorial, donde también asumía un apoyo al menos pasivo de Pekín a la huida del grupo.
La oposición surcoreana ha criticado estas noticias -muy poco habituales en un país que siempre ha rodeado de misterio la llegada de huidos norcoreanos- que se conocen en vísperas de las elecciones legislativas que se celebrarán este miércoles en el país, algo que negó un portavoz del Ministerio de Unificación.
"No pudo dejar de considerar que estas revelaciones tan raras son un intento por influir en las votaciones", declaró el politólogo Cheon Seong-Chang, a la agencia Afp.
El diario Hankyoreh, cuya política editorial se opone normalmente a la presidentaPark Geun-Hye, afirmó que fue la oficina de la propia Jefa de Estado quién dio la orden de hacer pública la deserción de los 13 norcoreanos pese a la oposición del Ministerio de Unificación, que consideraba que eso ponía en peligro a los familiares de los huidos.
Desertores entre los fieles
Los 13 desertores eran empleados del entramado de cerca de 130 restaurantes estatales que Pyongyang mantiene abiertos en más de una docena de países como China, Vietnam, Camboya o Tailandia, con el propósito de recabar divisas. En estos recintos se sirve comida típica y las camareras suelen amenizar a los clientes con bailes tradicionales.
El ministerio de Unificación surcoreano estima que esos establecimientos generan cerca de 10 millones de dólares al año y cree que el montante global que obtienen los cerca de 50.000 norcoreanos que trabajan en países foráneos oscila entre los 200 y 300 millones de dólares anuales.
La deserción ha generado una cierta sorpresa ya que se considera que los trabajadores de estos negocios se cuentan entre los seguidores más fieles del régimen liderado por Kim Jong Un.
Para Jeong Joon-Hee, un representante del ministerio citado, "ante la imposición de nuevas sanciones, los restaurantes norcoreanos en países extranjeros están sintiendo la crisis y pensamos que se encuentran bajo mucha presión para que envíen dinero al país".
Las huidas en grupo eran algo recurrente durante la década de los 80 y los 90, cuando Pyongyang no mantenía un estrecho control de sus fronteras y además se veía desbordada por la hambruna que sacudió al país en esa última década.
Pero según los portavoces surcoreanos, el número de desertores que han pedido acogida en Corea del Sur se ha reducido de forma significativa desde la llegada al poder de Kim Jong-Un y el año pasado sólo se contabilizaron 1.276 frente a los 3.000 del 2009, cuando todavía vivía Kim Jong-il.
http://www.elmundo.es/internacional/2016/04/12/570bdc44268e3e79658b45ec.html
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