domingo, 14 de febrero de 2016

El poder militar de Kim Jong-un

XULIO RÍOS

14 febrero 201601:07




El reciente lanzamiento de un cohete de largo alcance por parte de Corea del Norte activó nuevamente las alertas en los países vecinos y en EE UU acerca del desarrollo militar de Pyongyang. El lanzamiento llegaba casi un mes después de que afirmara haber experimentado la primera bomba H de su historia. En enero, Pyongyang afirmó haber superado el reto tecnológico de la fusión con un ingenio que podría ser mil veces superior al de una bomba A clásica. La versión oficial norcoreana alude a la puesta en órbita con éxito del satélite de observación terrestre Kwangmyongsoing-4 a bordo de un cohete.

La militarización del régimen norcoreano se ha convertido en la principal clave para su supervivencia. A pesar de las dificultades económicas y alimentarias del país, el dispendio en la carrera armamentista no deja de crecer. Entre los expertos subsisten las dudas y se interrogan sobre la realidad termonuclear del país eremita, pero el informe 'North Korea Nuclear Futures Project', publicado en 2014, afirma que de aquí a 2020 el stock de ingenios nucleares norcoreanos podría reunir de 50 a 100 cabezas, adaptables a unos 20 ó 30 misiles balísticos. El informe asegura también que Corea del Norte domina ya la miniaturización de las cabezas.

Corea del Norte empezó a desarrollar misiles tácticos de corto alcance durante la década de 1970 a partir de la tecnología empleada en los cohetes Scud, patentada por la extinta Unión Soviética. El régimen empezó a desarrollar y probar en la década de 1990 sus primeros proyectiles balísticos como el Taepodong-1, con un alcance de unos 2.500 kilómetros. El Taepodong-2, con tres fases y un alcance de entre 3.500 y 6.700 kilómetros (radio que algunos expertos elevan a 9.000) podría alcanzar la costa oeste de EE UU.


Empezó a desarrollar misiles de corto alcance a partir de tecnología patentada por la URSS

Su ejército es el segundo mayor de Asia, pero la calidad de sus armas no es tan buena como se cree

En 2015 la degradación de los sistemas de irrigación hizo caer un 50% la recogida de patata y cereal

Aún así, el poder militar norcoreano está poco desarrollado en comparación con el de sus eventuales adversarios. Fuentes rusas recuerdan que dispone de 1,2 millones de soldados y oficiales (el más numeroso de Asia después de China), 7 millones en la reserva, unos 200.000 tipos de armamento, más de 4.000 tanques y mil aviones, pero la calidad de los sistemas armamentísticos no es tan buena como a veces se sugiere, muy dependiente aún de armas soviéticas de los años 60-70. La mayor parte de sus cazas (MIG-17 y MIG-19), por ejemplo, son obsoletos. Contrariamente, dispone de sistemas de lanzacohetes múltiples que permiten disparar a una distancia de 180-200 kilómetros, y logró desarrollar un misil intercontinental que, en teoría, es capaz de golpear objetivos en EE UU. No obstante, su gran apuesta son las unidades mecanizadas de infantería, reforzadas con tanques, vehículos anfibios y puentes flotantes para el transporte de equipos y tropas, que le permitiría en caso de conflicto destruir gran parte del potencial industrial en el área metropolitana de Seúl. En materia de buques o submarinos, sus medios se han reducido significativamente.

Algunas de estas armas fueron mostradas en octubre último, con motivo del desfile militar conmemorativo del 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Kim Jong-un justificó entonces la política de dar prioridad al Ejército con una exhibición de músculo castrense.

Su industria de defensa incluye unas 180 fábricas subterráneas que producen fusiles Kalashnikov, armas pesadas, carros de combate y otras armas.

Un contraste inevitable

Dos informes de la FAO señalaban el pasado año que debido a la degradación de los sistemas de irrigación, la recogida de patatas y de cereales cayó un 50% en varias regiones afectadas por la sequía. Por término medio, la caída en relación a 2013-2014 sería del 24% para las patatas y del 26% para los cereales. La misma organización estimaba que 24,6 millones de personas (de 25 millones) se incluían en la categoría de víctimas de la inseguridad alimentaria. En 2012, Pyongyang aceptó poner fin a sus test nucleares y balísticos como compensación de una entrega de 240.000 toneladas de cereales y ayuda alimentaria de EE UU.
 
La dificultad para obtener un conocimiento exacto de la situación en Corea del Norte es paradigmática. La debilidad de las informaciones y la lenta evolución interna en un contexto de aislamiento casi absoluto del país complican cualquier diagnóstico certero. Pero es evidente que el arma nuclear y la gesticulación castrense no solo representan una protección considerada necesaria contra la superpotencia estadounidense sino un mecanismo de presión para recibir a cambio ayuda para la subsistencia.

El descubrimiento de fuertes reservas de tierras raras estimadas en abril de 2005 en 48 millones de toneladas (las segundas más importantes del planeta tras China) reduce la vulnerabilidad económica del país, a poco que se gestione su explotación. Asimismo, la recuperación de ciertos lazos con Moscú abre vías compensatorias de su enturbiada relación con China.

Corea del Norte sigue mentalmente atada a la historia inacabada de una guerra pendiente de un armisticio desde hace más de 60 años. Su capacidad nuclear se ha convertido en el principal medio de legitimación de su oligarquía y baza irrenunciable para lograr sus principales reivindicaciones: diálogo directo con EE UU, pacto de no agresión y tratado de paz.

Pese a tanta gesticulación y el belicismo en boga, todo apunta más a ejercicios disuasorios que a preparativos para un conflicto abierto.

Mientras China condenó la nueva acción norcoreana, EE UU, Japón y Corea del Sur compartieron información y trataron las posibles medidas de cooperación. El Consejo de Seguridad estudia la respuesta ante lo que califican de un acto provocador que amenaza la seguridad regional. Este escenario de reacciones, con pequeños matices, se viene repitiendo desde 2006.

La apuesta china por la desnuclearización de la península está de nuevo en entredicho pero es dudoso que acepte aumentar la presión tal como pide Washington. China considera que la reiteración de las bravuconadas norcoreanas constituyen la mejor evidencia de la inutilidad de las sanciones a las que responde Kim Jong-un con desafíos cada vez mayores. La frustración china por el comportamiento díscolo de su aliado se complica con el avance de la presencia militar estadounidense en la región. El acuerdo de Washington con Teherán, antiguo socio de Corea del Norte en el 'eje del mal', añade verosimilitud a la oportunidad de que Barack Obama, en el tramo final de su mandato, intente de nuevo el diálogo con Pyongyang. 



 
 
 
 http://www.larioja.com/internacional/201602/14/poder-militar-jong-20160214010704-v.html

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